Playa de Riohacha, imagen de referencia,
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A punto de ahogarse 2 ladrones que se lanzaron al mar para evitar ser linchados

La turba que los perseguía terminó salvándoles la vida.

El remedio casi les resulta peor que la enfermedad a dos delincuentes que estuvieron a punto de morir por inmersión, cuando se lanzaron a nado al mar en Riohacha huyéndole a una turba que los perseguía para lincharlos.

Paradójicamente los perseguidores que buscaban cobrar justicia con su propia mano, terminaron rescatando a los dos hombres, y finalmente los dejaron ir sin causarles daños.

El gesto de perdón y de salvarles la vida de las profundidades del mar a los antisociales, fue tomado por muchos creyentes en la fe católica como un acto misericordioso de estas personas, una prueba de Semana Santa que supieron responder al poner por encima de la sed de venganza, el bien supremo de la vida de estas dos individuos al margen de la ley.

La historia completa es la siguiente: en horas de la tarde de este miércoles santo 13 de abril, dos delincuentes jóvenes provistos de armas cortopunzantes atracaron a una turista que realizaba actividades deportivas en la playa cerca al sector de la cárcel de Riohacha.

La víctima pidió auxilio y varias personas salieron en su ayuda, al grupo se sumaron unos bañistas, y de un momento a otro los hampones se vieron perseguidos por una turba, cuyas intenciones hubiesen terminado probablemente en un linchamiento.

Para ponerse a salvo de los perseguidores, los ladrones se lanzaron al mar y comenzaron a nadar desesperadamente alejándose pronto de la playa.

Sin embargo, en esa desesperación llegaron a un punto tan distante de la orilla en el que no tocaban fondo, y además el agotamiento físico les impedía maniobrar, por lo que estaban a punto de morir por inmersión.

Fue entonces cuando empezaron a lanzar gritos de socorro, clamando ayuda inmediata, pues estaban sin fuerzas en un sitio profundo, es decir, enfrentaban una muerte segura.

La turba que los perseguía se percató del peligro que corrían los ladronzuelos, y de perseguidores pasaron al rol de salvadores.

Dos lanchas fueron alistadas rápidamente y salieron al rescate de los dos hombres, quienes subieron a bordo sanos y salvos, solo con el susto de las dos terribles experiencias: morir linchados o ahogados.

Una vez en la playa los sujetos entregaron lo robado a la víctima y terminaron agradeciendo que les salvaran la vida.

En otro gesto de perdón por los días santos, la gente decidió no llevarlos a la Policía y los dejó ir, con el comentario de que ya habían tenido lo suficiente.

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