Personal médico trabaja el 12 de marzo, en la UCI del Hospital de M'Boi Mirim, en un suburbio de Sao Paulo.
Personal médico trabaja el 12 de marzo, en la UCI del Hospital de M'Boi Mirim, en un suburbio de Sao Paulo.
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EFE/FERNANDO BIZERRA/Archivo

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Brasil teme ahora a la falta de oxígeno y fármacos con unas UCI desbordadas

Y que ocurra un "colapso dentro del colapso".

Brasil, epicentro global de la pandemia del coronavirus, teme a la falta de oxígeno y medicamentos en unas Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) que están al límite, mientras espera la llegada del primer lote de vacunas del programa internacional Covax, prevista para este domingo.

Los gobernadores regionales han alertado sobre la posibilidad de que ocurra un "colapso dentro del colapso" que ya vive el sistema público de salud, como consecuencia de la explosión de contagios que ha golpeado a todo el país al mismo tiempo.

¿El motivo? La escasez, detectada en algunas zonas de Brasil, de sustancias que se usan para los pacientes con cuadros graves de covid-19. Es lo que se conoce como el "kit de intubación", que incluye oxígeno, analgésicos, sedativos y bloqueadores neuromusculares, entre otros medicamentos.

El problema radica en la saturación cada vez mayor de los hospitales.

Las UCI de 25 de los 27 estados brasileños están con un índice de ocupación igual o superior al 80 % -en 15 estados ya están al 90 %-, lo que ha provocado que empiecen a escasear estos insumos médicos de vital importancia.

Brasil acumula hasta la fecha acumula cerca de 12 millones de positivos y 293.000 muertes por covid-19, según datos oficiales.

En los últimos cinco días ha sumado más de 2.400 fallecidos diarios asociados a la enfermedad y las previsiones para las próximas semanas no apuntan a una mejoría, más bien lo contrario.

Crecen las alertas de desabastecimiento 

Esta semana, el Frente Nacional de Alcaldes, que agrupa a los dirigentes municipales brasileños, advirtió que en al menos 76 ciudades las reservas de oxígeno están cerca de agotarse.

La Fiscalía General alertó también al Ministerio de Salud de que los estados amazónicos de Acre y Rondonia, en el norte, pueden empezar a sufrir desabastecimiento a partir del miércoles de la semana entrante.

 En otros puntos del país, con una mejor estructura sanitaria, a priori, también ha habido problemas con el suministro de oxígeno.

En Sao Paulo, la ciudad brasileña más golpeada en números absolutos, con casi 600.000 positivos y más de 20.000 muertes, una decena de pacientes fueron transferidos este fin de semana a otro hospital debido a un retraso en la entrega de cilindros de oxígeno por parte de la empresa responsable.

En la zona metropolitana de Porto Alegre, las autoridades notificaron la muerte de seis personas también por "problemas en la distribución de oxígeno".

En este marco, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa) ha tomado una serie de medidas para evitar males mayores, como eliminar burocracias para el registro, distribución e importación de estos medicamentos, y autorizar que se puedan rellenar cilindros industriales con gas medicinal.

Mientras, el Ministerio de Salud sigue en proceso de transición desde que el lunes pasado el presidente Jair Bolsonaro, negacionista sobre el peligro del virus, anunció a su cuarto ministro de Salud desde el inicio de la pandemia, el cardiólogo Marcelo Queiroga.

Sin embargo, Queiroga aún no ha asumido de forma oficial la cartera, en momentos en que el país rompe de forma consecutiva sus récords de muertes y contagios.

Además, la revista Crusoé publicó en la víspera que el futuro ministro está imputado en una acción penal por un presunto "delito contra el patrimonio público" al dejar de recoger, según el reportaje, las contribuciones a la Seguridad Social de los empleados de una clínica privada que administró.

EFE

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