Elber ‘El Chino’ Barraza, Laín Domínguez y Nelson Fontalvo.
Elber ‘El Chino’ Barraza, Laín Domínguez y Nelson Fontalvo.
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¿Pagaría usted $10 millones por una joya musical picotera?

El Chino Barraza agita el negocio del disco en el Centro de Barranquilla con la venta por esta suma del tema ‘Don Quaker’, un clásico verbenero del que asegura no existe copia original en el mercado.

Por Roberto Llanos Rodado

Después de 47 años de haber puesto a bailar y gozar a por lo menos dos generaciones en las históricas verbenas de Barranquilla y Cartagena; además de imponerse en el jaleo de bares y estaderos; el ‘Don Quaker’, un disco representativo de la esencia picotera de nuestro Caribe, de nuevo causa alboroto entre los melómanos de este entorno musical.

La razón de la actual movida alrededor del icónico tema es la audaz propuesta lanzada por el reconocido comerciante de discos Elber ‘El Chino’ Barraza, que lo ha presentado para la venta en su catálogo particular en redes sociales.

Según el ofrecimiento que hace en Facebook, el que desee obtener esta joya musical, como la cataloga sin parpadear, debe desembolsar la no despreciable suma de 10 millones de pesos; cifra sin antecedentes en el mercado del disco en Barranquilla y el resto de la Costa Caribe.

Barraza afirma de manera categórica, que el vinilo en su poder es la única grabación que en sello discográfico original existe en estos momentos para la venta en Barranquilla.

El ‘Don Quaker’ tiene una historia particular, se conoció en 1973 y se convirtió de inmediato en uno los discos pioneros de la música de las islas del Caribe anglófono, que llegaba a las tornamesas de los picós en Barranquilla.

Era la época de máximo esplendor de las verbenas, esas grandes celebraciones populares en las que las barriadas barranquilleras se sumergían sábado y domingo en búsqueda de diversión sana, música y baile, como válvula de escape al duro trajín semanal.

Curiosamente el tema no trascendió a la radio de la época, como otros del mismo corte que primero llegaron a los picó y luego fueron éxitos en las emisoras.

Sobre la forma cómo cayó en sus manos el ejemplar que ahora ofrece para la venta, el Chino explica.

“El disco me lo envió desde Nueva York mi amigo personal Carlos Montes, lo recibió aquí en Barranquilla su señor padre, Orlando Montes, y él me lo hizo llegar”.

De acuerdo con Barraza en estos momentos el disco está literalmente desaparecido, porque lo venía rastreando desde hace mucho tiempo y no lo hallaba por ninguna parte.

“Le encomendé a mi “llave” Carlos la tarea de buscarlo como fuera. Él averiguó en Europa, ya que residía en España, pero no pudo conseguirlo. Luego se vino a vivir a Nueva York, y allí lo descubrió tras una intensa búsqueda. Lo encontró casi por accidente en el cuarto de ‘San Alejo’ de un almacén, pero eso sí, está flamante”, añade para destacar que la pieza musical permanece en estado inmejorable.

El Chino admite que en Barranquilla existen otras tres ediciones originales del cotizado tema, pero no están a la venta: una en poder del coleccionista Laín Domínguez, otra en la discoteca del estadero La Estación, de Nelson Fontalvo; y una más propiedad del señor Henry Hernández, que la contaba como parte de la discoteca del extinto estadero Saoko, del que era dueño en la urbanización El Parque.

Nelson Fontalvo declaró a esta redacción que el disco lo tiene desde 2018. “Lo adquirí en $3 millones, en compra que le hice a Laín Domínguez”.

El de Hernández también fue un negocio con Domínguez por la misma suma, $3 millones.

Con Laín Domínguez el ‘Don Quaker’ cuenta igualmente con su propia leyenda. Este joven, que se autodenomina “un cazador de tesoros musicales”, sostiene que en 2018 consiguió sus ejemplares a través de un amigo que reside en Nueva York.

“Fueron 17 años de búsqueda, la persona a la que contacté me cuenta que probó unos 300 Long Play hasta que dio con lo que quería. Fue un ‘boom’ ese hallazgo. Mi amigo se sorprendió por el interés que puse en ese disco”, sostiene.

De acuerdo con Didier Ariza, coleccionista, investigador musical y también comerciante de discos, la dificultad para atinar y dar actualmente con un ejemplar en edición vinilo de las características del ‘Don Quaker’, puede originarse en factores como la entrada hace unos años del CD al mercado del disco.

“Es probable que la disquera se deshizo de los LP al ponerse de moda el disco compacto, y hayan quedado pocas copias de la impresión original en pasta, lo cual ahora lo hace altamente cotizable en nuestro medio, pues representa el inicio de una era musical en picós y verbenas”, manifiesta.

Hablemos de ritmo

‘Don Quaker’ suena a ritmo de calipso, género musical originario del Caribe, y lo interpreta el grupo The Talbot Brothers, que surgió en Islas Bermudas en 1942. Fue grabado en 1946 para el sello Audio Fidelity, en el tercer trabajo discográfico del conjunto.

El compositor es el bajista Roy Talbot, último sobreviviente de la agrupación quien falleció el 15 de mayo de 2009.

La instrumentación de The Talbot Brothers constaba de acordeón, maracas, guitarra y bajo.

En Barranquilla ‘Don Quaker’ se conoció gracias a los picoteros Luisito Salazar y Tony González. Ellos se toparon con la pieza musical en un trabajo de selección de discos que realizaban para la emisora Radio Reloj de Caracol.

El tema de Talbot Brothers.

“Nos contrataron para botar discos viejos que no utilizaban en la programación. Esa labor nos la pagaron con ese disco y con la ‘Perrita’,  otro tema que encontramos y que también convertimos en éxito de verbena. Ibo es su nombre original, interpretado por Katherine Dunham”, declaró vía telefónica desde Nueva York, Luis Salazar.

Al ‘Don Quaker’ lo estrenó Salazar en el picó El Rojo, del cual era propietario el señor Álvaro Reyes, y él picotero oficial.

Inmediatamente marcó el oído agudo del melómano y bailador nuestro, que lo transformó en clásico indiscutido en las verbenas.

Este ejemplar que salió de Radio Reloj y luego llegó a El Rojo, tiempo después fue a dar a la discoteca del estadero Taboga, que lo mantuvo por varios años en calidad de “exclusivo”.

Allí tuvo un desenlace fatal, pues en una maniobra para ponerlo a sonar, a César Hernández (QEPD), uno de los disc-jockeys, se le cayó al suelo y se rompió. Sucedió a mediados de 1995.

Origen del nombre

El nombre auténtico del ‘Don Quaker’ es Myra Myra, y según Donaldo García, también coleccionista y documentalista musical de la ciudad, dentro del celo de los picoteros por mantener la exclusividad del disco el nombre real se ocultó para evitar que los de la competencia lo adquirieran.

El título del corte se españolizó, y surge de la dicción fonética de uno de sus coros repetidos que semejaba en castellano la expresión: ‘Don Quaker’, ‘Don Quaker’.

De alguna manera terminó siendo una alusión jocosa a la famosa y popular bebida de hojuelas.

Laín Domínguez agrega también a la historia del disco, que en 1950 fue presentado en un festival de Calipso en Nueva York por The Talbot Brothers, alzándose con el primer lugar en el evento.

“Hay una anécdota, el Myra Myra o ‘Don Quaker’, como lo conocemos aquí, es de un compás lento, pero los Talbot Brothers al darse cuenta que sus competidores en el festival tenían unos discos más rápidos, le pusieron mayor velocidad al suyo, y tal vez por eso ganaron. Sin embargo, en nuestro medio ha gustado el del ritmo lento”, manifiesta.

¿Y quién es 'El Chino' Barraza?

Para los que no lo conocen hay que decir que Elber Barraza Salcedo, de 63 años, con residencia en el barrio La Unión; no está por casualidad en el negocio del disco, pues desde niño resultó contagiado por el virus de la música.

“A los 9 años comencé a acompañar a mi hermano mayor, Hugo Barraza, con su picó El Súper 1310, que fabricó en el barrio Montecristo donde vivíamos. Fue uno de los primeros picós de Barranquilla, y en ese entonces amenizaba matrimonios y cumpleaños, no existían las verbenas”, rememora.

Luego a la edad de 14 años se lanzó a las grandes ligas picoteras al frente de El Concord, en pleno ‘boom’ de la salsa, y en el apogeo de verbenas como Boinas Rojas, Cataño, Historia de Amor, El Bambú, Patines de Cuba, Los Borinqueños, para mencionar solo algunas. Igualmente ha sido disc-jockeys de estaderos como Ipacaraí, Salsa 8, Salsa Rumba, Charanga 76, entre otros.



Otra de sus cartas de presentación como conocedor del medio discográfico es la estrecha relación que mantuvo con su hermano Luciano Barraza (QEPD), toda una autoridad musical en el contexto picotero, de quien reconoce aprendió mucho a su lado.

Con todas estas charreteras El Chino Barraza se mueve como pez en el agua en el negocio de la compra-venta de discos en el Centro de Barranquilla.

En la calle 38 con carrera 43, considerado el Wall Street musical de la ciudad, donde a menudo llegan coleccionistas de México y Europa a negociar todo tipo de grabaciones en pesos, dólares, e incluso euros; el Chino goza de gran reputación y le reconocen vastos conocimientos sobre artistas, orquestas, temas musicales, y sellos discográficos.

Pero a todas estas, ¿por qué Elber Barraza está convencido de que este disco puede costar 10 millones de pesos, la más alta cotización que él mismo ha hecho de una pieza musical?

En ese mismo sentido comerciantes del sector afirman que no hay precedentes de que alguna vez en esta plaza se haya pagado esta alta suma por un LP.

“Está claro que el disco es complicado encontrarlo, y musicalmente es todo un clásico picotero y verbenero. Además no lo estoy ofreciendo a un comprador cualquiera, sino a coleccionistas y a gente de negocios de estaderos. Esto es para ‘pájaro fino”, advierte de entrada el Chino, poniéndole tono de humor al asunto.

“Quiero agregar algo, en realidad yo había cotizado la venta del disco en $4 millones, pero hablé en Nueva York con Luisito Salazar, legendario picotero de El Sicodélico y El Rojo, quien reside allá y continúa en el negocio de la música. Él me dijo que también cuenta con un ejemplar original del ‘Don Quaker’, pero que solo lo vende si le dan $10 millones, porque el disco es difícil, por no decir imposible de hallar en el mercado. Eso elevó la cotización mía”, sostuvo fijando su mirada de ojos oblicuos sobre la preciada joya que pechichaba entre manos.

La propuesta del Chino ha agitado las redes sociales, sus amigos, clientes y colegas en el comercio de los discos; e incluso gente que no conoce, le escriben permanentemente sobre la negociación del ‘Don Quaker’.

Algunos le hacen bromas de que el disco es ‘bomba’ (‘pirata’), otros que ‘por ahí’ se consiguen más ejemplares; unos le piden rebaja de precio, pero él se mantiene firme en su dicho inicial.

“Aquí está, vale 10 ‘llones’, y pueden venir a constatar que es original, el que me compruebe lo contrario se lo regalo. Algunos dicen que lo tienen, pero nadie lo muestra”, sentencia y suelta una carcajada.

Dicho esto Elber Barraza Salcedo da por zanjado el debate, y queda a la espera del ansiado cliente de los 10 millones de pesos.
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