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Ansu Fati celebra ante la mirada de Messi y Griezmann.
Ansu Fati celebra ante la mirada de Messi y Griezmann.
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EFE

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Ansu Fati despega con dos goles, en la paliza 4-0 al Villarreal

Lionel Messi aportó un tanto a la victoria.

En pleno debate sobre qué será del Barcelona pos Messi, sobre quién ocupará el enorme vacío que dejará el astro argentino el día que decida poner punto y final a su etapa como azulgrana, un futbolista imberbe de 17 años dio este domingo, en LaLiga, un puñetazo encima de la mesa.

Se llama Ansu Fati y esta noche ganó para el Barcelona su primer partido oficial de la temporada, liderando la goleada del equipo catalán (4-0) contra el Villarreal, que firmó en el Camp Nou su primera derrota en la competición.

Después de mostrar fogonazos de estrella el curso pasado, el punta hispano-guineano, ahora ya como miembro de pleno derecho de la primera plantilla del Barça, dejó claro que ha llegado al fútbol profesional no solo para quedarse sino dispuesto a marcar una época.

Ansu Fati lo tiene todo para lograrlo: descaro, desborde, carisma, un físico privilegiado y esa relación especial con el gol que solo está al alcance de los elegidos.

El Villarreal fue el convidado de piedra de su fulgurante declaración de intenciones. El cuadro castellonense entró tibio al choque, decidió esperar al rival arriba pero sin aplicarse en la presión, y ese quedarse a medio camino entre verlas venir o ir a buscar el partido le condenó.

Dominaban los azulgranas desde el inicio, pero les faltaba precisión en los metros finales, y los de Unai Emery, tapando los pasillos interiores en defensa y con el bullicioso Chukwueze animando el ataque desde la izquierda, intentaban encontrar, sin fortuna, su oportunidad a la contra.

Hasta que apareció Ansu Fati. Al cuarto de hora, para fusilar a Asenjo tras recibir una asistencia de Jordi Alba después de ganar la línea de fondo. Y cuatro minutos después, para hacer el segundo al culminar una contra liderada por Coutinho.

Messi, un falso 9 con libertad para actuar en todas las posiciones de ataque en el 4-2-3-1 de Koeman, y el propio Alba, que hoy se reivindicó como un futbolista todavía fundamental en el esquema del conjunto azulgrana, pudieron hacer el tercero antes de la media hora.

Pero de nuevo Fati irrumpía por el flanco izquierdo para superar a Mario Gaspar y forzar un penalti que Messi convertiría en el 3-0. Coutinho, en un remate mordido que puso a prueba a Asenjo, pudo hacer el cuarto poco después, pero era Torres, en propia puerta, quien lo hacía subir al marcador en la última jugada antes del descanso.

Con el duelo totalmente sentenciado alumbró el segundo acto. Emery sentó a Alcácer y Coquelín y puso a Iborra y Trigueros en el entre acto, y el Villarreal, en un ataque de dignidad, puso por momentos la determinación que le faltó en la primera mitad para no dejar al Barça pensar con el balón. Aunque seguía sin inquietar la portería de Neto.

Un tímido disparo de Gerard Moreno que el meta brasileño blocó sin problemas, pero que el árbitro anuló por fuera de juego, fue el inútil aviso 'groguet' a la hora de juego.

Y Messi sacaba un rosca con la zurda que despejaba Asenjo, antes de que Koeman moviese el banquillo para dar entrada a Dembélé y Pedri por Ansu Fati y Coutinho, a veinte minutos para el final.

El '10' azulgrana acaparó todo el protagonismo ofensivo en cuanto Fati abandonó el terreno de juego, pero Asenjo impidió que hiciera el quinto en un par de ocasiones más.

No era el partido para que el rey eclipsara a su posible heredero. Porque esta noche no echó andar el nuevo Barça de Ronald Koeman, sino el Barça de Ansu Fati. No se olviden de este nombre.

EFE

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