Haciendo gala de ese humor proverbial de los barranquilleros de sacarle broma a todo lo que acontece a su alrededor, la semana pasada comenzó a circular en redes sociales un meme que reflejaba el fenómeno  que afecta a la ciudad, y del que todo el mundo habla a donde llega: la inseguridad rampante.

“Pregunta del día en Killa…Aja llave, ya te atracaron?”, reza textual el mensaje de letras blancas y fondo negro que circula de celular en celular, y que pretende darle tono de humor a un fenómeno al que en realidad no se le ve nada de gracioso, y por el contrario tiene a la ciudadanía alarmada y a las autoridades al borde del desespero.

Si por las informaciones que vemos en redes y medios de comunicación, la realidad nacional de las principales ciudades del país, Bogotá, Cali o Medellín, la situación marca la misma tendencia.

Lo mismo que se da aquí ocurre por allá, o viceversa, pero la situación no es para que sirva de ‘consuelo de tontos’, sino para emprender planes decisivos a fin de frenar tanta inseguridad y darle tranquilidad a la gente.

Atracos que sorprenden a comensales de negocios de comida, a automovilistas, en fin un hampa también desbordada en el interior del país.

Lo peor del caso es que en Barranquilla no solo estamos cercados por los atracos callejeros, en buses, en locales comerciales, en la terraza de las casas, en donde uno se meta.

Otro delito que asusta a la ciudadanía es el de los homicidios que ocurren a cualquiera hora del día o de la noche. “El balín está bajito”, es otra frase de humor oscuro para denotar el auge de los asesinatos con armas de fuego. 

Las balas asesinas no solo alcanzan  objetivos específicos, como podría suponerse con el caso reseñado por Zona Cero sucedido en el barrio El Bosque, donde fue asesinado Jonathan Velasco Mercado.

Ese ataque dejó  otra víctima mortal e inocente, Gustavo Adolfo Miranda Flores, de 69 años, un hombre enfermo, sin líos con nadie, y quien resultó alcanzado ‘accidentalmente’ por las balas de unos pistoleros que mató a Velasco.

En cuanto a estas cifras, de acuerdo con un reporte del Instituto de Medicina Legal conocido por este medio, Barranquilla alcanza números que llaman la atención.

De enero a julio de este año se han cometido en total 204 homicidios, más 61 muertos en hechos automovilísticos, 18 en accidentes y 34 suicidios; para un total de 317 casos registrados. 

Como si esto fuera poco la cereza del postre en materia delictiva ha sido el acoso de las bandas de extorsionistas, que tienen asfixiado al comercio y últimamente al gremio de transportadores.

Estos bandidos han escalado en el proceder al margen de la ley, que han convertido en blanco de su accionar criminal a los conductores de buses, humildes y abnegados trabajadores tomados como carne de cañón para presionar sus pagos ilegales.

En Cali la situación es dramática en materia de homicidios. Según el concejal Harvy Mosquera el pasado semestre se cometieron 747 homicidios, 168 más de los ocurridos en el mismo periodo el año pasado.

Es decir, la tasa de homicidios aumentó al 56.5 por cada 100 mil habitantes, denunció.

Bogotá tiene una realidad tan crítica que no se habla en materia de cifras, sino en porcentajes. Los homicidios aumentaron el primer semestre de este año el 15.2 por ciento, en comparación al mismo lapso del año pasado.

Medellín tiene a su vez un registro de 226 homicidios, 126 en eventos viales, 64 por accidentes y 103 suicidios, para un total de 519 casos.

En Barranquilla se asoma la esperanza de la tranquilidad ciudadana y de comerciantes, con la gestión adelantada en Bogotá por el alcalde Jaime Pumarejo ante el propio director de la Policía Nacional, general Jorge Vargas. 

Como resultado de este encuentro comenzaron a vigilar la ciudad 1.266 hombres en labores de patrullaje e inteligencia.

El plan fue presentado por el director de la Regional 8 de Policía, Mayor general Julio César González Bedoya y lleva el nombre de ‘Contigo Barranquilla’.