El buque encallado este domingo en Bocas de Ceniza.
El buque encallado este domingo en Bocas de Ceniza.
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Dimar - Demetrio Aguas

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¿Cuántos encallamientos más para solucionar problemas en el canal de acceso?

Multimillonarios dragados siguen sin dar resultados.

Lo ocurrido este domingo con la motonave “Smew”, de bandera de Chipre, ni deja de sorprender ni tampoco representa alguna novedad en el puerto de Barranquilla.

Sencillamente, es el resultado de la manera como el Patrimonio Autónomo Findeter - Cormagdalena ha venido manejando el mantenimiento del canal de acceso.

Con unos multimillonarios y cuestionados contratos de dragado que han resultado ineficientes para las expectativas de una ciudad que, como Barranquilla, avanza de manera acelerada, imparable, en la reactivación económica, especialmente tras las graves consecuencias causadas por la pandemia del Covid-19.

De hecho, los expertos portuarios han cuestionado ampliamente los modelos bajo los cuales este Patrimonio Autónomo, quizás desconociendo las condiciones del tramo final del río Magdalena (22 kilómetros entre el Puente Pumarejo y Bocas de Ceniza), ha  insistido en unos sistemas de dragado que han fracasado con belgas y chinos.

Pero, los expertos del Patrimonio Autónomo que trabajan desde la fría capital ni siquiera tienen en cuenta las recomendaciones de los verdaderos dolientes del puerto de Barranquilla. Bastante alejados de la realidad.

Por ejemplo, los Pilotos Prácticos de Barranquilla advirtieron que de acuerdo con el más reciente plano batimétrico en Bocas de Ceniza se presentan bajos de 9 metros en el centro de canal y de 7,9 en el canal. 

En este sentido, advirtieron sobre los riesgos para las maniobras: “Pérdidas de gobierno, efecto de banco, etc. ¿Será seguro transitar por ese sector?”. Y pasó lo que pasó hoy con el encallamiento de la motonave chipriota ‘Smew’.

Los mismos pilotos prácticos, que son los encargados de las maniobras de arribo, zarpe y fondeo de los buques en los diferentes puertos del mundo. advirtieron el 5 de julio la grave situación que se registra en el sector de Bocas de Ceniza, sin que los “expertos” de Findeter y Cormagdalena, atiendan el llamado para adoptar los correctivos y evitar emergencias como la de este domingo.

En esa oportunidad alertaron sobre un ancho del canal en Bocas de Ceniza de 114 metros para buques de 200 metros de eslora (longitud) y calados de 8,5 metros, lo que claramente significaba condiciones inadecuadas para las maniobras.

Por ello, advirtieron que con corriente de 6 nudos, vientos de 20-25 nudos y olas de 2 metros, de acuerdo con los estándares internacionales mínimos se requiere un ancho de 200 metros de canal en esa zona.

Las consecuencias de no atender las recomendaciones de quienes realmente son dolientes y conocen el tema portuario en Barranquilla, no se han hecho esperar.

Una reciente reducción de calado a 8 metros para embarcaciones hasta de 150 metros de eslora (longitud), sin restricciones. Y un calado de 8 metros para embarcaciones de 150-200 metros de eslora, sin restricción pero con 60 centímetros de asiento positivo mínimo.

Lo que significa que no se adoptan las medidas necesarias, ni por parte del contratista ni mucho menos por Findeter - Cormagdalena para evitar la parálisis de dragado frente a las actuales condiciones del tramo final del río, que debería ser de pleno conocimiento de todos esos protagonistas.

“Reducción del calado es una pésima noticia que afecta en un momento crítico la competitividad, generando altos sobrecostos en operaciones de comercio exterior. Urge redoblar esfuerzos para recuperar las condiciones pronto”, se pronunció Asoportuaria.

En medio de toda esta catástrofe portuaria en Barranquilla, llama la atención la reciente posición asumida por el Presidente Iván Duque tras el rotundo fracaso de la contratación de la APP del Río.

Quiso justificar este fracaso, junto con la Ministra de Transporte barranquillera, Ángela María Orozco, y el también barranquillero Director de Cormagdalena, Pedro Pablo Jurado, prometiendo una recomposición en las vigencias futuras para financiar la APP y, además, disponer de una draga permanente en el puerto de Barranquilla.

Lo que no reconoció fue que en los 4 años de Gobierno la APP del Río resultó un contundente fracaso, al igual como ocurrió con el mandato de su antecesor, Juan Manuel Santos.

Pretender ahora, a 28 días de abandonar el Gobierno, de hacer creer que el puerto de Barranquilla quedó plenamente atendido en estos 4 años, resultaría, en términos costeños, una típica ‘promesa de cumbiambera’.

Más bien, los entes de control deberían investigar los resultados de los multimillonarios contratos de dragados para saber, públicamente, cuántas sorpresas surgen.

 

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