"Tengo muchas ganas de contribuir con lo que he aprendido en Japón": Ashley Ruiz
La barranquillera está desde el 14 de enero en suelo japonés.
14.348 kilómetros distancian a Colombia de Japón. Es una diferencia tan grande como la cultura entre un país y otro, algo que ha palpado de primera mano Ashley Ruiz de Moya.
Esta joven barranquillera, de 16 años, que estudia en el Boston International School, es la única colombiana que accedió a la beca que entregó la Agencia de Cooperación Internacional de Japón en el programa de formación 'Education Program for Nikkei Next Generation' (High-School Students).
Ashley está en la ciudad de Nagasaki y desde su llegada, el 14 de enero, se encontró con un mundo distinto.
"Desde el primer día que llegué, incluso desde el mismo aeropuerto, me encontré inmediatamente con un país rico no solo en avances tecnológicos sino en principios y valores, donde el respeto, la disciplina y dedicación es lo más importante", señaló la estudiante a Zona Cero.
Ashley se ha sentido muy cómoda en la tierra del sol naciente, ya que el trato de sus compañeros ha estado "por encima de mis expectativas".
"Son demasiado amables, empáticos, y aunque ya lo dije antes, no puedo dejar de recalcar lo respetuosos que son; y además, lo más agradable y sorprendente es que desde el primer día, me hacen sentir como si ya nos conociéramos desde hace mucho tiempo", resaltó.
Así como sus compañeros le han dado una gran bienvenida, también se ha sentido bien acogida por parte de los maestros, a quienes considera como "amigables y comprensivos".
"Durante clases, usan muchas dinámicas e interactúan con los estudiantes, incluso hacen chistes y bromas (la diferencia es que en Colombia, incluso un chiste pequeño conlleva al desorden de la clase)", destacó la barranquillera, quien también ha probado la culinaria japonesa, que es muy distinta a la colombiana.
“La comida es extremadamente diferente a la de Colombia; no obstante, no he tenido ninguna dificultad con esta, pues desde pequeña la he comido. Sin embargo, si debo escoger algún alimento raro común acá en comparación a Colombia, sería el pulpo, y además, el huevo y pescado (en general), ambos crudos”.
"He visto muchas diferencias y cosas que sí son extrañas en Colombia, por ejemplo, el reciclaje tiene mucho compromiso, acá hay muchísimas máquinas expendedoras y 'convenience stores' en todos lados, el transporte público más usado es el tren. Y de las cosas más sorprendentes se podría decir que acá no existen las clases sociales, pues si bien, sí hay personas muy pudientes y otras no tanto, no obstante, nunca sabrás ni diferencias cuándo se trata de cada caso; igualmente, en las calles son muy respetuosos con las señales de tránsito, tanto peatones como conductores, y nunca escucharás ruidos, como parlantes, ni bocinas de carros, pues incluso con eso son muy respetuosos", explicó.
Y agregó que en materia de estudio, se ha encontrado con un panorama muy distinto, donde el compromiso de los estudiantes es tal que los profesores prácticamente no hacen llamados de atención.
“Los estudiantes de Japón a diferencia de Colombia, son muy organizados, comprometidos, dedicados, e independientes. No puedo decir que en Colombia no haya estudiantes con estas características; sin embargo, la diferencia es que son pocos, en cambio en Japón es algo que se nota incluso desde lejos. Aquí en Japón, los profesores no tienen que pedirle silencio durante clases a los estudiantes, ni que presten atención, ni que no se distraigan, tampoco que ordenen el salón, ni que hagan el trabajo de clase o tareas; los estudiantes lo hacen sin la necesidad de rogarles, y ni siquiera pedírselo. Acá los estudiantes son muy respetuosos con sus mismos amigos y compañeros, con los profesores, directivos e incluso con los trabajadores domésticos; y este respeto, a diferencia de Colombia, se nota a simple vista, pues incluso si tienen confianza con ellos, nunca abusan de esta”.
Y sobre el punto más importante, que son los estudios, resaltó que “ahora estoy mucho más motivada para empezar mi último año escolar, tengo muchos más proyectos y metas, y ahora me siento más enfocada y comprometida, con muchas ganas de contribuir con todo lo que he aprendido”.
La experiencia de Ashley está próxima a finalizar, puesto que el 8 de febrero ya debe estar nuevamente en Barranquilla. Pero las experiencias vividas en suelo nipón le traen una nueva perspectiva, que planea compartir con sus compañeros.