Encapuchados en protesta del 8 de junio.
Encapuchados en protesta del 8 de junio.
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Zona Cero

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¿Por qué “protestas pacíficas” terminan en desmanes?: nadie controla a los vándalos

Aparecen con toda la logística para enfrentar a la Fuerza Pública.

Hechos nunca antes vistos en desarrollo de protestas sociales en Barranquilla se han registrado en estos 46 días de paro nacional.

Durante este periodo son 45 las concentraciones en la ciudad por diferentes organizaciones promotoras del paro y en por lo menos 10 se han registrado hechos vandálicos causando millonarias pérdidas al comercio y al mobiliario urbano.

El primer hecho lamentable fue el 1o. de mayo, apenas tres días después de iniciar el paro nacional. Una convocatoria de las centrales obreras fue tomada por los vándalos.

Destrozos en Caribe Verde

Fue una tarde caótica la que se vivió en la Circunvalar.

La celebración del Día del trabajador, que inició en la intersección de La Cordialidad, en la marcha hacia el norte convirtió la vía en “tierra de nadie”.

Ese día fueron 6 los establecimientos comerciales vandalizados, 13 las personas conducidas a la URI y 23 a la UCJ.

Este fue el inicio de una serie de actos en los que en medio de los organizadores, comienzan a  aparecer encapuchados que los organizadores de la protesta no sacan de las protestas ni tampoco lo denuncian. Son en realidad vándalos que no saben ni por qué se protesta y los organizadores de las manifestaciones “desaparecen”.

Dos días después de ese primer hecho, otra vez la Circunvalar fue epicentro de la acción de los encapuchados que volvieron a saquear establecimientos comerciales, y la vía, al igual que el 1o. de mayo, estuvo cerrada.

Cuando suceden estas protestas, además del comercio, se afectan las operaciones en el aeropuerto Ernesto Cortissoz y en la Terminal Metropolitana de Transportes.

Saqueo en la Circunvalar 3 de mayo

El domingo 2 de mayo, el Gobierno retiró la controvertida Reforma Tributaria, pero a los vándalos, eso era lo que menos les importaba. Su verdadero interés es sembrar el pánico, temor que se fue generalizado, en el comercio principalmente, durante el resto del mes.

En la tarde del 4 de mayo después de una marcha pacífica que inició en el norte de Barranquilla y terminó en la Plaza de la Paz, horas después, convirtieron el lugar en una zona de la que se apoderó la delincuencia. El primer blanco fue la sucursal del Banco de Bogotá. Allí ingresaron vándalos que se llevaron computadores, equipos de oficina y hasta sillas. Otros almacenes del sector también fueron saqueados.

Un día después, se vivió una nueva jornada violenta cuando otra vez una marcha terminó en la Plaza de la Paz. Después de que los promotores del paro se habían retirado, aparecieron los vándalos que intentaban ingresar a la fuerza a centros comerciales de la zona. Una vez más debió intervenir el Esmad y cuando todo parecía controlado, los encapuchados tomaron la carrera 46. Siguieron los enfrentamientos y un grueso número de estos jóvenes subió hasta el norte de la ciudad. En ese accionar violento, y sin ningún control, fueron saqueados varios supermercados.

El mismo grupo se habría sumado a otra protestas que esa tarde promovían influencers. Estos bajaban desde el Centro Comercial Buenavista y cuando aparecieron los vándalos se vino un primer ataque. El blanco fue el CAI del parque de la Electrificadora. De allí en adelante, siguieron ataques indiscriminados en la calle 79 y luego en la carrera 43.

Para la segunda década de mayo, continuaron las movilizaciones a pesar de que ya el Gobierno había reversado varias de las iniciativas que generaron la inconformidad general. De remate, se sumó otra arandela: el rechazo a la realización de eventos deportivos.

Local de Kevin Mendoza

Surgió anónimamente por redes sociales la invitación virtual con el lema “Sin paz no hay fútbol”. De este grupo se alejan en la organización las centrales obreras, pero lo apoyan. No las acompañan, pero la respaldan. En este orden de ideas, en su mayoría son jóvenes hinchas, y muchos integrantes de barras bravas, financiados por 'empresarios' resentidos, de dudosa procedencia, con el Gobierno y las administraciones territoriales.

Los días 12 y 13 de mayo, con motivo de la celebración de los partidos de Copa Libertadores entre Junior y River Plate, y, América de Cali contra Atlético Mineiro, se convocaron sendos plantones en la calle 72 con carrera 47. A una cuadra del Romelio Martínez.

La calle 72 en la noche del 12 de mayo

El primero de esos días, Barranquilla fue exhibida ante el mundo como la imagen nacional de la protesta social que para esa fecha cumplía una quincena. El registro gráfico de jugadores afectados con los gases lacrimógenos llevaron más allá de la frontera la inconformidad de un país con este tipo de eventos. Fueron los hechos que a la postre le costaron al país la Copa América, pues el argumento del aplazamiento del evento no tenía justificación, dado que  inicialmente Argentina y luego Brasil, están en peores momentos  de la pandemia que Colombia.

A pesar de todo el esfuerzo de las autoridades, los vándalos hicieron de las suyas. Fueron dos noches de terror en la calle 72, entre carrera 47 y 53. Decenas de almacenes fueron vandalizados y varios de ellos saqueados.

Banco Popular de la 72 vandalizado.

Una semana después el centro del vandalismo se concentró en el suroriente de Barranquilla. Los barrios La Luz, La Chinita y Rebolo fueron epicentro de otra jornada violenta. El 19 de mayo fueron saqueados tres supermercados y destruidos dos CAI, el de Coolechera, y el de Rebolo. Todo inició después de una protesta y bloqueo en el Puente Pumarejo. El 21 de mayo también hubo caos en el sector de la Circunvalar con la calle Murillo. Esa noche fueron varios los detenidos.

Luego, el 25 de mayo, se repitió la escena violenta en el suroriente y al vandalismo y saqueo en supermercados se le sumó el ataque y destrucción de la alcaldía de la localidad Suroriente. Allí se recuperaron uno que otros elementos en una campaña de líderes del barrio La Chinita.

CAI de la 17 destruído el 19 de mayo.

El viernes 28 de mayo cuando se hizo pública la aparición de la “primera línea”, en una marcha que inició frente a la sede centro de la Universidad del Atlántico, y terminó hacia las 7 de la noche en la Cordialidad con 14, cuatro horas después los vándalos se concentraron en la Murillo con la carrera 4 y allí se armó un nuevo campo de batalla y saqueo al comercio del sector.  

Tras estos episodios no quedó duda de que los vándalos se tomaron las protestas en Barranquilla pues los saqueos estaban mostrando el interés de un bien particular haciendo daño a los demás. No se defendía una causa sino que el propósito era robar en almacenes.

Acto seguido, se conoció el primer cartel de los más buscados por  los saqueos, pero a la fecha, no se conoce de la primera capturas.

El 8 de junio fue una muestra más del vandalismo del plantón convocado “para rechazar el fútbol”. Bajo el escudo de la consigna “sin paz no hay fútbol” mientras se jugaba el partido Colombia- Argentina, a dos cuadras del Metropolitano, los vándalos volvieron a aparecer encapuchados a enfrentar a la Fuerza Pública.

Enfrentamientos en Barranquilla entre manifestantes y Fuerza Pública

Por fortuna, el día del primer partido de semifinal de la liga colombiana entre Junior y Millonarios, la oportuna acción de las autoridades “evitó el plantón”.

Con los elementos incautados esa tarde a 77 jóvenes en el bloqueo a la manifestación, se evitó lo que pudo ser otra jornada vandálica, mientras los organizadores cuestionaban en sus redes sociales que “se les vulneró el derecho a la protesta”. Ese mismo día se conoció un segundo cartel de los más buscados por vandalismo, pero transcurren las horas y tampoco se sabe nada de estos 60 jóvenes.

A la fecha, en este día 46 de paro nacional lo que es claro es que los vándalos aprovechan y saben que el silencio cómplice de los organizadores de muchas protestas les ha facilitado el camino. “Marchan pacíficamente” en los tramos informados a la opinión pública y después se quedan los que se arman de capuchas para robar y atracar.

Transcurrido este mediodía, el paro nacional se desdibuja en el país. Igual en Barranquilla cuando muchos de los promotores de las movilizaciones saben que esto se les salió de las manos.

Razón tiene el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo cuando dice que por los daños en la ciudad  "ojalá respondieran los vándalos". Sería lo justo y lo legal así como ordena la literatura de la justicia que el que causa un daño en bien ajeno tiene que pagar. Eso en realidad es una utopía así como sería una utopía que desaparecerían de la noche a la mañana las razones de la inconformidad social.

Un vándalo diría que pagaría por los daños el día que un corrupto devuelva todo lo que se ha robado, círculo vicioso de la sociedad.

 

 

 

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