Mausoleo construido para las víctimas de la masacre.
Mausoleo construido para las víctimas de la masacre.
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EFE

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Preparan despedida a víctimas de la masacre en la iglesia de Bojayá, Chocó

El 2 de mayo de 2002 las FARC lanzaron un cilindro bomba causando el atroz hecho.

Los restos mortales de cerca de un centenar de víctimas de la matanza de Bojayá, uno de los capítulos más trágicos del conflicto armado colombiano, volverán mañana a esta localidad del oeste del país donde durante una semana habrá actos conmemorativos antes de darles sepultura.

El entierro definitivo es la culminación de una lucha de 17 años de esa comunidad del departamento del Chocó para identificarlos, tarea en la que cuentan con el apoyo de la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La matanza de Bojayá, uno de los crímenes más atroces del conflicto armado, ocurrió el 2 de mayo de 2002 durante un enfrentamiento entre guerrilleros de las FARC y paramilitares y dejó un número indeterminado de muertos pues las cifras varían entre los 74 contabilizados oficialmente en ese entonces y 119 según otras fuentes.

Todos fueron enterrados en fosas comunes -entre ellos 45 niños y algunos nonatos que murieron en el vientre de sus madres- y 17 años después, tras una semana de homenajes de la comunidad, recibirán sepultura el 18 de este mes.

Bomba en la iglesia

Ese fatídico 2 de mayo más de 400 habitantes de Bojayá, una remota localidad situada en medio de la selva y a la que solo se puede llegar en lancha por el río Atrato, se refugiaron en la iglesia de San Pablo Apóstol para ponerse a salvo de un combate entre los frentes 57 y 34 de las FARC contra las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que les disputaban el control territorial en la zona.

Sin embargo, un cilindro bomba lanzado por las FARC cayó en la iglesia que quedó reducida a escombros y se convirtió en escenario de una de las peores matanzas de civiles en Colombia, de la que no se salvó ni el cristo, mutilado en sus cuatro extremidades y elevado a la categoría de símbolo de la tragedia.

"Bojayá hoy se prepara para la partida espiritual de nuestros seres queridos arrebatados aquel 2 de mayo de 2002", afirmó el mes pasado José de la Cruz López, integrante del Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, que hace parte del grupo que llegará mañana por el río Atrato al pueblo llevando 101 cofres con restos.

Actos de despedida

Los actos de este lunes comenzarán a las 11.00 hora local con la llegada de los cofres al aeropuerto de Vigía del Fuerte, localidad vecina, situada en la margen derecha del río Atrato, en el departamento de Antioquia.

La comitiva que lleva los restos partirá de Medellín donde la Fiscalía terminó la tarea de identificar a los fallecidos que estaban en fosas comunes, un triunfo de los habitantes de Bojayá que en 2014 comenzaron a presionar al Gobierno con ese propósito.

Tras la llegada a Vigía del Fuerte las comunidades de la zona harán un recorrido fluvial por el Atrato para trasladar los restos a la antigua Bellavista, un pueblo vecino a Bojayá a donde fue trasladada la administración local tras la matanza.

Por la tarde, algunas víctimas serán llevadas también por el Atrato al vecino caserío de Pogue, de donde eran oriundas.

Los homenajes continuarán la noche de este lunes con una misa seguida de un ritual fúnebre con rezos y "alabaos", cánticos de las comunidades negras de la zona.

Semana de homenajes

Estas ceremonias se repetirán a diario del 12 al 15 de noviembre, periodo durante el cual los familiares recibirán en privado los restos de los fallecidos junto con explicaciones científicas de la Fiscalía, según la Unidad para las Víctimas del Gobierno colombiano y el Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá.

La jornada del sábado 16 será dedicada a explicar a la comunidad los avances en las investigaciones de casos especiales y de los desaparecidos.

La despedida final comenzará el domingo 17 con una misa tras lo cual tendrá lugar un acto público en el que se harán anuncios relacionados con las garantías efectivas de no repetición y la reubicación de la comunidad de Pogue, entre otros.

La noche del 17 al 18 se hará un velatorio con rezos y en la mañana siguiente se celebrará otra eucaristía que, una vez concluida, dará paso a una procesión hasta el cementerio donde los restos serán inhumados en un mausoleo con estructura de madera y bóvedas de mármol construido en homenaje a las víctimas.

El 19 de noviembre comenzará el novenario y durante esos días serán sembrados 100 árboles en memoria de las víctimas para que finalmente puedan descansar en paz. 

EFE

 

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