Jugadores de Junior celebran el gol de Borja.
Jugadores de Junior celebran el gol de Borja.
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Conmebol.

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Con el empate ante River Plate, Junior confirma su ‘pecado’ de no rematar al rival

La falta de resolución de los barranquilleros le pasó nuevamente cuenta de cobro.

El decepcionante empate de este miércoles ante River Plate, en el estadio Romelio Martínez, confirmó lo que tanto se había dicho de Junior: su falta de contundencia para definir los partidos. 

Junior terminó igualando a un gol, en el minuto final, dejando un sabor amargo en la boca de todos sus aficionados, que volvieron a ver como se le iba de las manos un resultado importante, otra vez en un torneo internacional. 

Más allá del clima convulso que se vivió en los alrededores del estadio, el choque más duro para los jugadores rojiblancos fue darse cuenta que nuevamente no tuvieron los argumentos para superar a un equipo de clase internacional, confirmando una vez más que el fútbol criollo está varios escalones por debajo que el de los grandes países del continente. 

En el primer tiempo, Junior lució esplendoroso, dominante, tocador y agresivo, pero contra los suplentes que puso en la cancha Marcelo Gallardo. Fue en ese momento que pecó, pues no definió el partido. 

Una jugada maravillosa entre Luis González, John Pajoy y Miguel Ángel Borja los puso adelante en el marcador, pero luego de eso muy poco. 

Una jugada casi que individual de Borja fue la otra campanada que le puso Junior a River Plate. Más allá de eso -sumado a la inesperada lesión de ‘Cariaco’- dejó a Junior con un dominio estéril y sin esa actitud resolutiva que tiene que primar en el fútbol de alta competencia. 

Y es que los dirigidos por Luis Amaranto Perea vienen cayendo en lo mismo, por más que su entrenador lo ha salido a remarcar en público: una falta de contundencia que cuesta los partidos. 

En la cancha los jugadores se conforman con ese aparente dominio que no se traduce en goles, contundencia, ambición plasmada en diferencia en el marcador. 

Por el contrario, se van desligando del protagonismo y se lo dejan al rival, cosa que aprovechó River en la segunda mitad cuando ingresó a sus jugadores principales y finalmente terminó empatando en el tiempo de adición. 

Una vez se salió Borja por cansancio, quedó claro que no había más para hacer daño, muchos jugadores para el toque, muchos para quitar la bola, pero ninguno para anotar goles. Y eso es lo que más preocupa. 

La actitud irregular del equipo, esa que los hace jugar mejor que el rival, pero marcar poco y a veces terminar lanzando partidos por la borda, es algo que deberá poner en examen Luis Amaranto Perea en el remate del torneo, con la semifinal a la vuelta de la esquina. 

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