Hacienda de narco asesinado en España acoge a víctimas de conflicto armado
La casa y las cerca de 100 hectáreas que pertenecieron a Leonidas Vargas están ubicadas en las afueras de Florencia.
Sobre los terrenos que en su día pertenecieron al narcotraficante colombiano Leonidas Vargas, quien fue asesinado en 2009 en España, hoy se levantan viviendas de protección social donde víctimas del conflicto armado procuran rehacer su vida.
La casa y las cerca de 100 hectáreas en las afueras de Florencia, la capital del departamento amazónico del Caquetá, se llamaba "El Puerto" y en 2004 pasó a manos del Estado.
Ahí se han construido varios bloques de pisos e hileras de casas destinadas a víctimas del conflicto armado colombiano en los últimos cinco años, y se siguen levantando viviendas en lo que ya se conoce como el barrio de La Gloria.
Del dinero "narco" quedan pocas cosas: la casa principal se derruyó y en su lugar hoy se encuentra un centro de bienestar animal municipal que aprovecha los establos de Vargas, quien fue amante de los caballos.
Sin embargo, sigue en pie una gallera de madera en la entrada de la antigua casa que ahora acumula polvo y malas hierbas, donde el narcotraficante solía organizar peleas de gallos.
Vargas hasta tenía una pista de aterrizaje para sus avionetas; hoy, esa pista es una calle sin ni siquiera asfaltar, como todas las del barrio.
La Gloria es una zona humilde, donde hasta esta semana ni siquiera había una tienda para abastecer a la población de verdura fresa, arroz o productos de aseo.
Una escuela y un centro juvenil son los equipamientos con los que cuenta el barrio, que crece de población a medida que se entregan las viviendas a sus beneficiarios.
Este agosto se esperan que se entreguen las casas para unas 160 personas más, aunque sus destinatarios se quejan de las malas condiciones en las que se encuentran los edificios.
Así, en la hacienda nada queda de la riqueza que amasó Leonidas Vargas a través del negocio ilícito de la cocaína y que le sirvió para acumular dinero y propiedades en muchos puntos del país.
El narcotraficante, a quien apodaron "El Viejo" o "El rey del Caquetá", llegó a ser uno de los criminales más buscados de Colombia y fue socio en la década de 1980 del abatido mafioso Gonzalo Rodríguez Gacha, alias "El mexicano", jefe militar del extinguido cartel de Medellín, que dirigía Pablo Escobar.
Vargas era oriundo de la región y antes de dedicarse al narcotráfico era carnicero.
Sin embargo, hubo un momento en el que empezó a vender la carne a cambio de "lo blanco", y se inició así en el negocio ilícito, o al menos así lo cuentan algunos habitantes de Florencia.
Apresaron a "El Viejo" en 1995 y la justicia colombiana lo condenó a 19 años de cárcel, aunque quedó en libertad sólo siete años después.
Su historia terminó el 8 de enero de 2009, hace casi dos décadas, cuando murió asesinado a balazos a los 59 años en un sonado suceso en un hospital de Madrid, donde se recuperaba de incógnito de una enfermedad cardiovascular.
Los jóvenes de La Gloria apenas conocen el pasado que alberga su barrio, pero los mayores tienen un recuerdo claro del que fue el narcotraficante más pudiente de su tierra.
De hecho, muchos destacaron que era una persona respetada en Florencia y hasta "querida" por los habitantes del departamento, porque construyó una plaza de toros en la ciudad e hizo "varias acciones de ayuda", explicó a Efe Eduardo, el vigilante del actual centro de bienestar animal, donde antes estaba la casa de Vargas.
En cambio, los adolescentes que salen en la tarde del centro juvenil apenas saben quién era el narcotraficante, e incluso mostraban sorpresa ante la pregunta.
Muchos llegaron a Florencia desde diferentes puntos del país para recibir su vivienda social y tratan de hacer amigos en el barrio y acostumbrarse a la nueva situación.
"Yo hace nada más unos meses que llegué de Fusagasugá (centro) y no había oído hablar de este narco, pero tocará darle las gracias por darnos las tierras, ¿no?", se preguntaba una joven de 13 años del barrio.
Al saber que las tierras se las quitaron a Vargas y que asesinaron al narcotraficante hace nueve años, su respuesta es la siguiente: "¿Ah, pero está muerto?".
EFE