Distrito de Drenaje de Manatí visto desde las compuertas de Puente Militar.
Distrito de Drenaje de Manatí visto desde las compuertas de Puente Militar.
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José Granados

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En manos de la ADR que 22.000 hectáreas sean más productivas o sigan abandonadas

En el Distrito de Manatí la Gobernación avanza en la limpieza de 123 kilómetros de canales, pero la Nación debe recuperar los carreteables.

Por José Granados Fernández
Twitter @JoseGranadosF


El abandono del Gobierno Nacional lleva más de medio siglo; han soportado dos megainundaciones, en 1984 y 2010, y durante crudos inviernos como el actual es más lo que pierden que lo que ganan, pero siguen ahí, “guerreando y defendiendo” lo que tienen, confiados en que en algún momento serán parte fundamental de la cadena productiva del Atlántico.

Son 1.815 campesinos asentados en el Distrito de Drenaje de Manatí los que esperan que la Agencia de Desarrollo Rural, ADR, recupere esta infraestructura para que forme parte de los proyectos que el presidente Gustavo Petro anuncia para pequeños agricultores y ganaderos como ellos.

“Aquí todo fue hecho para que funcione en invierno y verano, pero todo ha estado abandonado por años”, dicen los labriegos. Desde que fue construido a mediados de 1960, junto con el embalse de El Guájaro y los distritos de riego de Repelón y Santa Lucía, en el de Manatí, por el abandono, son evidentes el deterioro, el taponamiento y la sedimentación de sus 123 kilómetros de canales (más largos que la vía Barranquilla - Cartagena), puentes, box culverts y carreteables.



Bajo la incesante lluvia, John Cantillo lleva puesto un impermeable amarillo y botas pantaneras llenas de barro. Al pie de las compuertas de Puente Militar, donde la Gobernación y la Corporación Regional del Atlántico trabajan para desaguar parte de El Guájaro, que ya inundó los pueblos de La Peña y Rotinet, el pequeño productor agropecuario, al igual que sus compañeros Agustín Caicedo y Blas Acuña, también cuestiona que desde Bogotá les están llegando cuentas millonarias por trabajos que la ADR nunca hizo o por servicios que nunca prestó. “Los cobros van dirigidos hasta a propietarios muertos”, asegura.



Debido a la subutilización y la parálisis de los distritos agrícolas, hace dos años la gobernadora Elsa Noguera firmó con el Ministerio de Agricultura un convenio para recuperarlos y así tener un manejo cercano a las comunidades, “no a control remoto, con funcionarios ausentes”, como cuestionan los campesinos.

Así comenzó el plan para sembrar 5.000 hectáreas en Repelón, especialmente con palma africana y limón tahití para exportación, y 2.000 hectáreas en Santa Lucía, con cacao y plátano.

Canal de Boquitas recuperado por la Gobernación del Atlántico.

En Manatí hay que hacer otro tipo de obras. Lady Ospina, secretaria de Aguas del Atlántico, explicó que, para mitigar las afectaciones invernales, además de la necesidad de desaguar El Guájaro por el canal de Boquitas, la gobernadora Noguera aprobó limpiar de inmediato 38 de los 123 kilómetros de canales sedimentados.

Blas Acuña, longevo cultivador que vive a un costado de la vía Punta Polonia - Las Compuertas, agradece que con la limpieza y el acompañamiento de FunRural, operador contratado por la administración departamental, le hayan ayudado a secar parte de sus tierras inundadas hace dos años y en las que perdió 4.000 mojarras listas para vender, aves de corral y el pastizal.



Sobre la importancia del Distrito de Manatí, Luis Humberto Martínez, secretario de Desarrollo del Atlántico, recalca que esta infraestructura debe “operar siempre en un doble propósito”: que en invierno evite las inundaciones y en verano sirva para llevar agua a las áreas de cultivo y de ganadería.



Como el objetivo es ampliar las zonas cultivables del Atlántico, pues el Distrito de Manatí abarca tierras de Candelaria y Campo de la Cruz, la secretaria Ospina llama la atención de la Agencia de Desarrollo Rural para que una vez termine la limpieza de la Gobernación, siga con el mantenimiento de los canales y la recuperación de los carreteables para que exista una permanente comunicación interpredial.



Otra tarea pendiente con la ADR, si es que recupera esta infraestructura agropecuaria, es “hacer un borrón y cuenta nueva sobre las deudas porque fueron servicios que no prestaron” y acabar el vertimiento de las aguas de la laguna de oxidación del municipio de Manatí, afirma el campesino Agustín Caicedo.



Después de la tempestad, en este caso el invierno, viene la calma. Los pequeños agricultores y ganaderos del Distrito de Manatí esperan que el Gobierno Nacional, en cabeza de la ADR, amplíe el convenio con la Gobernación del Atlántico y haga las inversiones para que las 22.000 hectáreas sean productivas todo el año, porque de lo contrario en cada invierno o verano todo seguirá siendo una calamidad.
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