Lionel Messi en 2011 y hoy en día, en 2021.
Lionel Messi en 2011 y hoy en día, en 2021.
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Zona Cero.

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Tras casi una década, Lionel Messi hace su segunda visita al Metropolitano

El argentino jugó para las eliminatorias rumbo a Brasil 2014 y dejó su huella.

El que para muchos es el más genial jugador de su generación, además de uno de los mejores de todos los tiempos, Lionel Messi, vuelve a Barranquilla para jugar con su escuadra, la Selección Argentina, ante el conjunto colombiano luego de 3,493 días, de una tarde en la que incrustó su impronta. 

El 15 de noviembre de 2011, en cumplimiento de la cuarta fecha de las eliminatorias con destino al Mundial de Brasil, una auténtica revolución se tomó la ciudad.

Es que el mejor jugador del mundo -para ese entonces, y puede que aún lo sea- visitó por primera vez la ciudad en una fecha que se volvió un carnaval entre las expectativas disparadas por su presencia. 

Para aquella oportunidad, quien escribe este manejo de recuerdos, estuvo cubriendo junto a un pelotón de reporteros los detalles de la presencia del jugador y de las notas de hace tantos años, recuperé algunos de los artículos de ese compromiso, que se perdió 2-1, con un tanto de Messi para igualar, en su momento, las acciones. 

Las notas de las publicaciones de esos días indicaban que “la solo idea de su presencia trastocó la ciudad. Gente de Bogotá, Cali, Medellín, Bucaramanga é incluso Pasto pagaron suntuosas suites para poder contar a sus amigos, familiares, vecinos conocidos y desconocidos que respiraron su mismo aire, y que durmieron bajo el mismo techo de ese crack”.

El impacto del tercer pico de la pandemia cambió radicalmente el ambiente para esta eliminatoria, que apenas y ahora tendrá por primera vez hinchas en la grada, no solamente en Barranquilla, sino en toda Sudamérica. 

La imagen de aquellos días frente al hotel de concentración de Argentina, especialmente antes de las ruedas de prensa, fue “una romería de seguidores comparables a las del Papa en domingo, en plena plaza del Vaticano”. 

“Ayúdeme a cumplir el sueño de mi vida” o “le estaré eternamente agradecido si usted dice que soy su ayudante”, se desvivieron dos jovencitas, que a leguas se les notaba que no llegaban a los 20 años, en el momento en que ingresamos a tener contacto con el hoy ya fallecido entrenador Alejandro Sabella.  

Lo que es casi seguro, es que ese mismo fenómeno de admiración se tornará en el ambiente caldeado en su contra, a pesar del muy limitado número de hinchas que podrán asistir. 

La tarde de ese martes novembrino, los ojos clavados en Messi comenzaron a seguir cada paso que dio en el terreno de juego. 

Revisando entre las notas, Messi tocó la primera pelota y la paró mal, me pregunté “¿estará nervioso?”; y en el acto me respondí “ojalá lo esté”. 

Fue marcado entre Gustavo Bolívar, Abel Aguilar, Mario Yepes y Aquivaldo Mosquera.

El fotógrafo sentado a mi lado que “él (Messi) no estuvo”, es que no era el mismo, no se notaba como el mejor del mundo "sin discusión" como dijo Carlosel Pibe’ Valderrama.

El estadio, aquella tarde como seguramente será esta noche, a pocos les interesaba que demostrará lo contrario. 

Colombia se fue ganando 1-0 al descanso tras un gol de tiro libre de Dorlan Pabón que se desvió en la barrera para meterse en las redes. 

Para la segunda parte, ‘la Pulga’ comenzó a mandar en la cancha. El rival no reaccionó. No pasó mucho tiempo hasta que se salió de control y casi todos los cuarenta y siete mil en el estadio lo lamentamos.

En un error, Yepes chocó con David Opsina, y con un toque de la zurda de Messi llegó el empate. Después sus gambetas se hicieron más constantes, sus compañeros lo rodearon y ya las patadas y los quites no lo contenían.

Pese a todo, el calor lo deterioraba, sus piernas temblaban, hacia jarras, pedía líquido, estaba magullado y había sufrido un balonazo adrede en la cabeza pero la magia continuaba allí.

Lo demostró cuando faltaban seis minutos, se la tocó a su hoy compañero de equipo, Sergio Agüero y su compadre ‘el Kün’ aprovechó para el 2-1. 

Las notas finales de la crónica de ese día señalan que la gente de las cuatro tribunas del Metropolitano se quedaron un instante más antes de salir, solo para verlo desde lejos, para guardar su estampa en la cabeza, para poder contar del partido que ganó él, para poder decir “este es el crack que vi’”.

Messi golpeado por la temperatura que ya no tendrá que cargar esta noche, pero ahora con una década más en las espaldas, terminó sin aliento, con las mejillas rojas, sus piernas endebles, su sien bañada en sudor. 

En las últimas fotos de la memoria lo recuerdo sostenido por dos policías, pasando sin gambetear por los pedidos de autógrafos de sus admiradores. Abordó un vehículo que lo llevó a otras citas con la gloria.

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