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‘Los turbos’ se llevan su música a Europa

18 pequeños picós y el original de ‘La salsa de Puerto Rico’ de El Bosque partieron a una exhibición al Viejo Continente.

El estridente sonido de 18 picós ‘turbo’ y uno clásico de los años 60 salieron este lunes de los talleres de Javier Visbal en el barrio El Carmen de Barranquilla y Edilberto De la Hoz de Soledad, rumbo a Europa.

Todo nació cuando a través de las redes sociales la Fundación Invernomuto de Italia contactó a Fabián Altahona, investigador de la cultura de los picós que lidera la Fundación Afrocolombia. Así de esta manera, tras un intercambio de conceptos sobre el sonido fueron fluyendo las ideas que se cristalizaron inicialmente con un documental sobre la cultura del picó.

Las réplicas de los gigantescos equipos de sonido que este lunes partieron de Barranquilla estarán en Milán y Nápoles en Italia, para luego seguir en su exhibición a Alemania, Inglaterra y Holanda.

Altahona dijo que se trata de “una muestra de la cultura picotera de la Costa para el mundo”.

Recordó que los extranjeros de la Fundación Invernomuto vinieron a Barranquilla y produjeron un documental mostrando identidad del costeños. “Se les vino a la mente que querían tener una muestra y me encargaron que llevara 18 picós (‘turbos’) y uno original de los años 60”.

Los picós se van para exhibición, pero “los pueden comprar”. 

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Con los ‘turbos’ se está reviviendo la cultura del picó que nació en los años 60. En los 90 cambió la estructura y aparecieron las torres de amplificaciones , “pero ahora se revivió con la cultura del bafle, o camastrón”, explicó Altahona.

Es en este renacer en donde gracias a las redes sociales, el fenómeno regional de los picós se internacionaliza. “No se conocía sino en Barranquilla, Santa Marta y Cartagena”, señaló el investigador.

Javier Visbal un fabricantes de estos ‘turbos’ recuerda que hace 15 años trabajaba en una empresa en la que fabricaban cocinas integrales y decidió abandonar ese trabajo para ganarse la vida fabricando las réplicas de los gigantes picós.

Recuerda que en ese entonces nadie lo veía como un negocio próspero, pero él le apuntó a ese arte y comenzó a fabricar replicas de ‘El Timbalero’, ‘El gran Ché’, ‘El violento’, ‘El sonista’, entre otros.

Hoy la fiebre de los ‘turbos’ llevan a que en su taller del barrio El Carmen se fabrique simultáneamente 12 pequeños equipos de sonido, que se exporten a países del Caribe o se vendan para discotecas en el interior del país “para que el picó nunca muera” dice.

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