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Rodrygo en la acción donde convirtió el segundo gol del Real Madrid.
Rodrygo en la acción donde convirtió el segundo gol del Real Madrid.
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EFE

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Real Madrid y Manchester City decidirán su suerte en el Etihad

En un vibrante partido empataron 3-3 en la ida por los cuartos de final en el Santiago Bernabéu.

Por segundo año consecutivo, el Etihad Stadium resolverá un duelo majestuoso entre Real Madrid y Manchester City, que intercambiaron remontadas en el Santiago Bernabéu en un gran espectáculo futbolístico (3-3), que salvó la épica madridista tras la demostración de poderío sin Kevin De Bruyne del vigente campeón.

Alzó el vuelo en su competición fetiche una vez más el Real Madrid con una determinación envidiada por sus rivales. Hasta en dos ocasiones para viajar a Manchester con opciones. Reaccionando a los golpes con la entereza del que se siente rey de la competición. Confiado en sus virtudes para enterrar sus errores.

Lo cometió Andriy Lunin en su primer partido grande de verdad como titular que dejó una mancha que debe corregir para no sentir la sombra alargada de Courtois en los días decisivos. También Carlo Ancelotti para cambiar el panorama cuando se complicó en el segundo acto.

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El ambiente de noche mágica del Santiago Bernabéu, el arranque repleto de euforia de un Real Madrid descansado que quiso avasallar a un City con un desgaste mayor, sufrió un doble golpe en los primeros compases. A los 39 segundos era castigado con amarilla por su primera entrada Tchouaméni. La apuesta de Ancelotti como central por un centrocampista defensivo, en una decisión difícil de digerir para Nacho, dejaba la peor de las noticias para el equipo blanco. Una amonestación que le impedirá estar en el Etihad.

Las malas noticias se ampliaron desde el doble error de Lunin. Confiado ante la lejanía de la falta no pidió más presencia que un compañero en la barrera. Mal colocado. Bernardo Silva aceptó la invitación, probó suerte y se encontró con la reacción tardía del portero. Uno de esos fallos que pasan factura en eliminatorias entre gigantes.

El panorama, la obligación de remontar de nuevo al City, ahora con la vitola de vigente campeón, reforzó la petición inicial de Ancelotti a sus jugadores.

Fede Valverde celebra con Luka Modrid el gol del empate 3-3 del Real Madrid.

Sonrió el factor fortuna cuando Camavinga chutó con descaro desde fuera del área. Reservado su primer gol del curso, tardío por su importancia, para un momento trascendental. Rechazaba en Rúben Dias y se convertía en imposible para Ortega, de nuevo titular en una decisión sorprendente de Guardiola con Ederson ya recuperado.

El éxtasis del madridismo, un Bernabéu en ebullición como en las semifinales de la remontada, reapareció con el mismo protagonista: Rodrygo. De su doblete en 89 segundos en una mágica remontada que engrandeció la historia del Real Madrid en la Champions, a 114 segundos de una nueva reedición. El pase al espacio de 'Vini', la carrera de Rodrygo y la definición con calma. Suave ante Akanji y un portero dubitativo en la salida.

El partido estaba donde deseaba el Real Madrid, con su pareja brasileña encontrándose siempre, Rodrygo perdonando con todo para marcar al buscar la escuadra. Una acción que habría cambiado el rumbo del partido antes de la reacción del City.

Rondaba el empate ante la tardanza en las marcas, la superioridad inglesa en la frontal. Lunin evitaba los dos primeros intentos, de Foden y Bernardo Silva, y nada podía hacer ante el balón en la escuadra de Foden. Uno de los jugadores decisivos del curso, que había estado desaparecido hasta ese momento.

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Con Ancelotti lento en los cambios, tardando en reaccionar a lo que estaba ocurriendo sobre el tapete. Lo hizo cuando Gvuardiol, recuperado a última hora por Guardiola para calmar sus bajas defensivas, enganchaba un derechazo imparable al pase atrás de Grealish. El músculo del campeón aparecía sin necesidad de De Bruyne.

Al Real Madrid sólo le quedaba la carta de la épica y nunca se le puede dar por muerto. Así, en su arreón final repleto de orgullo, logró devolver la vida a la eliminatoria. Con un golazo de Fede Valverde tras una arrancada de Modric y un pase preciso de Vinicius. En un mal día, dos asistencias. E incluso acarició otra proeza segundos después, en un balón peleado por Bellingham que entre el portero y la zaga por poco no acabó dentro de la portería. El Etihad decidirá un pulso que engrandece el fútbol.

EFE

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