Patrullero Luis Seña Sena
Patrullero Luis Seña Sena
Foto
Zona Cero

Share:

“Sentí que la vida se me iba, pero pude pedir auxilio”: patrullero herido en la Estación San José

Llegó en muletas a la eucaristía que realizó la Policía en honor a los seis policías fallecidos.

En muletas, y con secuelas aún en su cuerpo, llegó el patrullero Luis Seña Sena a la eucaristía, que se celebró en la mañana de este martes en la capilla de la Escuela Antonio Nariño, con el fin de rendir un homenaje a los seis compañeros que fallecieron en el atentado terrorista a la Estación de San José, luego de cumplirse un mes de ese fatídico hecho.

 “Gracias a Dios por la nueva oportunidad que nos dio y vemos que él tiene un propósito aquí en la tierra y esto es un motivo para uno recapitular. Mi recuperación en la parte física tengo unos procedimientos pendientes  y en la parte emocional hay bastantes secuelas. A mí en lo personal me afectó mucho porque ahorita el 20 hicieron escasos tres meses que mi mamá falleció y entonces salir de un trauma para caer en otro que era ver a mis compañeros allí tirados es fuerte”, dijo el patrullero.

Recordó que él fue afortunado porque, a pesar de haber estado a menos de dos metros donde explotó la carga explosiva, la mayoría de sus heridas no fueron de consideración.

“Yo estaba relativamente cerca donde supongo que estaba la carga instalada y Dios tiene su propósito con cada uno de nosotros. Yo pienso que lo mío fue algo especial porque a pesar que estaba relativamente cerca, a escasos menos de 2 metros de donde estaba la carga, mis heridas fueron pocas. Solo una que fue de consideración por tener obstrucción en la arteria radial por una esquirla. Sin embargo, lo importante es que estamos vivos y con ganas de echar para adelante”, reveló.

Del mismo modo recordó a sus seis compañeros fallecidos, en especial a Jossimar Márquez Navarro.

“Evoco principalmente al patrullero Márquez Navarro Jossimar. Era una persona que siempre en los turnos nocturnos mantenía esa jocosidad de ponerle la chispa. Éramos un grupo muy unido, un grupo a que cualquier ciudadano llegaba y decía que tenía cierta necesidad buscábamos la forma de colaborarle y entre todos recogíamos para aportarle a ese ciudadano”, recordó.

Esas escenas de ver a sus compañeros tirados en el suelo tras la explosión aún las lleva en su mente. Confesó que cuando se acuerda llora por lo ocurrido, pero sabe que sus compañeros están en el cielo y desde allá están ayudando a todos los que resultaron heridos. De igual forma narró los momentos de angustia que vivió tras la explosión.

 “Todos estábamos reunidos y nos reíamos del patrullero Cano (uno de los fallecidos) porque siempre salía con sus chistes y de un momento a otro todo se desapareció. No se veía nada por la cortina de humo y luego pude ver a los compañeros allí tirados. Pues yo en particular no sentía mi pierna izquierda, solo veía mi brazo correr sangre a chorro por la manga de mi camisa. Sentí que la vida se me iba,  pero tuve la voz para pedir auxilio”, contó el patrullero.

Luis cuenta con 29 años y no se cansa de darle gracias a Dios porque sigue con vida. Desde hace 5 años pertenece a la Policía y se vino desde su natal pueblo San Pedro de Urabá, en Antioquia, a trabajar en Barranquilla, donde reside con su esposa.

Aunque el terrorismo le dejó secuelas en su cuerpo y su alma, aún guarda la esperanza de ver algún día a Colombia libre de la violencia.

Más sobre este tema: