Pocas tradiciones han levantado tantas cosas para decir, como las letanías. Esa costumbre que reúne a un grupo de verseadores, que con ácida crítica cantan, en tono de gracia.
Se consideran a ellos mismos la parodia de los antiguos juglares, quienes iban de pueblo en pueblo entregando noticias.
Son los noticieros atrasados con los editoriales más agudos.