Antonio Yepes, Alejandro Duarte y John Vecino, explicando la crisis del tendero.
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Hansel Vásquez

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La amenaza económica que viven 7.500 tiendas en Barranquilla

El bajón en las ventas es notorio, por múltiples factores, poniendo en riesgo la estabilidad del “club” de los barrios.

Cerrar o despedir personal, es el dilema que vienen enfrentando por lo menos 7.500 tenderos en Barranquilla.

El bajón en las ventas es notorio, reflejándose ello en una crisis, quizás la más grave de la historia de este importante sector de la economía.

“Hay preocupación en el sector de pequeños y medianos empresarios, especialmente dedicado a la venta de cervezas y licores”, aseguró Alejandro Duarte, directivo de Undeco.

Históricamente, recuerda Duarte, Barranquilla es una ciudad acostumbrada al espacio público, a los sitios al aire libre, “pero cuando sale el nuevo Código de Policía y Convivencia, el sector se resiente en cuanto a las ventas”.

Con las nuevas normas establecidas en el Código, “no hay posibilidad que la gente se ponga a compartir frente a los establecimientos, porque el Código prohíbe compartir con los amigos. La gente que se congregaba para compartir ya no lo puede hacer en el llamado “club” de los barrios”.

El del Código es apenas de una de las graves amenazas que enfrentan los tenderos.

“La masiva instalación de Aras, Surtimax y otras cadenas que se vienen extendiendo en la periferia, centro y sur de Barranquilla, también vienen golpeando a las tiendas que tradicionalmente han estado acompañando a los vecinos en los diferentes barrios de la ciudad”, agregó.

Es la amenaza que tienen por lo menos 7.500 tiendas en Barranquilla y un global de 15 mil negocios en toda el Área Metropolitana.

“Las tiendas no tienen una gran capacidad económica como si la tienen las grandes superficies”, señala Duarte para significar la desventaja en que se encuentran estos pequeños negocios.

El bajón en las ventas se refleja en el funcionamiento mismo de los negocios. Por ejemplo, los tenderos han enfrentado el dilema de cerrar o despedir personal. En el último de los casos la cifra es preocupante: 30%.

El pago de arriendos y de servicios públicos vienen asfixiando el negocio. En este sentido, en el caso particular de Electricaribe, los altos costos y los apagones, constituyen un grave problema.

“Cada vez que se va luz se pierde el 30% de los productos perecederos, lo cual se suma a la rentabilidad de los establecimientos. La incertidumbre por el servicio de energía es el problema número uno”, indicó Alejandro Duarte.

Realmente, los domicilios son los que le han logrado mantener los negocios, frente a la gran competencia, concluyeron John Vecino y Antonio Yepes, también vinculados a Undeco.

 

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