Imagen del acto simbólico.
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EFE

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Conmemoraron los 30 años del inédito acuerdo de paz con guerrilla del M-19

En la Plaza de Bolívar de Bogotá.

Los fusiles del M-19 se silenciaron hace 30 años gracias un acuerdo de paz con el Gobierno colombiano que permitió a esa guerrilla echar a andar un proyecto político pionero en América Latina, aniversario conmemorado este lunes en la Plaza de Bolívar de Bogotá.

En el corazón de la ciudad, donde la guerrilla urbana se tomó el Palacio de Justicia en 1985, la alcaldesa Claudia López recordó que el desarme fue una "decisión osada y difícil, pero audaz y visionaria que valió la pena".

López aseguró que "este es un acto de memoria para honrar a las víctimas del conflicto y la valentía de quienes decidieron por primera vez hacer parte de un proceso de paz en Colombia", y destacó los avances que, según ella, en estas tres décadas le han ahorrado muchas víctimas al país.

"No ha sido fácil pero en estos 30 años el balance ha sido positivo porque, aunque el país no es perfecto, es un país con mucha menos violencia. Fue la mejor decisión para los protagonistas, los ciudadanos y las generaciones que vendrán: a la guerra nada, a la paz todo", dijo.

Largo camino hacia la paz

El 9 de marzo de 1990, el jefe del Movimiento 19 de Abril (M-19), Carlos Pizarro, y el entonces presidente colombiano, Virgilio Barco, firmaron en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo, el acuerdo con el que se selló el tránsito a la vida civil de los desmovilizados.

La vida política de Pizarro duró poco porque mes y medio después de entregar las armas fue asesinado a tiros en un avión en pleno vuelo entre Bogotá y Barranquilla, donde haría un acto de su campaña a la Presidencia.

Las banderas del nuevo partido, la Alianza Democrática M-19, la recogió Antonio Navarro, actualmente uno de los líderes del partido Alianza Verde y quien este lunes describió las características del acuerdo.

"Fue un acuerdo simple, recibimos el apoyo unánime de la sociedad colombiana, hubo reconciliación, pedimos perdón y perdonamos a los que nos agredieron de manera injusta", aseguró Navarro, quien después de dejar las armas fue ministro de Salud, gobernador, alcalde, representante a la Cámara y senador.

Navarro aseguró que esas características no son fáciles de repetir y fueron muy distintas a las del actual proceso de reincorporación de los desmovilizados de las FARC.

"Cada momento histórico es distinto, cada momento tiene sus condiciones, las nuestras fueron esas y estamos orgullosos de haber tomado la decisión de haber continuado en el proceso de paz aún después de la gravísima agresión contra Carlos Pizarro", dijo.

Homenaje a las víctimas

La representante a la Cámara María José Pizarro, hija del asesinado, rindió un homenaje a los familiares de los desaparecidos en la retoma militar del Palacio de Justicia ocupado por el M-19 en 1985 y a quienes decidieron entregar las armas.

"Hace 30 años una generación de jóvenes dio un salto al vacío y se la jugó por la paz, por la dignidad y la democracia (...) Estaban tan convencidos de ese paso que hicieron una paz absolutamente generosa a pesar de que se habían incumplido los acuerdos", dijo.

La congresista reconoció que en ese momento la paz fue dolorosa para muchos, incluso para ella, pero destacó que gracias a la audacia de su padre y de todos los desmovilizados que manera unánime votaron por dejar las armas, Colombia demostró que "la guerra y la paz pueden convivir".

Pizarro, opositora del Gobierno del presidente Iván Duque, aseguró que levantará su voz "todas las veces que sea necesario para que irrumpa la democracia real, la riqueza de nuestros territorios y un nuevo relato nacional que los debe incluir a ustedes, los eternos rebeldes".

"La revolución es la paz"

En la conmemoración, durante la cual la Alcaldía de Bogotá anunció que hará un monumento a la memoria con los lingotes fundidos de las armas entregadas por el M-19, el presidente de la Comisión de la Verdad, el sacerdote jesuita Francisco de Roux, envió tres mensajes de reconciliación.

El primero dirigido a los desmovilizados de las FARC para que "perseveren en lo que el M-19 con tanto coraje hizo" y enfatizó en que "todavía no podemos olvidar el día en el que Pizarro fue asesinado y pese a eso ellos tomaron la decisión de continuar".

De Roux envió un segundo mensaje a los que continúan en conflicto: "a (la guerrilla del) ELN y a todos los que todavía se empeñan en creer que por el camino de la guerra va a ser posible encontrar soluciones al futuro del país".

Y el tercero al Gobierno "para que la guerra pare porque cada día la guerra con el ELN significa para Colombia la altísima posibilidad de tener nuevas víctimas".

"Hoy lo revolucionario ya no son las armas, la revolución es la paz", aseguró.

Prueba para la democracia

Sentarse a dialogar por primera vez con una guerrilla en las condiciones en las que se hizo con el M-19 era la manera de poner a prueba la fortaleza de la democracia colombiana, así lo aseguró el entonces representante del Gobierno en el acuerdo de paz, Rafael Pardo.

"Un día como hoy los colombianos recibimos las llaves que cerraban la puerta de la guerra, abrazaban la esperanza y abrían las fronteras para la democracia. La palabra paz adquirió entonces un nuevo significado", dijo.

El acto concluyó con las palabras de Vera Grabe, una de las líderes del M-19, que valoró que "30 años después de haber firmado el acuerdo, estamos acá con el aprendizaje de que la paz es un camino de construcción (...) y sobra refrendar nuestro compromiso porque en estos 30 años lo hemos demostrado con creces".

EFE

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