Pasadas las cuatro de la madrugada de este martes, a los vecinos de la calle 51 con carrera 36, en el barrio Lucero de Barranquilla,  los despertó un estruendo. En medio del silencio y oscuridad de esa hora fue algo espantoso.

Al asomarse escucharon los gritos y los llamados de auxilio que provenían de la casa en ruinas de la familia Beltrán.

El inmueble era una vieja casona de más de 80 años que varias generaciones convirtieron en un multifamiliar.

Unas 14 personas, integrantes de la familia Beltrán, residían en la vieja casona, dividida en tres secciones. 

Después del fuerte vendaval de la noche que en el sector hizo volar estructuras de viviendas, pasadas las 4:00 de la  madrugada se sintió el estruendo al caer el techo y las paredes laterales de la vieja casona. Como por efecto dominó, primero el techo y luego las paredes. 

"Cuando yo escucho ese estruendo lo primero que se me viene a la mente es mi mamá y arranco para el cuarto de mi mamá, pero no se veía nada porque no había luz. De pronto comenzamos a pedir auxilio a los vecinos. Sacamos a las cuatro personas que estaban sepultadas prácticamente entre tejas y escombros",  narró Edgar Beltrán, uno de los damnificados.

Agradeció que todos estén vivos, entre ellos su señora madre de 82 años y un sobrino de 14. Este último tiene fractura en el fémur y lesiones en la cabeza. Su anciana madre, de milagro solo sufrió golpes.

“Fue impresionante, uno no sabía ni qué hacer”, señaló. En medio del desespero, las ruinas y la oscuridad todo era un caos.

Una vez restablecidos del golpe de haber perdido todo y estar vivos de milagro, agradecen la colaboración de los vecinos que ayudaron a sacar a su mamá que salió “sangrando y dando gritos. No era para menos”.

Los cuatro integrantes de la familia Beltrán siguen hospitalizados: dos en el Hospital Barranquilla, uno en la Clínica El Prado y otro en el Camino Adelita de Char.

“Ya están estables gracias a Dios, lo que tienen son golpes”.