La película de la fuga de Aida Merlano continúa. El escape de la excongresista fue planeado y fríamente calculado. Pero en esta misión delictiva hubo varios participantes.

Por lo anterior, es importante hablar del papel que cumplieron los dos guardias del Inpec que acompañaron a la condenada por compra de votos y el del odontólogo, al que aún no han identificado y tiene un papel fundamental en esta tragicomedia colombiana.

Según lo informado por medios nacionales y el mismo Inpec, la exrepresentante a la Cámara salió de la cárcel El Buen Pastor, de Bogotá, desde las 10 de la mañana.

Lo que sucedió condena su negligencia de la guardia asignada y por ello, a los involucrados se les está escuchando en un comité disciplinario.

La cita de la política conservadora era a las 11 de la mañana en el consultorio que está ubicado en la carrera 7 con calle 119, en el norte de Bogotá.

Merlano se fugó pasada las 3 y media  de la tarde, es decir, que estuvo más de cuatro horas con el odontólogo, situación que lo implica de inmediato en el plan de fuga.

Ningún procedimiento odontológico dura tanto tiempo, lo que hace pensar que al interior del consultorio se finiquitó el plan de fuga de la excongresista.

Aida Merlano tuvo el tiempo suficiente para llamar al motociclista que la recogió en la calle. También para amarrar a un escriitorio del consultorio la soga roja que usó para bajar del tercer piso del establecimiento.

La guardiana que estaba afuera del consultorio le informó a la Policía que el odontólogo salió del consultorio, se despidió y le dijo que la condenada estaba adentro. En ese momento, se da cuenta de que esta baja por la ventana y se había dado a la huida.

Lo insólito del asunto es pensar que este es el primer odontólogo que sale primero de un consultorio que el paciente. Además, se despidió y es imposible creer que Merlano haya amarrado la soga en cuestión de segundos.

Curiosamente, la soga quedó detrás de la silla en donde atienden a los pacientes. La implicación del especialista es grande.

El odontólogo está siendo investigado e interrogado por la Fiscalía General de la Nación.

Por otra parte, además de la parsimonia, al parecer premeditada de la guardiana, vale la pena preguntarse ¿Dónde estaba el otro guardián del Inpec? 

Aida Merlano bajó con la soga y cayó fuertemente contra el suelo. Tuvo tiempo de levantarse, hablar con unas personas, montarse en la moto, ponerse el caso y escapar. ¿En qué sitio se parqueó este guardián del Inpec? ¿Por qué la institución no envió un equipo especial para acompañar a Merlano?

Curiosamente, la condenada por compra de votos, tenía una diligencia en la Fiscalía General de la Nación, en la misma tarde que se terminó volando.

Además, la noche del jueves se conoció que la mujer, quien está medicada por problemas mentales, ha ido varias veces a ese consultorio. Estableció un vínculo, según la versión que le entregaron las enfermeras a las autoridades y que fue reseñada por medios nacionales.

Lo único claro de esta historia es que los guardianes del Inpec y el odontólogo  tienen un capítulo fundamental en esta historia que aún no termina.

Lo último que se conoció es que la exrepresentante a la Cámara, compró dos tiquetes para una isla del Caribe, lo que terminó siendo una distracción, según informó W Radio.

En la mañana de este miércoles, las autoridades aumentaron a 50 millones de pesos la recompensa para quien brinde información sobre el paradero de Aida Merlano.

Con esta fuga de película quedan muchos cabos por atar, que dan cuenta que la exrepresentante comntó con una red de colaboradores que ahora trascendió a otro capítulo del Código Penal: fuga de presos.