Jorge Daza Barrigam, médico neurólogo asesinado hace 3 años en Barranquilla.
Foto
Archivo Zona Cero

Share:

A tres años de su homicidio, familiares de médico Jorge Daza Barriga claman justicia

Su esposa Cocky Páez de Daza exige justicia y en esta fecha recuerda cómo conoció al prestigioso médico neurólogo.

Han pasado tres años del asesinato de mi amado esposo y aún la justicia no se ha pronunciado acerca de quiénes planearon y ejecutaron el crimen, y los motivos que los impulsaron. Y esta es una respuesta que estamos esperando, no solo mis hijos y yo, sino la familia entera, sus pacientes, sus amigos, sus colegas, sus alumnos, la sociedad toda…

Sigo con mi rutina, pero, a diferencia de antes, con la tristeza infinita de la ausencia de Jorge por culpa de los autores materiales e intelectuales del asesinato, que aún permanece en la impunidad. Considero que tres años es un período de tiempo suficiente para haber avanzado en las investigaciones adelantadas por las autoridades competentes, pero nada, nadie dice nada.

Entre tanto, trato de mantener ocupado mi tiempo, con el convencimiento de que Jorge no quisiera verme triste ni abatida. Trato de sacar fuerzas de la debilidad, nutriéndome de toda la sabiduría que Jorge me transmitió en una vida matrimonial que compartimos durante 41 años.

Por eso, para no defraudar la memoria de ese gran hombre que tuve por esposo y compañero, del padre de mis hijos, del abuelo de mis nietos, intento una y otra vez lograr esos estados de ánimo sublimes que él supo alcanzar en sus encuentros diarios con Dios, ese mismo Dios que una y otra vez, durante sus años de ejercicio profesional, lo hizo su instrumento en el proceso de sanación de sus pacientes.

Sin embargo, pienso que el proceso de sanación de mis seres amados, así como el mío, se torna muy complejo ante el silencio de las autoridades, ante la falta de respuestas por parte de las instancias correspondientes, ante la lentitud con que se ha conducido el caso del asesinato del médico neurólogo Jorge Daza Barriga.

Como investigador juicioso, estudiante sobresaliente, neurólogo e internista entregado de lleno a sus pacientes, Jorge conoció el funcionamiento de un órgano tan importante como el cerebro humano y alivió el dolor de mucha gente, pero ya él no está, para aliviar el nuestro, el de sus seres amados, mientras el tiempo sigue transcurriendo sin que la justicia se pronuncie sobre tan absurdo crimen.

En nombre de toda la familia exijo respuestas claras sobre los móviles del crimen y asesinos de Jorge Daza Barriga. 

Cocky Páez de Daza 

Para Jorge Santiago Daza

Relicario de recordaciones Parece que fue ayer cuando nos conocimos… Era una tarde primaveral, tarde musical, como idílico preámbulo de lo que habrían de ser los 41 años de vida vivida a tu lado…

¡Qué tarde la de aquella tarde!

Tarde que abrió el sendero a la vida nuestra juntos, vida pletórica de amor, de alegría, de risas… y también de sueños y de luchas compartidos.

Una vida desbordada de mi admiración plena por el Gran hombre que llegaste a ser, el humano que crecía y crecía cada día a nuestro lado, el trabajador incansable, el de las muchas jornadas entregadas al prójimo sin remuneración y sin agotamiento físico… Y así, hasta el último día de esa vida ejemplar que fue tu vida: dispuesta siempre a aliviar el dolor de los demás: pobres, ricos, desconocidos, amigos, familiares, a quien fuera, sin distingo de ninguna índole.

Hoy, amado mío, estar sin ti es muy triste… Sin embargo, nuestra vida, gracias a la dimensión de tu vida, está llena de recuerdos hermosos: relicario de recordaciones allí depositados desde nuestros inicios como esposos universitarios, recreados con la vida de los hijos que llegaron y agigantados en la medida en que ellos fueron creciendo para encontrarse con ese papá amoroso, luchador, líder en diferentes campos, excelente jefe del hogar, miembro integral de su familia, ejemplo de vida y amigo leal.

Eres, mi amor, el médico que tantos añoran, el sanador con su palabra o la mano prodigiosa. Y lo mejor: núcleo en la unidad de los cinco; el que siempre dio sin esperar nada a cambio, el mismo ser del que abusaron otros. El soñador, el hombre feliz cantando sus vallenatos, expresión folclórica que abrazaste para ponerle música a nuestros futuros recuerdos amorosos.

Tú, Jorge Santiago, desde la Vida Eterna nos llenas de luz para que sigamos viviendo. Y recordándote siempre.

Cocky