Al mediodía de este viernes llegó a la sede de Medicina Legal, en el barrio Los Andes, la exporrista del Junior, Carmen Amalia Acuña Acosta, para ser evaluada por los forenses de la entidad estatal en su proceso de denuncia en contra de su novio de los últimos cinco años.

La joven de 23 años contó que hizo la denuncia porque ya no soportaba más los malos tratos a los que la sometía su pareja sentimental. Expresó que la agredía física y verbalmente, e incluso manifestó que “sicológicamente hablando” no está en su mejor momento.

Toda esta situación derivó en una depresión. Afirmó que llegó al punto de pensar porqué vivía así, se deprimía, lloraba sola, se sentía mal, impotente, porque quería estar con sus amigos y no podía.

“La denuncia la hice por miedo, porque me amenazó y lo veo justo y necesario. No podía salir, si salía era un conflicto. Tenía cámaras en la casa para vigilarme; mi celular prácticamente era de él, hacía lo que quería con mi celular; no podía tener contacto con mis amigos ni mi amigas, en fin, estaba prácticamente secuestrada”, expresó la joven.

Durante más de cinco años mantuvieron una relación. Los primeros dos estuvieron sin inconvenientes, pero en el tercero las cosas empezaron a cambiar. “Se volvió full agresivo, sólo me quería para él, para él y para él – aseguró con una nota de desesperación en la voz – estaba muy posesivo”

La joven explicó que “cualquier cosa” era motivo para una nueva discusión. “Me agredía porque salía a almorzar con mis amigas y no le decía; porque me iba a cenar con mis amigas y no le decía; porque salí al centro comercial y no le dije y otra persona le avisó. No podía salir si no tenía el aval de él y él siempre decía que no. Ni a donde mi mamá podía ir tranquila porque no me dejaba”, afirmó la exporrista del Junior.

Disculpando la agresión

Uno de los errores que reconoce Carmen Acuña es haber perdonado las constantes agresiones, a las que presuntamente la sometía su novio. La joven se escuda en que estaba enamorada. “Cada vez lo disculpaba y volvía a caer. Lo disculpaba, lo disculpaba y lo disculpaba – dijo mientras hacía un movimiento de manivela con sus manos, mostrando la continuidad con la que lo perdonaba – Pensaba que las cosas iban a cambiar y por estúpida lo perdonaba. No había denunciado antes porque estaba enamorada”.

Esa opresión, que al parecer sufrió, la llevó a abandonar la vida que llevaba cuando lo conoció. “Dejé de trabajar como porrista del Junior. Le di la razón porque es un trabajo en el que hay que exhibirse físicamente y lo entendía. Todo lo que yo hacía era avalado por él. Estaba estudiando en la Autónoma, en séptimo semestre de administración de empresas turísticas y hoteleras, lo dejé porque me dijo que me saliera, que montáramos un local”, explicó Acuña.

Decisión de denunciar

Aseguró que las últimas amenazas que sufrió la hicieron decidirse por denunciar. Relató que hace una semana quiso hablar con su novio para decirle que dejaran la relación hasta ese punto, porque no lo podía aguantar.

“Él lo que hizo fue maltratarme. Me puso unas tijeras en la cabeza y me preguntaba ¿Te vas o no te vas? Yo le dije llorando que no, sintiéndome impotente. Me decía que si no era de él no era de nadie; que me iba a cortar el cabello, me iba a arañar la cara y el abdomen, y que me iba a romper la nariz”, narró la joven al borde de las lágrimas, recordando el angustioso momento.

Contó Acuña que la última agresión fue en la madrugada del pasado miércoles, cuando su pareja llegó a la casa y le arrancó la cadena que llevaba en el cuello, produciéndole un arañazo. “Él arrancaba pedazos de la cadena y me decía que así me iba a hacer a mí. Tenía miedo. Me amenazó y me dijo que si yo me iba él me iba a buscar donde fuera porque tiene los medios para hacerlo. Por miedo estoy aquí poniendo la denuncia”, finalizó la joven.

Además de la denuncia ante la Fiscalía General de la Nación, solicitó una medida de protección en contra de su pareja, por el delito de violencia intrafamiliar, que a su vez fue remitida al comandante de la Policía del Atlántico.

Por último, Carmen Amalia Acuña Acosta hizo un llamado a mujeres que estén en una situación similar a que denuncien y se alejen de esa persona que les hacen daño “porque no las quieren”. “Es una simple obsesión y posesión. Me dio miedo al principio, por pena de pronto a lo que dijera la gente no denuncié, pues siempre hay personas que lo etiquetan a uno sin conocerlo. Pero ya no me importa, y gracias a mis amigos y amigas pude salir adelante”, indicó.