Luis Miguel Padilla Sotelo y Verónica Virginia González Subiría.
Luis Miguel Padilla Sotelo y Verónica Virginia González Subiría.
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Juan Pablo Mercado.

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“Verónica estaba empezando a vender las sopas del día cuando llegaron los sicarios disparando”

La mujer y uno de sus comensales, Luis Miguel Padilla Sotelo, murieron.

Verónica Virginia González Subiría tenía alrededor de 5 años vendiendo sopas en frente de su casa, en el barrio La Central.

Ayer miércoles no fue la excepción. Su negocio gozaba de mucha popularidad por su buen sazón. 

Eran alrededor de las 12 del mediodía cuando a su improvisado restaurante llegó Luis Miguel Padilla Sotelo, de 27 años, junto con su pareja sentimental. Se sentaron en una mesa y Verónica les sirvió dos platos de sopa. 

Pasado unos minutos, la compañera de Luis Miguel se levantó a comprar una chicha en la tienda y fue en ese instante cuando llegaron dos sicarios en moto.

“Yo me paro a comprar una chicha en la tienda y cuando estoy discutiendo con el de la tienda por una chicha dañada escucho los disparos”, comentó la esposa del joven.

Luis Miguel fue impactado en varias ocasiones y quedó tendido en el suelo. En ese instante, según contaron testigos a familiares, Verónica en medio de su desespero empezó a correr y los sicarios también le dispararon.

“Yo estaba reposando en el cuarto cuando escuché los impactos de bala. Cuando salgo veo al muchacho que está tendido y la veo a ella tendida en el piso también. Yo la monté en una moto con un vecino y la llevamos a la clínica, pero que va, cuando llegó estaba muerta”, contó Naun Rincón, esposo de Verónica.

También Luis Miguel fue llevado al mismo centro asistencial, La Misericordia, ubicado en el barrio, pero de igual manera llegó sin signos vitales. 

La Policía Metropolitana no se ha pronunciado por este doble crimen y la comunidad espera contundencia por parte de esta para contrarrestar los hechos violentos en este barrio y sus alrededores, debido a que no es el primer caso registrado este mes en la zona.

Luis Miguel, según cuentan familiares, nunca recibió amenazas de muerte, residía a la cuadra siguiente en donde ocurrieron los hechos, dejó tres hijos,  era el segundo de nueve hermanos y se dedicaba a varios oficios.

Por su parte, a Verónica, también contó su familia, que no se le conoció problema alguno y muestra de ello es que todos los días se colocaban en frente de su casa, sin temor a nada, a vender sus sopas.  La mujer dejó 9 hijos.