44 presos mexicanos buscan la redención en la cárcel, mediante el boxeo
Muchos de ellos están condenados por homicidio y otras conductas violentas.
Emmanuel está condenado a purgar 70 años de cárcel por homicidio múltiple, crimen que no cometió, según dijo a EFE con la misma seguridad con la que presume que ha perdido 10 kilos de peso gracias al boxeo.
Salvador está a 10 días de completar su condena de 25 años en los que recorrió 15 centros penitenciarios; en ese tiempo perdió a mamá y papá. Pensó en suicidarse, pero escuchó la campanada de su último round de vida, se aferró al boxeo y afirma que salió del abismo.
"Soldado de Dios, sicario del diablo", es la frase que Felix dice tener sobre el brazo izquierdo escrita en griego. Su condena es de 42 años por homicidio. Ha cumplido ocho y medio. Afirma que el pugilismo le enseñó que todos pueden ser víctimas o victimarios.
A Carlos le dieron ocho meses de pena por robo y cinco años más por la violencia que empleó al ejecutarlo; explica que el boxeo le sacó la violencia que llevaba dentro.
En total son 44 reos que aprovechan el cuadrilátero montado en el patio del Centro preventivo y de readaptación social Tenango del Valle, ubicado a 74 kilómetros de la Ciudad de México, para hacer sombra, lanzar combinaciones y hacer sparring.
Forman parte del programa "Knockout no tires la toalla", una iniciativa para la reinserción de la doctora Eunice Rendón Cárdenas, apoyado por el presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), Mauricio Sulaimán, para quien los beneficios son tangibles.
"El cambio lo siente ellos y sus familias. El boxeo es un deporte noble que te enseña disciplina, perseverancia y fuerza para levantarte cuando la vida te golpea".
Emmanuel, 32 años, recuerda que su violencia lo llevó a un largo aislamiento antes de entrar al programa.
"Estuve un año en una celda de castigo. Ahí, si no eres inteligente te vuelves loco. Aparece una voz que te hace perder la cabeza. Es la cárcel, de la cárcel, de la cárcel. Pero el box me regresó el autoestima. Me sacó del olvido, me dijo que existía".
Aprender a soltar los guantes fue lo mejor que pudo pasarle a Salvador para lidiar con su encierro y la muerte de su madre.
"Mi mamá murió de cáncer, pero yo fui el verdadero cáncer para ella. Yo sentía que no valía nada. Caí en el vicio a los 22 años y de ahí caída tras caída, pero el boxeo me enseñó a levantarme, a quererme y a salir con las ganas de enseñar lo que aprendí".
La motivación de Félix es por doble partida, se identifica con Jean Valjean, el personaje de Los miserables de Víctor Hugo y en el intercambio de golpes que otorga el pugilismo.
"Me siento como Jean, el de Los miserables por los años que estuvo encerrado, pero el box me ha enseñado a no parar, me ayuda a liberar sentimientos reprimidos. El entrenamiento te hace sacar la porquería que te ataca la cabeza que se va con cada golpe".
El programa, que ha provocado una disminución del 70 por ciento en el número de presos deprimidos o ansiosos, nació hace siete años, lleva tres en Tenango del Valle, y ya está en seis penales de reinserción social en el país con talleres que trabajan en simultáneo con la enseñanza del boxeo.
EFE