Por Osvaldo Castilla

"Mantenimiento a perpetuidad", era el gran atractivo que leían los interesados en adquirir lotes en el moderno parque cementerio Jardines del Recuerdo, cuando fue inaugurado por allá, en el año 1965.

Y es que para todos era mágico ver esta modalidad de cementerio única en el país: una extensa zona verde, que se mezclaba con lápidas delicadamente adornadas con flores naturales y artificiales, una pequeña capilla y una fuente, que hacían de este inmenso espacio un lugar de encuentro familiar para rendir homenaje a esos seres queridos que partieron de esta vida.

Han pasado 58 años desde cuando fue inaugurado, el 13 de agosto de 1965.

Ese día fue sepultado William B. Chapman, un reconocido empresario de la industria textil en Barranquilla y a lo largo de su historia. Así como Chapman, los restos de muchas otras grandes personalidades reposan en este campo santo.

Pero, desde hace más de 20 años, Jardines del Recuerdo se encuentra sumido en un profundo olvido.

Lo que antes describimos como hermosos senderos verdes, hoy son una espesa maleza que ha cubierto las desgastadas tumbas, las cuales carecen del mínimo mantenimiento.

Muy pocas se conservan en buen estado, gracias a la labor diaria de personas que reciben un reconocimiento económico por parte de los familiares de los difuntos.

Y la tarea no es fácil: conseguir agua para regar el pequeño lote es el gran reto, ya que no la hay en los grifos.

Además, lo enmontado en que se encuentra el predio, hace que proliferen los mosquitos y hasta peligrosos reptiles.

Todo se viene derrumbando a pedazos, desde el cerramiento en concreto, hasta la cruz visible desde que se ingresa.

Y qué decir de la mayoría de tumbas que han cedido ante el paso inclemente del tiempo, y la falta de iniciativa de aquellos que hace muchos años prometieron un "mantenimiento a perpetuidad".

Allá, en la entrada, bien conservadas, permanecen esas dos manos en cemento, en actitud de oración, esa oración que parece pedir por manos humanas que puedan levantar y revivir ese campo santo campestre, que una vez nació como único en el país.