Jaime Pérez: el comandante que transformó el Cuerpo de Bomberos de Barranquilla
Desde su ingreso en 1989, dedicó casi 36 años al servicio de la comunidad. Hoy dice sentirse orgulloso de haber entregado la mitad de su vida a su profesión.
Cuatro meses después de haber anunciado su retiro como comandante del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla, el capitán Jaime Pérez Pacheco, disfruta de una vida tranquila en su hogar, orgulloso de haber dedicado más de la mitad de su existencia al servicio de la comunidad.
Con una fe inquebrantable y un espíritu servicial, reflexionó en dialogo con Zona Cero, sobre su trayectoria con mucha gratitud. “Me siento orgulloso y contento de haberle prestado el servicio a la comunidad de Barranquilla y al departamento del Atlántico por más de 35 años”, expresó con la humildad que lo caracteriza y que lo llevó a querer entregar la mitad de su vida a su profesión.
A sus 64 años, este hombre, nacido en el corregimiento de Martillo, jurisdicción de Ponedera, Atlántico, se encuentra trabajando en labores sociales para su comunidad natal. Allí, rodeado de los recuerdos de su infancia, donde aprendió a valorar el esfuerzo, Pérez habla con entusiasmo sobre los regalos que entrega a los niños y las obras que impulsa.
“Me tocó trabajar desde muy niño, yo vendí bolsas en el mercado para ayudar a mi mamá. Pude estudiar un poco, pero no terminé, ni tuve la oportunidad de llegar a una universidad. Crecí con muchos trabajos y esfuerzos, eso me hizo valorar lo que tengo y también motivarme a ser un ejemplo en mi pueblo”, confesó a Zona Cero.
Un sueño infantil convertido en misión de vida
Como muchos niños, Pérez soñaba con ser bombero. “Cuando uno está niño a uno le llama la atención ser bombero o ser policía, y yo me incliné mucho por los bomberos, me encantaba, me apasionaba y afortunadamente se me dieron los sueños que uno tiene cuando niño”, recordó.
Ese sueño se materializó el 9 de febrero de 1989, cuando ingresó al Cuerpo de Bomberos de Barranquilla como teniente. Desde ese momento, su vida cambió para siempre.
"Para ser bombero se necesita tener sentido humano, sentido social y mucha disciplina, eso es importantísimo en la institución. Aquí no sólo tienes la oportunidad de servirle a la gente y devengar, ser bombero es una formación personal porque uno aprende a tratar mejor a la gente y a servirle a la comunidad, es una profesión muy bonita”, explicó.
Con apenas dos meses de experiencia, vivió su primer gran desafío que hoy recuerda entre risas: un accidente aéreo en el que un avión cargado de carne de res cayó cerca del mercado de Soledad.
“Nos enteramos del accidente y cuando llegamos al sitio yo no tenía la experiencia y había mucha carne derramada donde cayó el avión y cuando yo pisé la carne recuerdo que pensé que eran cadáveres, que era carne humana del desastre y me puse muy nervioso, pero después me di cuenta que era carne de res. Eso fue algo que viví sin tener todavía mucha experiencia, pero que me marcó y me enseñó a mantener la calma en emergencias”, comentó.
El estado crítico de los bomberos en 1989
Cuando Jaime Pérez llegó al Cuerpo de Bomberos, la institución enfrentaba serias dificultades. “Había dos estaciones: una en La Loma, con una estructura vieja y un caño alrededor, y la estación central, que sigue siendo la 11 de noviembre. En total, había tres o cuatro máquinas modelo 1966, muy deterioradas, y apenas 45 bomberos para atender toda la ciudad”, rememoró.
Las condiciones laborales también eran precarias. Los uniformes eran las dotaciones que dejaban los soldados que prestaban el servicio militar, las botas las reparaban constantemente y, en ocasiones, no había combustible.
“Nosotros pasábamos muchas dificultades, no nos pagaban, no teníamos uniformes, no teníamos combustible, un día nos tocó dejar el carnet empeñado en una estación de gasolina para poder tanquear la máquina y regresar a la estación”, recordó entre lágrimas.
El liderazgo como motor de cambio
Luego de pasar por muchas dificultades como oficial, en el año 2008, Alejandro Char, que llegó por primera ocasión a la alcaldía de Barranquilla, sorprendió a Pérez nombrándolo comandante del Cuerpo de Bomberos.
“Un día me sorprendió en un evento en Siete Bocas, me puso la mano en el hombro y me dijo ya se fue a posesionar, yo le dije ¿de qué alcalde? me dijo de comandante, lo nombré comandante, vaya a posesionarse, yo le dije al alcalde yo no esperaba esto, muchas gracias, le agradezco”, narró.
“Confieso que sentí nerviosismo porque era una responsabilidad grande asumir como comandante, y lo primero que hice fue irme para la iglesia del Carmen, allí me le arrodillé al santísimo y le dije señor tú me has regalado esto por eso quiero que me hagas un hombre sencillo, un hombre humilde, un hombre con capacidad y sabiduría para dirigir el cuerpo de bombero, y fue así como emprendí la tarea como comandante”, apuntó Pérez.
Bajo su liderazgo, el Cuerpo de Bomberos vivió una transformación sin precedentes. Char cumplió su promesa de modernizar la institución, invirtiendo en tecnología de última generación y ampliando las capacidades operativas.
“En el primer mandato del alcalde Char, llegaron las primeras siete máquinas importadas de Dakota del Norte. Luego, en su segundo mandato, llegaron más, incluyendo una máquina tipo ascensor para rescates en alturas traída desde Alemania y una maquina especial para atender emergencias tecnológicas, considerada una de las mejores de Suramérica”, explicó.
En ese sentido, además de renovar el equipo, Pérez impulsó la construcción de cinco estaciones nuevas, y gestionó la contratación de más personal, llevando el número de bomberos de 45 cuando inició a 178.
“El doctor Alejandro Char dijo vamos a darle la oportunidad a los hijos de los bomberos, para que ellos hereden la profesión y cuando ellos se pensionen y se vayan, sus hijos se queden y así se hizo, se vincularon y ahora mismo en la planta el personal es de 178 bomberos”, indicó con mucha emoción.
Pérez también trabajó para fortalecer los cuerpos de bomberos del Atlántico, gestionando máquinas de última tecnología para municipios como Soledad, Malambo y Sabanalarga.
La mayor emergencia que enfrentó como bombero
Recordando las emergencias que vivió siendo parte del Cuerpo de Bomberos, el comandante, Jaime Pérez, evocó con gran pesar uno de los episodios más difíciles en su carrera: el incendio ocurrido el 21 de diciembre de 2022 en la Vía 40. Este siniestro, que se extendió por tres días, no solo representó un desafío operativo, sino también una tragedia que marcó profundamente a la unidad y todos sus miembros.
“Fue para mí una de las emergencias más grandes donde estuve presente en el tema de control y extinción del incendio. Pero más aún, fue grande el impacto emocional porque ahí cayó uno de los oficiales de nuestra institución, el sargento Javier Solano”, recordó con dolor.
La operación, que requería toda la atención y pericia de los bomberos, se llevó a cabo mientras la institución enfrentaba la pérdida de uno de sus hombres.
“Teníamos la emergencia en curso, pero, al mismo tiempo, sabíamos que uno de nuestros compañeros estaba en la funeraria. El día que lo sepultamos, el incendio aún persistía, y parte del equipo suspendió sus labores para despedirlo, para luego regresar a seguir combatiendo las llamas”, agregó.
Para Jaime Pérez, aquella experiencia simbolizó la dualidad de su labor: la entrega incondicional y la carga emocional de proteger a la comunidad, incluso cuando el precio a pagar es la vida misma.
“Aún recuerdo ese 21 de diciembre como un día de tragedia. Fue una prueba no solo para nuestra capacidad técnica, sino también para nuestra fortaleza emocional”, aseguró.
Una vida dedicada al servicio
Durante sus 16 años como comandante, Jaime Pérez no solo transformó la infraestructura de la institución, sino también su enfoque. Introdujo servicios que antes no se prestaban, como el rescate de animales y la atención a emergencias domésticas.
“Recuerdo el caso de una niña que lloró tres días por su gatito atrapado en un techo. Cuando logramos bajarlo, verla feliz me llenó el corazón”, relató con alegría.
Sin embargo, el capitán también enfrentó desafíos. Uno de los más significativos fue lograr que las administraciones se interesaran en fortalecer la unidad.
“Antes, no éramos valorados como ahora. Yo hice una radiografía de lo que era en el antes y de lo que es el después, hay necesidad todavía, porque la tecnología cada día crece y se desarrollan equipos nuevos, pero yo sé que teniendo buenos administradores van a sacar adelante los procesos del cuerpo de bomberos y para mí sería un orgullo que el comandante que me reemplace a mí salga exitoso”, afirmó.
Un legado imborrable
Jaime Pérez dejó con su retiro una institución fortalecida, con más recursos, personal capacitado y un impacto positivo en la comunidad. Su mayor satisfacción, dice, es haber entregado su vida al servicio de los demás.
“Con humildad recibí el comando, y con humildad lo entregué. Mi mayor anhelo es que el nuevo comandante continúe lo que comenzamos y lleve al Cuerpo de Bomberos a otro nivel”, expresó.
Aunque ya no viste el uniforme, su compromiso con la gente sigue intacto. En su casa campestre de Martillo, continúa trabajando por su comunidad, mostrando que el servicio no tiene fecha de retiro. “Seguiré ayudando mientras Dios me dé vida. Servir a los demás es lo que más me llena de alegría”.
Jaime Pérez Pacheco no solo fue el comandante del Cuerpo de Bomberos de Barranquilla; fue un líder que marcó la diferencia y un ejemplo de que, con fe y esfuerzo, los sueños de la infancia pueden transformarse en un legado eterno.