Orlando Pineda es uno de los más exitosos entrenadores profesionales en el boxeo colombiano.
Foto
MPsportimages

Share:

El legendario Orlando Pineda 'tira la toalla' con la firma Cuadrilátero

Fueron 27 años y decenas de títulos mundiales que logró en su vida consagrada al boxeo.

Un 23 de mayo de 1944, en el lugar en el que opera el hotel Santa Clara, en Cartagena, nació un bebé morenito, quien le ha ganado el combate a la vida durante 27 años montado en un ‘Cuadrilátero’. Hoy lo abandona, pero al boxeo.

Hijo de Nélida García Mendoza y Orlando Pineda, Orlando Pineda García no fue mucho como boxeador. Pero como entrenador de boxeo le ha dado gloria al país con decenas de campeones mundiales en la firma Cuadrilátero, la cual está próximo a dejar.  

Su primer barrio en Cartagena fue  Getsemaní, pero se levantó para el boxeo y la vida en el desaparecido Chambacú, “un corral de negros”, como lo describe y que él asemeja a un cuadrilátero.

Pineda recuerda que había 18 casas campestres, solariegas, hermosas, de paredes gruesas. “Habían unas caballerizas”, pero Chambacú desaparece en 1971 cuando se proyecta la avenida Pedro de Heredia.

La Isla de Elba fue el primer nombre de este barrio que nació de la generosidad de unas acaudaladas viudas que no encontraban qué hacer con los caserones y los donaron a los más necesitados.

Mi mamá, atendiendo la petición de una amiga, accedió y construyó su casa, pero no era un barrio de invasión”, recalca.

Cuando aún no se llamaba Chambacú, las partes del vecindario recibían sus respectivos nombres: la parte norte se conocía como Puerto Duro.

En la parte central de La Isla de Elba quedaba la casa de Pineda. El sector se conocía como La loma de vidrio. “Era el más alto del barrio”.

Los inicios: “boxeadores naturales”

Mientras hacía oficios varios o lustraba calzados para llevar unos pesos y ayudar con los gastos de la casa, Pineda leía las revistas que su madre le traía del hotel Plaza Bolívar en donde ella laboraba como camarera.

Desde aquel tiempo Pineda fue atrapado por la curiosidad y se convirtió en un lector empedernido: historia, filosofía, motivacional, biografía. Aún veterano conserva ese gusto por la lectura.  “Todo lo que me caiga en la mano yo lo leo”. Pineda es un autodidacta.

Entonces los días del joven Pineda transcurrían entre el trabajo, la lectura y los estudios. En Chambacú conoció a sus amigos del alma, a los de siempre, entre ellos los boxeadores Antonio Cervantes ‘Kid’ Pambelé, Bernardo Caraballo – quien lo noquearía después como profesional-  y Rodrigo Valdés. También estaban  Pedro ‘Manopello’ Venegas; José Vázquez  y  Antonio ‘Mochila’ Herrera.

Los oficios del combo chambaculeros dependían de la producción doméstica de cada uno de sus respectivos  hogares.

La mamá de Caraballo hacía escobas, quien junto con Orlando, cuando habían muchas, salían a venderlas.  Otra hacía pasteles, en otras fritos. “Teníamos un grupo bueno”, recuerda con algo de nostalgia.

Con 11 años, en uno de esos paseos a la playa, en donde boxeaban a mano limpia entre ellos, un ex pugilista llamado Fortunato Greiff, le regaló dos pares de guantes.

Nos dijo: ‘así como joden, vamos a ver si también boxean’”.

El grupo se enfrentó en la playa, guantes en mano. “Desde ahí la cosa fue peor. Todos los días íbamos a la casa de Fortunato para que nos sacara los guantes”.

Cinco meses después el hermano mayor de Bernardo, Humberto Caraballo, llevó a la cofradía al gimnasio de Manga, en donde bajo el entrenador  chileno Julio Carvajal se pusieron a entrenar en firme.

Con nombre ficticio

Bajo el nombre de Robinson García, Pineda inició su carrera en el boxeo. Todo para ocultarle a su mamá que se desenvolvía en el arte de fistianas.

La mentira le duró 7 meses. “Una tarde me vieron boxear en el mercado y le dijeron a mi mamá. Ella no quería que yo fuera boxeador”, recuerda.

Como aficionado fue al Nacional de Montería (1961) en donde salió  subcampeón.  Un año después muere la progenitora del legendario entrenador, situación que le motivó para dar el paso al profesionalismo.

Su debut como profesional fue ante Rodrigo Valdez, contra quien perdió por decisión.

Como pugilista rentado realizó 18 peleas, ganó 12 (6 por ko), perdió 6 (3 de ellas por ko), sin empates.

Se casó. Con la responsabilidad de la familia llegó el trabajo y su retiro del boxeo profesional en 1966, precipitado también por un accidente en la mano.

Lo abandonó la mujer

Antes de dar el paso al profesionalismo, a raíz de las vicisitudes económicas producto de los salarios atrasados  y del peso de llevar dos hogares en el hombro, pues desde que falleció su mamá se encargó de sus hermanos, su primera esposa:  María,  lo abandona con 4 hijos en 1977.

Largas concentraciones con la selección Colombia, problemas de celos y otra serie de complicaciones, la fastidiaron.

Pineda totaliza 7 retoños: Nélida, la mayor, (antes de María).

Los abandonados por María son profesionales: Jorge, médico radicado en Panamá; Orlando, profesional en Comercio Exterior;  Alexander estudiante de Administración de Empresas y labora en un hotel en Cartagena, y Janet, única mujer del matrimonio “y la  que ha salido difícil para el estudio, a ella la afectó la separación”, aseguró.

Con su actual esposa, Carmen – a quien apodan ‘Chicho’- tiene dos hijos: Cindy, próxima a graduarse de médico, hace el rural , y Karol, estudiante de Comunicación Social. Se une a la lista Carolina, hija de Carmen con su primer esposo.

A Carmen la conoció en el barrio (1990). Recién separada llegó a pedirle a Pineda prestado un dinero para irse a Venezuela a olvidar el mal momento personal. Pineda en lugar de dinero, le dio un consejo:  “quédate en Colombia, como los dos estamos solos:  ¿Por qué no nos unimos? De pronto pegamos”, le propuso, hoy están juntos.

Entrenador precoz

A mí el boxeo no me dejó nada”, dice al referirse a su carrera como fajador rentado. Pero lo que se lleva en la sangre no se hurta y mientras trabaja sus golpes, se iniciaba como entrenador y mejoraba los de otros.

La mitad de la casa que dejó su mamá en Chambacú la tumbó para hacer un gimnasio.

Carlos Arturo Osorio, Eleodoro Pitalúa y Adalberto Gómez fueron los primeros boxeadores del entrenador Pineda. Posteriormente le entregan en propiedad el Club Ospina Pérez con el que conquista torneos locales y regionales, lo que le da la invitación a la Liga de Boxeo de Bolívar con ese grupo de peleadores  (año 69).

Para el 70, el seleccionador nacional Cindy Martin le observa las condiciones, lo arropa como uno de sus principales discípulos y lo llevó a la Federación. “Me tuteló y le aprendí mucho”.

Manuel Ríos (minimosca) en los Juegos Nacionales del 70 fue el primer campeón de Pineda. También logró el título por equipos. Con 22 años ya era candidato a dirigir la Selección Colombia, pero su juventud fue la principal talanquera. Sócrates Cruz – más profesional que aficionado – fue elegido como seleccionador nacional.

Se quedó en el cuerpo de trabajo de la Selección Nacional que preparaba su presentación en los Panamericanos de Cali.

Manuel Ríos (minimosca), Alfonso Pérez (ligero), José Vázquez (Walter Junior) y el peso pluma Armando Pérez fue el grupo que trabajó y clasificó Pineda  a los Panamericanos con saldo de 3 medallas de plata y 2 de bronce. “Que pudieron ser oro. Nos robaron mucho”, todavía se lamenta.

Con los Olímpicos a la vuelta de la esquina, Coldeportes los ratificó e inician el camino a Múnich 72, en donde le dieron a Colombia las dos primeras medallas de boxeo con Alfonso Pérez y Clemente Rojas.

Las de bronce pudieron haber sido de oro o plata y hubiéramos podido haber cogido otras más”, recordó.

En la Copa Mundo de Boxeo de Montreal (año 81)  fue como seleccionador Suramericano ocupando el tercer lugar. Renunció después de las olimpiadas en Los Ángeles (84).  Tras un año de laborar como pintor, volvió a la Selección Colombia.

Finalmente los conflictos en el boxeo aficionado le motivaron a dejarlo y convertirse en entrenador profesional. Con un grupo de  jóvenes con los que conquistó el prestigioso Torneo Gerlein Comelín, entre los que se encontraban Harold Gray, Kermin Guardia, Víctor Polo, Víctor Llerena y Manuel Álvarez, entre otros, dio el paso al pugilismo rentado.

Me prometí  que si en 3 años no sacaba un campeón con ese grupo, me retiraba de esta vaina”. Lo cumplió con el peso mosca Rodolfo Blanco, en  junio de 1992,  en Bilbao ante David Mccauley.

Harold Gray también fue campeón de ese grupo. Tras dos defensas exitosas de Gray, el empresario cartagenero que los tenía entró en crisis económica y vendió el grupo a ‘Billy’ Chams, pero con la condición que Pineda los siguiera trabajando, a lo que accedió el barranquillero de origen turco.

El titular de Cuadrilátero era el legendario Amílcar Brusa, quien llevó a Gray a Argentina en donde perdió el título. “Eso enfrió un poquito esta situación”. Para  1987 , esporádicamente le atendía uno que otro boxeador al reconocido empresario. “A los que Brusa no les tenía confianza, me los tiraba a mí”.

A raíz de las buenas peleas de mis boxeadores, Brusa decidió que cumplió un ciclo en Cuadrilátero y le dice a Billy que yo me quede”.

Desde ese entonces (1987) es el entrenador de la firma Cuadrilátero. Rodolfo Blanco, José Sanjuanello, José García, ‘Mambaco’ Pacheco, Harold Gray,  Miguel Barrera, Daniel Reyes, ‘Mochuelo’ Torres, Fulgencio Zúñiga,  César Canchila, el ‘Momo’ Romero y Darleys Pérez, han sido sus campeones mundiales .

Hoy Pineda vive la misma situación que Brusa. Tras una pelea de 27 años, el cartagenero tira la toalla.  

Yo pensé que el tiempo había llegado a su final. Yo había pensado en esto hace mucho rato. A Cuadrilátero no lo extrañan. Agámez no extraña esto, el mismo Sergio no lo extraña… ya tomé la decisión y me voy”, destacó.

Entrega el listón en la carrera de relevos de los pugilistas de Cuadrilátero por un cetro mundial  a Álvaro Mercado.  “Creo que el grupo queda en buenas manos. El profesor Mercado necesita su espacio para desarrollar sus ideas”, finalizó.

 

 

 

Más sobre este tema: