Pablo Emiro Salas Anteliz, Arzobispo de Barranquilla, y Monseñor Víctor Tamayo, Obispo Auxiliar Émerito de Barranquilla.
Pablo Emiro Salas Anteliz, Arzobispo de Barranquilla, y Monseñor Víctor Tamayo, Obispo Auxiliar Émerito de Barranquilla.
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“Sean fieles a su Ministerio”, llamado del Arzobispo de Barranquilla a sacerdotes

El mensaje lo manifestó en la Misa Crismal.

Cientos de católicos se dieron cita en la Catedral María Reina para vivir en la mañana de este 26 de marzo, la Eucaristía Solemne de la Misa Crismal, celebración que guarda un hondo significado para la vida de la Iglesia y particularmente para los sacerdotes.

Si bien esta solemnidad de la Iglesia Universal, dentro de los acontecimientos de la Semana Santa está prevista para el Jueves Santos, día en el que se recuerda la institución de la Eucaristía y el Sacerdocio, en el Atlántico, es programada por necesidades pastorales para el Lunes Santo.

En la solemne celebración, presidida por monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, Arzobispo de Barranquilla, y concelebrada por Monseñor Víctor Tamayo, Obispo Auxiliar Émerito de Barranquilla y Monseñor Caros José Ruiseco, Arzobispo Émerito de Cartagena, se renovaron los votos sacerdotales y se realizó la consagración del Santo Crisma y se bendicen los óleos de los catecúmenos y de los enfermos, aceites destinados a la celebración de los sacramentos.

Monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, Arzobispo de Barranquilla, dio inicio a su predicación  diciendo “Necesitamos vivir y testimoniar lo que hemos recibido por pura Gracia. Mucha gente que vive la indiferencia frente a Dios, está esperando de ti como bautizado y de todos nosotros como Iglesia.”

Así mismo el prelado invitó a los más de 180 sacerdotes a continuar dispuestos a seguir a Cristo en los compromisos y renuncias que un día públicamente, y delante de Dios, asumieron, recordándoles la relación que existe entre el Sacerdocio y la Santidad e invitándolos a ser fieles al don recibido.

Siguiendo con su homilía los exhortó diciendo: “¿Cómo podrá ser fiel el sacerdote que no ora, que no se confiesa, que no celebra bien y todos los días la Eucaristía?...¿que vive justificando su pecado? Hay que suplicar la Gracia para tener la fortaleza para resistir a los engaños del maligno.” “Hemos sido ungidos y enviados a sanar, a levantar, a reconstruir, a salvar, a devolver la esperanza”.

En su menaje, Monseñor Pablo Salas Anteliz , exaltó la dignidad sacerdotal y agradeció a los clérigos por su entrega, obediencia y sacrificio, de manera especial por su generosa donación a los fieles muy a pesar de la precariedad y pobreza en la que se encuentran algunas comunidades en el Departamento.

A los fieles insistió en la misión de amar, ayudar y respaldar a los sacerdotes y a defender la dignidad del ministerio. “Que ningún fiel se atreva a tocar con intereses mezquinos, mundanos, la santidad de un sacerdote hasta el punto de alejarlo de su ministerio, que los fieles no olviden las palabras "Lo más grande que Dios le ha dado a una comunidad es su sacerdote”.

Consagración y bendición de los óleos

Concluida la homilía tres sacerdotes presentaron las ánforas, recipientes destinados para guardar los aceites bendecidos y consagrados; seguidos por una familia, en representación de todas las familias del Departamento, que ofrendaron el pan y el vino.

El Óleo de los enfermos, presentado al Obispo por el Neopresbítero, Andrés Andrade; con este santo aceite la Iglesia consuela al que sufre y recuerda que Cristo es salud y alegría del que se sabe unir a su cruz con amor y generosidad.

El Óleo de los Catecúmenos, presentado por el sacerdote Álvaro Berdejo; con este santo aceite son señalados los que han sido llamados a la fe y que con la gracia bautismal se han de incorporar a la familia de la Santa Iglesia.

El Santo Crisma, presentado por el sacerdote Edgar Llanos; este santo aceite con aromas es signo de la unción del Espíritu Santo. Con él son consagrados los bautizados, los confirmandos, los presbíteros, los Obispos, las Iglesias y los altares.

Finalmente se anunció que en el Domingo de Resurrección, 1 de abril, los asistentes a la Eucaristía de las 10:00 a.m. en la Catedral María Reina, recibirán indulgencia plenaria. Para recibir esta Indulgencia los fieles deberán asistir a la Eucaristía, estar confesados y orar por las intenciones de la Iglesia Universal y el Santo Padre. 

 

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