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Con normas de protección, 200 mil portugueses vuelven a clase este lunes 

De los dos últimos cursos de secundaria (16 y 17 años).

Cerca de 200.000 alumnos, de los dos últimos cursos de secundaria (16 y 17 años), volverán a clase este lunes con medidas de protección, como el uso obligatorio de mascarillas y la reorganización de horarios y espacios para asegurar el distanciamiento entre estudiantes.

Los alumnos de 11º y 12º -previos a los estudios superiores- y de los cursos equivalentes de los ciclos profesionales regresarán al instituto, donde encontrarán un escenario muy diferente al que dejaron hace dos meses, cuando se suspendieron las clases presenciales.

A partir de este lunes, tendrán que seguir las lecciones con el uso obligatorio de mascarillas, que serán repartidas por los centros educativos, y lavarse las manos al entrar y al salir de la escuela.

Para reducir al mínimo el contacto, los alumnos se organizarán en grupos que tendrán horarios de clase, descansos y períodos para comer propios, para no cruzarse con los demás, y utilizarán siempre la misma sala.

Las clases deben darse en espacios lo más amplios posibles -se utilizarán, cuando existan, auditorios y otras salas de gran tamaño- y, si es posible, cada grupo deberá tener una zona específica de la escuela en la que poder circular sin cruzarse con el resto de alumnos.

En las clases, debe haber una distancia de al menos 1,5 metros entre los estudiantes, por lo que las mesas se pegarán a las ventanas y las paredes para que queden lo más separadas posible.

También se organizarán circuitos de entrada y salida de cada grupo para que haya el menor contacto posible.

Con estas medidas, Portugal espera reducir al máximo el riesgo de contagio para miles de alumnos que cursan lo que el Gobierno considera "años decisivos" para el acceso a la enseñanza superior y su ingreso en la vida activa.

El resto de estudiantes terminará el curso con formación a distancia en casa a través de clases virtuales y de las lecciones televisivas de la "telescuela".

En las últimas semanas, las escuelas portuguesas se han ido preparando para la "vuelta al cole": las Fuerzas Armadas han repartido más de 4 millones de mascarillas, 17.000 litros de desinfectante y otros equipos de protección e higiene para los centros educativos.

"Esto va a servir para entrenar para el próximo año lectivo, en el que tendremos que convivir con el Covid-19", dijo el pasado viernes el primer ministro luso, António Costa.

El regreso a las clases forma parte de la segunda fase de desescalada en Portugal que arranca este lunes, cuando también abrirán las guarderías, aunque durante las primeras dos semanas se mantendrán las ayudas económicas a los padres que prefieran mantener a sus hijos en casa.

Hasta el pasado viernes, el 80 % de los trabajadores de las guarderías ya se habían sometido al test de coronavirus.

Además, se retomarán las visitas en las residencias de ancianos, con restricciones: una visita semanal de máximo 90 minutos, de una única persona, y con mascarilla y medidas de higiene.

Podrán abrir restaurantes y cafeterías, con una limitación de su capacidad al 50 %; terrazas; y tiendas de hasta 400 metros cuadrados que tengan salida directa a la calle (hasta ahora sólo estaban abiertas las de menos de 200 metros).

También volverán a abrir los museos y monumentos, las autoescuelas y oficinas de inspección de vehículos y los cámpings.

Para la siguiente fase, que será evaluada dentro de 15 días y arrancará el 1 de junio, está prevista la apertura del resto de comercios, de cines y salas de espectáculos con limitaciones de capacidad y el desconfinamiento parcial del teletrabajo.

EFE

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