Share:

La ‘perla’ del alcalde de Santa Marta con las campañas culturales

Los recursos de un convenio con una fundación se invirtieron en miles de camisetas, bolígrafos negros, muchas vallas publicitarias y propaganda en plena época electoral.

El 2 de marzo de 2012, dos meses después de que el alcalde de Santa Marta, Carlos Eduardo Caicedo Omar, tomara las riendas de la administración de la ciudad, una entidad sin ánimo de lucro denominada ‘La Perla Cultural y Tú También’ fue registrada ante la Cámara de Comercio.

En su corta experiencia en el ámbito cultural, a esta corporación solo se le conocieron la creación de dos festivales de música llamados Sierramar Fest que se llevaron a cabo en Santa Marta en 2012 y 2014, aunque en la actualidad la página web oficial de estos eventos ya no existe (sierramarfest.org) y sus redes sociales no tienen actividad desde hace al menos seis meses.

Alejandro Arizmendi Echeverri, hijo del prestigioso periodista Darío Arizmendi, y quien figura como uno de los socios fundadores de la Fundación La Perla Cultural, no es reconocido por su trayectoria en este ámbito cultural, como sí lo es en el gremio de la construcción, pues este arquitecto es el propietario de Lattitude Studios, una empresa de diseño reconocida como una de las de mayor prestigio en la ciudad.

De hecho, la sede física de la fundación La Perla es la carrera 4 N. 13-14, oficina 302, la misma dirección registrada por la empresa Lattitude Studios que, según consta en sus proyectos realizados, ha diseñado al menos 8 proyectos para obras de la Alcaldía de Santa Marta en calidad de clientes, entre ellos, la red de parques urbanos, el edificio complementario del mercado, el mejoramiento de las canchas deportivas en las instituciones educativas y la renovación urbana de San Andresito.

Para la Alcaldía de Santa Marta la trayectoria de la Fundación La Perla en sus tres años de vida jurídica fue suficiente prenda de garantía para firmar con ellos el convenio de asociación número 5 del 2 de marzo de 2015, cuyo objeto es la realización de una serie de eventos de cultura ciudadana en el desarrollo de la campaña ‘Santa Marta está cambiando, ponte la camiseta’, suscrito por un valor de 3 mil 143 millones 168 mil pesos, sobre los cuales la Alcaldía aportó 2 mil 806 millones 400 mil pesos provenientes de los presupuestos de participación comunitaria y de los planes de tránsito, dotación de equipos y seguridad vial.

El convenio contempla la ejecución de 4 programas: Verde mi Ciudad (medioambiental), Muévete bien (musical y artístico), Yo soy Paz (seguridad y convivencia ciudadana) y Somos una Santa Marta (cuidado de los patrimonios comunes), los cuales deberían materializarse durante nueve meses, de marzo hasta diciembre 31 de 2015. A la fecha, la Fundación ya ha recibido, según el cronograma, 2 mil 245 millones 120 mil pesos, aunque las actividades realizadas hasta ahora no reflejan la magnitud de los recursos. O sea, en seis meses debieron haber ejecutado el 80% del presupuesto, lo que implicaría haber ejecutado gran parte de las campañas, lo cual no es asì.

Irregularidades con tinte electoral

Zona Cero hizo una revisión del convenio suscrito entre la Alcaldía y la Perla Cultural así como del presupuesto presentado por esta Fundación para justificar los gastos y se encontró con una serie de presuntas irregularidades que, sumadas a la época electoral, deberían llamar la atención de los organismos de control.

La primera de estas es que el presupuesto de ejecución de la Fundación, ajustados milimétricamente a los recursos dispuestos por la Alcaldía de Santa Marta, fueron planeados a 12 meses, aun cuando el convenio se firmó en marzo de 2015 para ejecutarse por los 9 meses siguientes, por lo que no hay lugar a que la Fundación hubiera utilizado estos dineros en los tres primeros meses del año, cuando el convenio aún ni siquiera se había suscrito. ¿En dónde terminó este dinero?

Otro hecho que genera la pronta intervención de los entes de control es que de los presupuestos de cada una de las cuatro campañas –entre 600 y 756 millones, solo alrededor de un tercio de los recursos fueron destinados a la ejecución misma de las actividades y talleres programados (contratación de personal, alquileres de equipos, etc), pues el resto del dinero se invirtió en campañas de divulgación a través de vallas y hasta en el pago de spots televisivos y cuñas radiales a nivel regional y nacional.

Zona Cero hizo una selección de algunas de esas destinaciones en cada uno de las cuatro campañas, las cuales dejan entrever que quizás los gastos no sean tan pertinentes para una campaña de cultura ciudadana, pero sí para una campaña electoral:

Presuntas irregularidades en la campaña.

El programa ‘Verde mi Ciudad’, a través del cual se plantearon eventos de protección del medioambiente, presentaciones artísticas y culturales, contempla también gastos curiosos, como la compra de 700 bolígrafos negros y mil camisetas blancas.

Además, justificaron el alquiler de 7 vallas publicitarias por 12 meses (excediendo los 9 meses del convenio), cada una por un valor de 4 millones 60 mil pesos por mes, para un total de 341 millones solamente para promocionar las actividades de este programa. Aun así, este medio hizo un recorrido por las principales vías de la ciudad en dos ocasiones y no se encontró con ninguna de estas.

Causa curiosidad que también se destinaron 129 millones de pesos para promocionar las campañas ambientales a través de cuñas radiales y spots televisivos en “medios regionales y nacionales”, pese a que se trata de una campaña que busca sensibilizar a los habitantes de Santa Marta. En cambio, para promociones de la campaña en medios locales solo utilizaron 26 millones de pesos.

Presuntas irregularidades en la campaña.

El programa ‘Muévete bien’ se diseñó para que, a través de grupos artísticos y culturales, así como con artes escénicas, se promovieran la cultura ciudadana en temas de movilidad. En dichos programas se hizo una práctica común la supuesta contratación de vallas publicitarias que, en este caso, significaron la mitad del presupuesto destinado para la campaña, y las cuales tampoco pudieron ser identificadas en los recorridos que hizo este medio de comunicación, pese a que se contrataron durante 12 meses, excediendo nuevamente el plazo de 9 meses pactado en el convenio.

Asimismo, tanto en este como en los otros programas, se incluyó el pago de 3 millones 600 mil pesos para la creación de redes sociales en cada una de las campañas. Lo incomprensible es que ninguno de los programas tiene cuentas en redes y toda la información es canalizada por las cuentas de la dirección de Cultura de la Alcaldía y de la misma Fundación, las cuales existían previamente. En este programa se volvieron a invertir recursos en la compra de cientos de camisetas blancas.

Presuntas irregularidades en la campaña.

En la campaña ‘Yo soy paz’, diseñada para promover temas de seguridad y convivencia ciudadana, se vuelve a ver las mismas prácticas, al igual que las campañas anteriores: alquileres de vallas publicitarias que significan la mitad (en este caso más) de los recursos destinados para la ejecución de la campaña, así como la inversión innecesaria de publicidad a nivel regional y nacional de programas que, a la final, les queda un bajo presupuesto para materializarse.

Presuntas irregularidades en la campaña.

El programa ‘Somos una Santa Marta’, que fue creado para promover el cuidado del patrimonio común de la ciudad, como parques, calles y los escenarios, tampoco escapó al mismo esquema: contratación de vallas publicitarias inexistentes, exagerados pagos a medios de impacto regional y nacional, pago por crear redes sociales que no se encuentran en las redes y, en este caso particular, la compra de una treintena de resmas de papel y más bolígrafos y marcadores; un coctel perfecto no tan pertinente para concientizar a los habitantes de la ciudad, como para promover una recolección de firmas en plena campaña electoral.

Con la intención de confrontar la información, Zona Cero se puso en contacto con el alcalde de Santa Marta, Carlos Caicedo, quien no respondió a los mensajes. Asimismo, Alejandro Arizmendi, que hace parte de la junta directiva de la Fundación, manifestó que el operador no es el encargado de rendir informes sobre la utilización de estos recursos públicos, sino la Alcaldía.

Este medio de comunicación también consultó a Laura Agudelo, secretaria de Cultura del Distrito, quien prefirió no dar respuesta y solicitó en cambio una solicitud formal vía correo electrónico, la cual no había sido respondida al momento de esta publicación.

Más sobre este tema: