El paisaje que se contempla en Cuba.
El paisaje que se contempla en Cuba.
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Cuba merece ser libre, como todos los países del mundo

Crónica viajera que plasma la realidad de la isla en medio del bloqueo de Estados Unidos.

Qué ganas tenía de conocer a Cuba. Estuve en Varadero y en La Habana y regresé con tanto en la mente, que no encontraba la forma adecuada para comenzar este texto. Era una especie de vaivén y de emotivas contradicciones que además de marearme, me generaban sentimiento. Entonces busqué una copa de vino y puse una canción de Silvio, “Canción del elegido”, así se llama la recomendación de la aplicación musical. Le subí un poco al volumen y todo fluyó…

En la mañana de nuestra llegada, la isla estaba fría y con brisas. Para mi, que iba de Barranquilla- Colombia, era como encontrarme un pedazo de Caribe que quería dejar de serlo.

Un cañón en Cuba.

En Varadero nos dieron la bienvenida hermosas aves ataviadas de gris y blanco, que con vuelos rasantes y en cámara lenta, se exhibían llenas de confianza y pertenencia con su terruño. Hallamos una playa de arena blanca, limite de un mar cristalino coloreado con los infinitos matices del verde y que contrastaba de manera sublime con el azul vívido e intenso del cielo cubano. También pudimos distinguir en el horizonte a Cayo Piedra, un islote cuyo único objetivo de existencia era repletar nuestra visión de perfección. Nos quedamos en un bello hotel de época, lo único casi inexistente era el internet, (algo que persistió en todo nuestro tiempo en la isla), de resto no faltó nada.

En el recorrido del aeropuerto de La Habana a Varadero, fue recurrente observar vallas con las imágenes de los protagonistas de la revolución de 1959, y otras con las leyendas de “Patria o muerte” o “Aquí no se rinde nadie”. Se trata de un territorio donde el tiempo se detuvo, sin embargo, la magnificencia de otrora se mantiene imperturbable. Son muchas las edificaciones derruidas por el inexorable paso de los años; pero ni eso logra arrancarle a la isla su hermosura plenaria atiborrada de increíbles recursos naturales.

Estar en territorio cubano hoy, da la sensación de percibir un pedazo vivo de la historia de la humanidad. Y para que la ambientación no tenga falla y sea aun más atractiva, por doquier aparecen hermosos y coloridos “almendrones” como les dicen cariñosamente a los perfectos carros clásicos de la década de 1950, de marcas como Chevrolet, Ford, Cadillac, Jaguar o Dodge y los compactos Lada de la era soviética. Un embelesamiento que contrasta con las dificultades que presentan cientos de cubanos que salen a las vías a intentar conseguir en qué desplazarse. El combustible escasea y el transporte público para ellos es un suplicio.

Edificio de una calle cubana.

Cuando entramos al corazón de La Habana, reafirmé lo que ya venía sintiendo, sabía que encontraría un lugar lleno de romanticismo, poesía y esplendor.  El  bloqueo les ha hecho un daño colosal, pero los cubanos como sus edificaciones, se mantienen erguidos y dignos a pesar de sus padecimientos.

Nos hospedamos en el icónico hotel Nacional que fue construido en 1930, (el único que es 100% de propiedad del gobierno, en otros hospedajes los inversionistas privados pueden poseer hasta un 49%), una verdadera joya de la arquitectura ecléctica matizada por el art déco o lo neoclásico y neocolonial de sus diseños. La estructura está protegida por dos vetustos cañones, restos de la batería española de Santa Clara, que hacía parte del sistema de  fortificaciones de la isla y que son Patrimonio de la Humanidad.

Rodney Castro.

Nos cuenta uno de nuestros anfitriones, que el dictador cubano Fulgencio Batista estableció una ley que permitía, sin mayores restricciones, que quien invirtiera un millón de dólares en la isla, pudiera quedar libre de impuestos por diez años, en consecuencia llegó mucho dinero de la mafia.

Durante los años cuarenta Cuba acogió a célebres representantes de la mafia italo-americana, como Charles “Lucky” Luciano, Frank Costello, Meyer Lansky, Santo Trafficante entre otros. El epicentro de las reuniones era el fastuoso hotel Nacional, que en esa época fungía como hotel casino. El cuarto piso del edificio lo reservaban para la realización de dichas convenciones, que finalizaban con la repartición territorial para sus actividades delictivas. En el hotel encontraban, juego, alcohol y prostitución, todo lo cual estaba prohibido en los Estados Unidos. Con el triunfo de la revolución, Fidel cerró los casinos y Cuba dejó de ser oasis y refugio para la mafia.

Playa en Cuba.

El grupo liderado por Fidel, El Che, Camilo y Raúl, construyeron desde 1959 una Cuba quimérica. Llegaron como superhéroes a liberarla de una dictadura, hondeando la misma bandera de José Martí, y lograron cautivar el corazón de todos los isleños. Sin embargo, más temprano que tarde, los cubanos fueron entendiendo que de una u otra forma, no lograron conquistar una liberación total, pues el pueblo se ha mantenido desde entonces y hasta la fecha, perdido en un laberinto que comporta palabras como, lucha, patria, muerte, dignidad, perseverancia, pero nunca libertad autentica, progreso y desarrollo.

Aspecto de un sitio público.

La gente en Cuba es hospitalaria, luce feliz, aprendieron a vivir en medio de la escasez. De política prefieren o les corresponde opinar muy poco. No padecen de apocamiento, por el contrario se sienten iguales y hablan de tú a tú con todo el mundo. Son educados, incluso la gran mayoría profesionales y con posgrados, pero se desempeñan en oficios varios ante la ausencia de oportunidades. Cuba vive en gran medida del turismo y ellos, los cubanos, de las propinas.     

Toda la educación para los nacionales es gratuita. Cuando terminan la universidad tienen garantizado un puesto laboral para las prácticas por 3.500 pesos cubanos, que equivale más o menos a 20 dólares. De forma obligatoria las mujeres deben cumplir con tres años de servicio social, los hombres dos años, pues a ellos se les cuenta el año del servicio militar. Si no se cumple con ese periodo de servicio social, el título no es válido.

Las calles en Cuba.

El bloqueo no tienen ninguna justificación, Cuba merece libertad plena. Pero también se precisa de un pueblo que sea capaz de ser autocritico, que la libertad de expresión sea un derecho fundamental, que la democracia deje de ser iliberal y sea realmente liberal.

En aquel discurso emblemático del 8 de enero de 1959, interrumpe Fidel su intervención para preguntarle a Camilo Cienfuegos ¿voy bien Camilo?,  y este le responde, “Vas bien Fidel”, pues bien, hoy la respuesta pudiera ser diferente. ¿Pero quién soy yo desde Colombia para así considerarlo?, o ¿quién es Estados Unidos para mantener castigado a los cubanos?. El pueblo legitima, y es el mismo pueblo quien determina su devenir, a nosotros desde la distancia nos queda solo como hermanos, estar atentos para ayudar, no para sancionar. Es a los 12.2 millones de cubanos a quienes les corresponde decidir. La voz cubana existe y debe ser escuchada.

No hay alimentos, agua, combustibles, oportunidades laborales. ¿De que sirve tener los mejores médicos, si no hay los medios para ejercer la profesión y mucho menos los medicamentos requeridos?. ¿De qué sirve tener un doctorado en ingeniería mecánica, si tú única posibilidad de empleo, es manejar un bus del gobierno?.

Rodney Castro en su paso por Cuba.

El éxodo continua, nos dice un cubano que “Los balseros se ven menos, ahora hay otras alternativas”. Entonces recuerdo la historia de Elian el “balserito cubano” y pregunto por él. “Elian es una personalidad en el país, es un joven que ha estudiado, ha sido dirigente estudiantil, dirigente juvenil”.

El gobierno de Barak Obama puso fin a la política de “pies secos, pies mojados”, que permitía a los cubanos la posibilidad de tener la residencia permanente, un año después de llegar a los Estados Unidos, incluso si lo hacían ilegalmente. Ahora los cubanos cruzan por Nicaragua para ir a Estados Unidos. Se valen de la ley del  Parole humanitaria, que es un estatus de inmigración temporal concedido por el gobierno de Estados Unidos a personas que necesitan entrar en el país por razones humanitarias urgentes o por un beneficio público significativo. Suele utilizarse para tratamientos médicos, la reunificación familiar o la necesidad de ayuda esencial en labores de socorro en caso de catástrofes. El presidente Biden la instituyó para controlar la migración. La ley se refiere a que los residentes cubanos puedan patrocinar cubanos inmigrantes mientras sus fondos lo permitan.

El comercio se mueve en Cuba,

Así las cosas podría decir que en nuestra visita pudimos identificar dos cubas: La que sueña con cruzar definitivamente las 90 millas de distancia para quedarse en los Estados Unidos y buscar una mejor vida; esa a la que no le es dable opinar, pero que vive frustrada con la situación y anhela libertad; la misma que  desayuna como puede y que da gracias por el café que le permite llegar hasta la hora del almuerzo; esa que comprendió rápido que la leche o las frutas son lujos que no se podía dar; que valora el arroz como el aire que respira; la misma que solo come carne de cerdo y pollo que paradójicamente importan de los Estados Unidos y que no entiende como viviendo en una isla no encuentra pescado y que el poco que se consigue sea tan caro.

Y esa otra Cuba, acomodada con su realidad, para quién el turismo y en especial el proveniente de Rusia, es la principal fuente de sus empleos; esa que todo el tiempo habla de independencia y libertad, cuando en últimas es de lo que más adolecen; la que se llena de orgullo contando las gestas de José Martí y de sus leyendas guerrilleras de 1959; la misma que se colma de emoción contando lo que hizo su gobierno cuando ocurrió el accidente nuclear en Chernóbil en 1986, cuando por varios años recibieron niños afectados que venías a curarse en la población de Tarará; la Cuba sonriente, hospitalaria, que tiene música en vivo en todos los hoteles y restaurantes; la que ama a Gabo y Hemingway y les rinde tributo; esa que toma cerveza Cristal o Bucanero mientras ven beisbol o boxeo, aunque el famoso sea el ron cubano; una Cuba en donde todo está bien, porque no hay alternativa que les permita considerar otra opción.

Pero no es cierto que sean varias Cubas, son las dos caras de una misma moneda, todo hace parte de un único universo, y es un su interior donde podrá enfrentar y resolver sus desafíos más intensos.

Edificio de una calle cubana.

Por lo pronto, en medio de las circunstancias, no queda sino seguir disfrutando de este lugar fantástico, donde la sensación de seguridad es sin igual, aunque escaseen policías y soldados en las calles; un pueblo que no tiene agua potable, pero sí la capacidad para crear cinco vacunas contra el Covid; un territorio de contrastes con verdaderas joyas arquitectónicas que incluyen por ejemplo, un Capitolio construido en 1929, inspirado en el Panteón de París, la Basílica San Pedro de Roma y en el Capitolio de los Estados Unidos, que tiene una fachada acolumnada neoclásica y una cúpula que alcanza 91.73 m de altura y cubierta en laminas bañadas en oro de 22 quilates, financiada por fondos federales de Moscú. A esta cuba hay que recorrerla una y otra vez, ahora que es un territorio mágico que se quedó en el tiempo. Mañana cambiará irremediablemente, llegará el progreso.

Es un pueblo alegre y lleno de necesidades, (cuando vayan recuerden llevar muchos billetes de menor denominación para dar propinas). Esta generación cubana es hija del régimen, con él aprendieron a vivir. Al hijo diferente es al que más cuidado y acompañamiento se le debe prodigar, como país hermano de la gran Nación Latinoamericana lo hemos dejado solo. Basta de bloqueo, basta de rechazo. Cuba merece ser libre, como todos los países del mundo. El futuro de Cuba es de grandeza, mañana o dentro de una eternidad, pero será.

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