El exparamilitar Salvatore Mancuso.
El exparamilitar Salvatore Mancuso.
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Mancuso reconoce ejecución del asesinato de líder indígena Kimy Pernía Domicó

Perpetrado el 2 de junio de 2001 en el casco urbano de Tierralta, Córdoba.

El exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, que fue comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), reconoció este viernes que ejecutó el asesinato del líder indígena Kimy Pernía Domicó, perpetrado en 2001 en la región Caribe, y aseguró que este caso fue un "crimen de Estado".

"Lo del líder indígena Kimy Pernía Domicó fue un crimen de Estado. Yo como miembro de facto recibí del Estado, de las Fuerzas Militares, una orden del comandante (paramilitar) Carlos Castaño de asesinar (...) al líder Kimy Pernía Domicó", relató Mancuso en una llamada telefónica con Martha Cecilia Domicó, hija del asesinado indígena de la comunidad embera katío.

Esa conversación fue revelada durante el encuentro "Pueblos indígenas en situación y riesgo de exterminio físico y cultural: su dignidad, resistencia y aportes a la paz", organizado por la Comisión de la Verdad.

Pernía Domicó desapareció el 2 de junio de 2001 en el casco urbano de Tierralta, localidad de Córdoba (norte) donde habita la comunidad Embera del Alto Sinú, tras ser obligado a subirse a una motocicleta.

La desaparición del líder fue atribuida al grupo Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), matriz de las AUC, organización que se disolvió a mediados de 2006 tras la desmovilización de más de 31.000 paramilitares.

Mancuso, extraditado a EE.UU. en mayo de 2008 durante el Gobierno de Álvaro Uribe, fue condenado en ese país por narcotráfico, pena que ya cumplió y está a la espera de que la Justicia decida si lo extradita a Colombia o lo deporta a Italia, ya que también tiene ciudadanía de ese país.

Conversación entre Domicó y Mancuso

En la conversación entre Domicó y Mancuso, la hija del líder indígena le pidió al exjefe paramilitar que le contara "la verdad" sobre lo que hicieron con su padre y "quiénes fueron las personas responsables".

"Estuve hace un año en la conmemoración de mi papá y fue un dolor tan profundo porque yo no sé dónde está mi papá", expresó la mujer.

Al responderle, Mancuso le explicó que la orden de asesinar a su padre se la dieron porque el Estado creía que los indígenas "alimentaban a los grupos subversivos a la zona" y por su oposición al proyecto de construcción de una hidroeléctrica en la zona.

Añadió que Pernía Domicó fue enterrado pero que luego, tras unas exhumaciones, los restos fueron arrojados al río Sinú.

"Pido perdón de corazón, nuevamente. A Kimy, donde esté, le pido perdón y que las aguas del Sinú y la madre tierra lo reciban. Yo les reitero mi compromiso inquebrantable con la paz del país, con la reconciliación, con la justicia", apostilló el exjefe paramilitar.

La hija de Pernía Domicó agradeció que Mancuso le dijera la verdad y aseguró que no tiene rencor y que fue al sitio al que el exjefe paramilitar dijo que arrojaron el cadáver de su padre y le hizo una ofrenda floral.

Durante el encuentro de la Comisión de la Verdad, que fue virtual por la pandemia de la covid-19, participaron excombatientes de las FARC que también reconocieron su responsabilidad por asesinatos de indígenas, así como miembros de las comunidades que contaron lo que sufrieron durante el conflicto armado.

Activismo de Pernía 

Pernía Domicó desapareció en 2001 después de viajar a Canadá para denunciar la situación de los embera katío.

En su primera visita a Canadá en 1999, Pernía Domicó declaró ante una comisión parlamentaria para solicitar el cese de la ayuda canadiense a la construcción de un proyecto hidroeléctrico en su territorio.

La construcción de hidroeléctrica Urrá, un proyecto de 700 millones de dólares de los que 18 millones fueron proporcionados por el Gobierno canadiense, fue rechazada desde un principio por los embera katío.

En 1999, Pernia Domicó denunció en Canadá que los cambios ocasionados por la construcción y el funcionamiento del proyecto habían eliminado la principal fuente de alimento de más de 2.500 indígenas embera katío distribuidos en cinco comunidades del río Sinú.

El líder indígena también señaló que el agua embalsada había permitido la aparición de enfermedades, como el paludismo, que antes no existían en su territorio.

EFE

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