El cardenal australiano George Pell (i), a su salida de la Corte Suprema de Victoria, este miércoles, en Melbourne (Australia).
El cardenal australiano George Pell (i), a su salida de la Corte Suprema de Victoria, este miércoles, en Melbourne (Australia).
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EFE

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El Cardenal Pell seguirá en prisión por pederastia tras serle negada su apelación

Continuará en la cárcel cumpliendo una condena de seis años por pederastia.

El cardenal australiano George Pell, que llegó a ser el número 3 del Vaticano, seguirá en prisión para cumplir una condena de seis años por pederastia después de que un tribunal de su país desestimara este miércoles su apelación, aunque el religioso estudia presentar otro recurso.

El Tribunal Supremo del estado de Victoria confirmó la condena emitida en marzo contra Pell, por cinco cargos de pederastia, incluido uno por penetración oral, cometidos contra dos chicos del coro de la catedral de Melbourne entre 1996 y 1997.

El juicio contra el cardenal, que se convirtió en el máximo jerarca de la iglesia católica condenado por pederastia, se celebró rodeado de un fuerte secretismo por la prohibición de un juez de informar temporalmente sobre el proceso.

"Seguirá sirviendo su condena de seis años de cárcel y podrá solicitar la libertad condicional después de haber cumplido 3 años y 8 meses de su sentencia", dijo la presidenta del tribunal, Anne Ferguson, al inicio de la lectura de la sentencia.

Tras conocerse el fallo, una portavoz del prelado del 78 años dijo que si bien Pell está "obviamente contrariado", su equipo legal "examinará con profundidad la decisión para determinar si la recurre ante el Tribunal Superior", la máxima instancia judicial del país.

El recurso de Pell se basó en tres argumentos, el principal de los cuales alegaba que el jurado no pudo haber determinado su culpabilidad más allá de toda duda razonable por basarse en el testimonio de una persona, identificada como "J", quien denunció a Pell en 2014 tras la muerte de la otra víctima, "R", por una sobredosis de heroína.

La defensa del prelado intentó desacreditar al demandante y tras un exhaustivo análisis de los testimonios y las pruebas presentadas en el juicio anterior, dos de los tres jueces concluyeron que los miembros del jurado "no experimentaron duda".

"La presidenta del tribunal y el juez (Chris) Maxwell (titular del Tribunal de Apelaciones de Victoria) aceptaron la presentación de la fiscalía que indica que el demandante era un testigo fiable, claramente no era un mentiroso ni fantasioso y era un testigo de la verdad", dijo la magistrada.

Durante el proceso, los abogados de Pell argumentaron que había trece "obstáculos" que impedían que cometiera los abusos, entre ellos la imposibilidad de que levantara la aparatosa y pesada sotana para cometer la penetración oral contra "J".

"La presidenta del Tribunal y el juez Maxwell determinaron que las sotanas podían ser manipuladas de tal manera que se podría describir como que fueron movidas o apartadas hacia un lado o separadas", de acuerdo al fallo.

Los dos jueces avalaron la veracidad del relato del demandante contra Pell, que siempre ha defendido su inocencia.

"No trató de embellecer sus pruebas ni de adaptarlas favorablemente para la acusación. Como era de esperar, había algunas cosas que podía recordar y muchas cosas que no podía recordar. Y sus explicaciones de por qué eso era así sonaban a verdad", precisaron.

Los otros dos argumentos de la apelación, que estaban relacionados con supuestos errores de procedimiento y habrían podido forzar la repetición del juicio, fueron rechazados por los magistrados por unanimidad.

La decisión de los jueces fue recibida con "alivio" por parte del demandante, cuya identidad permanece anónima.

"El proceso penal ha sido estresante. El viaje me ha llevado a lugares de los que, en los momentos de más oscuridad, temí no poder regresar", dijo "J" en un comunicado leído por su abogada, Vivian Waller.

"J", quien asegura no querer liderar públicamente la lucha de las víctimas de pederastia, negó que su denuncia, criticada por comentaristas conservadores, responda a un afán de "ganancia personal" o que cause daño a la Iglesia católica.

"He arriesgado mi privacidad, mi salud, mi bienestar, mi familia. No he dado ninguna indicación a mi abogada en relación a una demanda de indemnización. No se trata de dinero y nunca lo ha sido", aseguró.

"No tengo la misión de causar daño a nadie. Aunque mi fe se ha visto golpeada sigue siendo parte de mi vida y de las vidas de mis seres queridos", indicó la víctima.

Pell, encarcelado desde febrero, permanecerá en prisión hasta al menos 2022, cuando podrá solicitar la libertad condicional, y seguirá en el registro de pederastas, a menos de que prospere alguna de sus apelaciones.

EFE