El delantero francés del Sevilla, Ben Yedder.
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Ben Yedder, el pequeño y risueño artillero, se consagra en la Champions

El atacante es la nueva figura del fútbol de Europa.

El delantero del Sevilla Wissam Ben Yedder se ha convertido con 6 tantos en el máximo goleador de esta incipiente Liga de Campeones -incluido el play-off-, en la que el pequeño y risueño artillero francés, humilde y habitualmente alejado del foco mediático, se ha consagrado con su espectacular arranque.

El francotunecino, un jugador menudo pero muy rápido y certero, ha empezado de dulce su segunda campaña en el club andaluz, como demostró el martes con un triplete -el primero de un sevillista en la 'Champions'- en la goleada al Maribor esloveno (3-0), en la segunda cita en el grupo E de la máxima competición europea.

Con su constante movilidad y su acierto -6 goles en la Liga de Campeones y uno en LaLiga Santander, Ben Yedder (Sarcelles -norte de Francia-, 12-8-1990) se ha revelado como un delantero de mucho nivel, de altura, paradójicamente con sus 170 centímetros de estatura y 68 kilos de peso.

El jugador nacido cerca de París no es un delantero centro nato, ni estático, sino un atacante 'silencioso', siempre al acecho, que, agazapado y sin hacer ruido -ni dentro ni fuera del campo-, explota cualidades como la rapidez en sus movimientos, los desmarques y la presión al rival, que a veces cae a las bandas y siempre listo para armar su pierna derecha, aunque también hace goles con la zurda.

Intuitivo y listo en el área, aprovechó ante el Maribor sendas genialidades de los argentinos Joaquín Correa y Franco Vázquez para poner el 2-0 antes de sellar su triplete, al convertir con serenidad un penalti cometido sobre su compatriota Sébastien Corchia.

El galo ha marcado en los cuatro choques que lleva jugados esta campaña en la 'Champions', pues hizo el 1-2 en la ida de la previa con el Basaksehir en Estambul y el segundo en el 2-2 de la vuelta, y marcó el 0-1 en el empate por el mismo marcador en Liverpool. En la Liga, además, anotó una diana en el 3-0 de su equipo ante el Eibar.

Ben Yedder, de 27 años, llegó hace dos veranos al Sevilla por unos 9 millones de euros desde el Toulouse de su país, tras la repentina marcha de su compatriota Kevin Gameiro al Atlético de Madrid -previo pago de su cláusula-, y se ha erigido en el máximo realizador de los sevillistas, ya desde la pasada campaña (18 goles) y también en lo que va de ésta (7), con 25 en 50 partidos en total.

Antes con el técnico Unai Emery -actualmente en el PSG- y ahora con el argentino Eduardo Berizzo, parece haber encontrado la madurez futbolística en el club del Ramón Sánchez Pizjuán y ha dejado patente su calidad y efectividad cuando merodea las áreas rivales.

Para Berizzo, el francés es un fijo en su esquema ofensivo, por delante de momento del colombiano Luis Muriel, aún en fase de adaptación tras ser el fichaje más caro de la historia del club, que pagó este verano 20 millones de euros al Sampdoria italiano.

El pasado curso, con dos triples más incluidos: uno en Copa ante el modesto Formentera (9-1) y otro en Liga contra la Real Sociedad en Anoeta (0-4), logró 11 goles en el torneo liguero, 5 en el copero y sólo 2 en cinco partidos en la Liga de Campeones, frente al Olympique de Lyon (1-0) y el Dinamo de Zagreb (4-0).

Ben Yedder, que en Francia empezó en equipos menores hasta que en 2010 dio el salto como profesional al Toulouse, no tuvo fácil alcanzar el éxito. En sus dos primeros años sólo jugó 11 encuentros (un tanto), hasta que en la campaña 2012-13, de la mano del técnico Alain Casanova, inició su despegue con 15 goles en 34 partidos en la Ligue 1 y con 16, 14 y 17 dianas en las tres siguientes campañas.

El francotunecino destaca por su sempiterna sonrisa, su carácter alegre y jovial y lo bien y rápido que se ha adaptado a Sevilla.

Así, recién llegado a la ciudad, ya le preguntó a Adil Rami, ahora en el Olympique Marsella, por el significado de una expresión tan sevillana como 'mi arma' (mi alma), para bromear sobre ello con su compatriota. En cualquier caso, su forma de ser y su sentido del humor no solo garantiza bromas, sino también goles.

EFE

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