Daniella Rodríguez e Isabela Granados durante una ensayo.
Daniella Rodríguez e Isabela Granados durante una ensayo.
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Juan Pablo Mercado.

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El grito de Daniella e Isabela: vayan a la piscina y salven la natación artística

Son las dos únicas practicantes de la disciplina, en la categoría júnior.

Mientras chapotean en la cristalina agua de la piscina de clavados del Complejo Acuático Eduardo Movilla y se ponen de acuerdo en la coreografía, Daniella Rodríguez e Isabela Granados aguardan impacientes que una nueva compañera se les una.

Una que no tiene nombre, que no conocen, de la cual ni siquiera saben si pueden nadar, pero por quién aguardan desesperadas. 

Hace ya varios años, Daniella, actualmente estudiante de décimo grado en la IED Paraíso, inició en conjunto de otras compañeras la práctica de la que es hoy por hoy, una de las disciplinas con mayor crecimiento y presencia en el ciclo olímpico para Colombia: la Natación Artística. 

Daniela e Isabela invitan a quienes quieran hacer parte de la natación artística.

 

Daniella comenzó a entrenar en las tardes en la entonces piscina olímpica. Poco a poco fue puliendo unas incipientes habilidades con sus compañeras. Pero de un momento a otra, a lo largo de un año se vio sola. Sin nadie con quien entrenar. Así que haciendo gala de la recursividad tuvo que invitar alguien. Esa persona es Isabela, su compañera de curso en el colegio.  

“Antes tenía un grupo, pero de un momento a otro se salieron todas. Para no quedar sola, la invité a ella una tarde y le gustó. Este deporte enamora”, aseguró Daniella mientras rememoró aquellos años de lucha y dedicación, a pesar de los muchos problemas.

“El proceso ha sido muy difícil porque empezamos sin entrenadora. Nos tocaron varios años así, hasta hace dos o tres años que encontramos una, Melissa Mora. Ha sido un apoyo todos los días ayudándonos a crecer más”, expresó. 

El éxito de esta disciplina es tener los movimientos perfectamente coordinados.

 

Sin embargo, su preparación se ha visto truncada por un enorme problema: la falta de personal. Ellas son las abanderadas de este deporte en el Atlántico, pues a pesar de ser categoría Júnior, no hay otro equipo en una edad superior y el grupo que entrena en su club son todas infantiles, es decir menores.  

Por eso, ahora lo que buscan es poder incentivar nuevas deportistas a la práctica de esta disciplina, para sí poder participar en nuevos competencias y sobre todo en la modalidad por equipos. 

Melissa Mora acogió el entrenamiento de Daniela e Isabela.

 

“Es incentivar a las niñas que vengan a conocer el hermoso deporte que está aquí. Queremos que crezca nuestro club. Es un deporte muy lindo, con mucha disciplina, nos ayuda a tener un camino mucho más recto y seguro”, aseguró Daniella. 

Por su parte, Isabella, quien ya completó cuatro años dentro de la natación artística, indicó que no deben existir los miedos para entrar a este mundo. Ninguna practicante logra a la primera dominar las técnicas y que ella está dispuesta a guiarlas a sí como en su momento Daniella lo hizo con ella. 

Con el tiempo, la técnica ha sido pulida por las dos nadadoras.

 

“Cuando te tiras a hacer una rutina se siente tan bien. El maquillaje, el vestido de baño, es todo muy hermoso. Es un deporte muy femenino, pero también masculino en el cual se puede hacer un dueto mixto.  Así empezamos nosotras. Las podemos ayudar en los básico y luego, más adelante. Que tengan las ganas de venir aprender, de crecer con nosotras. No es fácil, pero se pueden lograr”, aseguró. 

Mientras esta pareja fantástica pone en práctica dentro de la piscina todo su repertorio, Melissa Mora, la entrenadora que llegó guiarlas, también invita a todas las muchachas de las diferentes edades a que se unan a esta aventura, que poco a poco ha ido cultivando sus frutos. 

Complejo Acuático Eduardo Movilla.

 

“Ya llevo tres años en el proceso. Iniciamos en el 2017, es un proceso largo. Empezamos con dos niñas, ya tenemos 15 niñas en varias categorías y buscamos unos buenos resultados en los torneos que vienen adelante. Aquí estamos abiertas a recibirlas con los brazos abiertos, vengan y pregunten qué estamos acá de lunes a viernes”, expresó Mora. 

Estas princesas de las piscinas se baten en el agua, con un giro elegante y una pequeña ola que las envuelve mientras agitan sus brazos de cisne y arquean sus brazos delicados, mientras una sonrisa en sus rostro las decora. 

Melissa entrega instrucciones a Daniella e Isabela.

 

Mantienen la esperanza que en cualquier momento otras chicas se les unirán y entre todas, soñando y trabajando juntas, puedan sumplir sus sueños de grandeza y belleza al vaivén de la danza que las transporta a un mundo intangible pero tan real como la gran piscina donde ensayan.

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