James Rodríguez se ha vuelto el hombre de la discordia. Además de que todo el país está pendiente las 24 horas del día de lo que hace o deja de hacer, ahora está claro que el jugador no tiene las credenciales para llegar, de momento, a la Selección Colombia.

La más reciente polémica se dinamitó la tarde del jueves, cuando Néstor Lorenzo, sin sonrojo alguno, anunció que James Rodríguez era uno de los nombres estelares en su primera convocatoria.

“James es un jugador que le ha dado mucho al fútbol colombiano. Tiene mucho más por dar, estuve hablando con él, lo vi con compromiso y me convenció. Estoy contento por su cambio de club, debió sacrificar muchas cosas y llegar a competir a un buen nivel. Está recuperado de su lesión y está en condiciones”, explicó.

Claramente, y aunque nunca falta quien lo salga a defender en su condición de ídolo, sus razones no convencieron a ningún periodista en la sala de la rueda de prensa.

Y mucho menos aún, a la afición nacional, que hace apenas unas horas lo había visto firmar contrato con el Olympiacos y que, por seguirlo día y noche, sabe que en los últimos seis meses no ha jugado ni 30 minutos.

Eso, sumado a la ‘renovación’ prometida pero poco ejecutada por Lorenzo, ha dejado a la gente profundamente incómoda.

Sin embargo, la convocatoria de James Rodríguez, solo porque sí, ofendió a la hinchada, que lo interpreta como un llamado por la popular ‘rosca’, nada más y nada menos. Es decir, solo está porque Lorenzo le tiene estima.

Se supone que el principal valor para llegar a una Selección Colombia debe ser el rendimiento, la constancia y la buena condición física en el momento de confeccionar la lista y el pasado a corto plazo. En ningún caso, James cumple algo de eso.

Si de ahora en adelante, el sistema de méritos quedará relegado a segundo plano, por la confianza que tenga o no el técnico con los jugadores, lo que se anticipa no es nada bueno.

Es cierto que una renovación no se hace de un solo bandazo. Pero no puede ser verdad que en la primera lista estén los mismos de siempre, solo porque sí o tal vez por un compromiso más allá de lo deportivo.

Y esto, reflejado en lo de James, se plantea la pregunta: ¿A James solo lo llaman por compromisos contractuales con los promotores de los partidos amistosos en Estados Unidos? Es decir, si juega por únicamente una cuestión de mercadeo.

Lo cierto es que el inicio de Lorenzo ya empezó contra la corriente, sin siquiera haber jugado un minuto.