Pocas veces en la historia del fútbol universal se habían visto 24 horas más llenas de falta de sentido que las que se están experimentando actualmente en el fútbol colombiano, por cuenta de las actuaciones de la Dimayor, su Comité Disciplinario y los dirigentes de los equipos y sus directivas.

Todo empezó la noche del viernes. Siendo de autos conocidos el escándalo del América de Cali y su mala inscripción de un jugador en un partido ante Patriotas, que debió costarle los puntos y por tanto su eliminación, dando paso a la clasificación de Águilas en su lugar y la realización de un nuevo sorteo.

Esto terminó con una resolución en la que el Comité Disciplinario (CD) de Dimayor negando el castigo pero admitiendo una irregularidad y compulsando copias al representante legal de los escarlatas. Todo un contrasentido publicado en avanzadas horas de la noche del mismo viernes. 

Pero eso fue nada más la punta del iceberg. 

En la misma resolución, la 024 de 2020, en su segundo apartado le notificó a Nacional, menos de 24 horas antes y ya estando en Cali con los jugadores, que no podría utilizar a Jarlan Barrera y Andrés Andrade, puesto que aún tenían fecha de sanción, teniendo en cuenta que la penalización no se cumplió al no jugar ante el Cúcuta, juego que ganaron por la no presentación del rival, ante su proceso de liquidación recientemente anunciada y además la pérdida provisional de su reconocimiento deportivo. 

Eso quiere decir, que en primer lugar, ¿si Patriotas no obliga a la reunión de emergencia del CD, Nacional hubiera alineado de todas maneras a los jugadores ocasionando una demanda a futuro?  Y en segundo lugar ¿Cómo notificar a un equipo sobre estos temas la noche anterior ya habiendo viajado a enfrentar el partido? 

El tema no se ve mejor, pero sigamos.

En las primeras horas de esta tarde, Nacional salió lanza en ristre contra la resolución y solicitó a la Dimayor aplazar el partido. El gran temor de la rectora de nuestro fútbol profesional es aplazar juegos, porque no hay más tiempo para jugar los partidos. Todo está apretado al límite. 

Entonces pasó lo increíble -si es que ya de por si lo demás no lo era- un comunicado del CD en el cual resuelve “devolver sin trámite el recurso de apelación presentado por Atlético Nacional”, acto seguido “admitir la solicitud de reconsideración presentada por el presidente de la Dimayor” y por tanto dejar habilitados a Barrera y Andrade. 

Encima, antes de tramitar esa situación, el reconocido abogado colombiano, Francisco Bernate, recién ingresado al CD, presentó ante sus pares solicitud de impedimento, que tras ser analizada, le fue negada y opinó y votó. 

Sin embargo, de dicha reunión no se enteró el Patriotas, que se unió al clamor inicial de Nacional, ya descartado de plano por la autorización para jugar de sus futbolistas, de suspender la fecha, ante las acciones de segunda instancia que interpuso ante la resolución 024, en su pleito contra el América. Génesis de todo esto. 

El tema que el Patriotas llevará su caso hasta el TAS, de ser necesario. Y si su proceso es admitido, se fallará dentro de 4 a 7 meses. Es decir para cuando ya haya un campeón ¿Qué pasará entonces si ordenan la eliminación del América? 

Pero hagamos punto y aparte. 

Hay otro escándalo que sacude al fútbol colombiano, y es que la agremiación de estos deportistas dieron a conocer que los jugadores del Deportivo Pereira entrarán en cese de actividades, pues el gerente liquidador del cuadro risaraldense les incumplió con el pago del último salario, así como de los premios y de otros acuerdos previos. 

Este cese de actividades, consistente en ir a los entrenamientos pero no realizar ninguna clase de ejercicios, pondría junto a la ausencia del Cúcuta, en jaque la realización de la liguilla de eliminados. Un invento para salvar el contrato de TV y el mínimo de partidos pactados este año. 

Vergüenza y más dolor por donde se le mire. 

Menos de 24 horas y mucho que lamentar. En medio de todo este lodazal, en próximas horas se jugarán los cuartos de final de la denominada cuarta mejor liga del mundo. Sin mucho más que agregar.