Íngrid Coromoto Gómez, asesinada por su hijo.
Íngrid Coromoto Gómez, asesinada por su hijo.
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Conmoción en Cali por joven que le quitó la vida a su madre de varias puñaladas

El esposo de Íngrid Coromoto Gómez pide apoyo económico para repatriar cuerpo a Venezuela.

Íngrid Coromoto Gómez, una mujer venezolana de 50 años, fue asesinada a puñal por su hijo de 27 años que al parecer estaba bajo los efectos de sustancias alucinógenas.

El homicidio causó gran conmoción en la calle 91 con carrera 27C, barrio Alfonso Bonilla Aragón, en Cali, donde la víctima era muy apreciada por sus vecinos.

Íngrid Coromoto, su esposo Luis y dos de sus hijos, entre ellos el homicida, llegaron del país vecino hace 3 años y 6 meses.

En el barrio, la pareja se ganó el cariño de la gente porque tenían una pequeña venta de arepas venezolanas de la que subsistían.

Luis, el esposo de la mujer, reveló a la revista Semana  que su esposa y su hijo dormían la siesta el pasado jueves, cuando de pronto el joven salió de la habitación con las manos ensangrentadas.

Reveló que su hijo habría actuado bajo los efecto de la cocaína.

Después de almorzar ella se acostó a hacer una siesta al lado de nuestro hijo. Luego de un rato él apareció con las manos llenas de sangre y no podíamos creer lo que había pasado”, relató.

La Policía Metropolitana de Cali capturó al joven, quien, según su padre, no recuerda lo que hizo.

“Su mamá era todo para él. Anoche me permitieron verlo en la celda, le dije ¿hijo, sabes lo que hiciste? Me respondió: ‘¿Apá qué hice pues? Que me volví a escapar’. Entonces le respondí: te perdono en el nombre de nuestro señor Jesucristo, de corazón te amo. Mi hijo decía: ‘Apá, qué me vas a perdonar, tú eres loco. Dile a mi mamá que me venga a buscar que me tienen esposado, porque consumí cocaína, dile que me traiga comida, tengo hambre y frío’".

Pero Luis no aguantó más y le contó lo que había hecho:. “Le dije: mataste a tu mamá. Él respondió: ‘Apá, tú eres pendejo, como crees que voy a matar a mi mamá, tú eres loco, yo a mi mamá ni la grito, ni le pego’. Después me sacaron de la celda”, narró el hombre para la misma revista.

Entre el llanto y el desespero, pidió a la ciudadanía ayuda económica para repatriar el cuerpo de Íngrid a su país natal.

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