Aspecto de la jornada de fotografía.
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Así vivió Puerto Colombia la Maratón Fotográfica de Mira Al Centro

Centenares de lugares, personajes y sitios de importancia patrimonial fueron retratados y capturados para la posteridad.

A las 6:00 en punto de la mañana del pasado sábado, un inusitado pelotón de jovencitos,  fotógrafos aficionados, profesionales y amantes de la aventura  en general,  se apostaron en las escalinatas de la Catedral,  a esa hora por regla de tres, vacías y solitarias. Bajo un cielo gris, plomizo,  que insinuaba un clima plagado de nubarrones,  por lo menos 200 de los inscritos a la primera  Maratón Fotográfica de Puerto Colombia, fieles a la cita, ya estaban  listos pa’ la foto.

Repletos de expectativas, los amantes de la fotografía abordaron los 4 buses que la fundación Mira al Centro dispuso para su traslado hasta el municipio costero. El arribo al antiguo puerto más importante de Colombia fue veloz y a las 7:30 a.m. los buses estacionaron frente a la plaza principal.

Allí los participantes que se desplazaron por su cuenta se sumaron  a los cientos de emocionados aficionados a la fotografía  que se tomaron por un día las calles y los lugares emblemáticos  de Puerto Colombia. En total 600 cámaras fotográficas  y el mismo número de propietarios estuvieron listos pa’ la foto.

Para el psicólogo Jairo Alexander, esta Maratón Fotográfica significó la mejor de las oportunidades para capturar esa fotopostal que siempre le ha rondado en la cabeza y que hasta el momento le ha sido esquiva.

“Quiero capturar la puesta de sol en el muelle. Lo mejor de esta actividad es que las personas tienen una oportunidad de expresarse. Esto ayuda a preservar la memoria colectiva del pueblo”.

A las 9:00 de la mañana las camisetas blancas asaltaron las calles y los rincones escondidos de Puerto Colombia. De esta manera es que se construye un país en paz, una toma de un municipio, pero una toma fotográfica acompañada de miles de disparos. Bajo un sol canicular y abrazador, algunos decidieron recorrer el pueblo en las 70 bicicletas que estuvieron dispuestas para la actividad, mientras que otros confiaron en la fuerza motora de sus piernas y se echaron al ruedo para capturar el mejor de los rostros de este pueblo que ha vivido épocas de esplendor y momentos de indiferencia y olvido.

“Puerto Colombia quedó lista pa’ la foto. Lo mejor es que la gente vino y que se siguen abriendo espacios que no solo son recreativos y de esparcimiento, sino que también sirven para la formación y para el enriquecimiento cultural. Es bueno que las personas conozcan Puerto y se conecten con su riqueza patrimonial”, señaló Nicolás Santodomingo, presidente de la  Fundación Mira al Centro.

Sebastián Peña es un niño de apenas 12 años, que impulsado por la pasión que le profesan sus tíos a la fotografía, ya lleva terciada en su pecho una cámara profesional con la que busca arrebatarle a la vida instantes para la posteridad.  “Estoy tomándole fotos a todo lo que me ha parecido hermoso y por eso estoy aquí”, indicó el jovencito que ya se proyecta como un prospecto de la fotografía local.

En la jornada participaron más de 600 personas.

El artista plástico Demis Pinedo detuvo un segundo la bicicleta, levantó su ‘hierro’, lo llevó a la altura de sus ojos y disparó el primer fogonazo del día. Al otro lado de la calle un reciclador que caminaba distraído quedó capturado en la memoria digital de este día de capturas fotográficas. “Quiero tomarle fotos a todo lo que signifique la vida en la playa. Esta actividad es buenísima, hace rato que uno estaba esperando algo así que es diferente”, dijo  mientras se alejaba a pedalazos  a bordo del ‘caballito de metal’.

Recicladores, loteros, vendedores ambulantes, mototaxistas, amas de casa, poetas de la calle y todo tipo de personajes de la cotidianidad de este pueblo quedaron retratados en las memorias digitales de las centenares de cámaras.

Jesús Antonio Morales  vive hace 27 años de la venta de lotería. Nació en Puerto Colombia el 25 de enero de 1943 y ha sido testigo de primera mano de mejores épocas. Sentado en una esquina de la popular calle Santander, varios de los participantes lo capturaron a golpe de flash y clic. “Me parece muy bueno para que muestren el muelle para que la gente sepa cómo está. Es una lástima porque yo recuerdo que cuando estaba pelao ese muelle era bien bonito”, contó.

Durante el día los participantes también pudieron disfrutar de paseos en el Buséfalo que realizó recorridos por el Lago del Cisne, Punta Roca, el Castillo de Salgar y otros tantos lugares icónicos del municipio costero. 

Para María Teresa Fernández Iglesias, secretaria de Cultura del Departamento, fue  muy gratificante poder  ver la cantidad de gente que se le midió a la actividad. Señaló además que resulta muy positivo ofrecerle a la gente y sobre todo a la juventud estos planes alternativos de distracción. “Queda para la posteridad el registro y el sentido de pertenencia, cuando las personas se apropian así  y toman la imagen empiezan a sentir que deben cuidar y mantener aquello en que su lente se ha detenido. Este tipo de experiencias aportan mucho al turismo. Muchos de los participantes a lo mejor no habían visto a Puerto Colombia como un lugar para pasar el día, el fin de semana y hoy ven al municipio con otros ojos, así queda demostrado que el Atlántico es tierra de paz y tierra de cultura”, agregó.

El muelle fue uno de los lugares más fotografiados.

Steimer Mantilla, alcalde Puerto Colombia  indicó que, “Puerto Colombia tiene magia y encanto, por su historia, por su arquitectura patrimonial y por su calidad humana y eso hace que los amantes de la imagen quieran retratar este bello municipio”. 

Personas de todas las edades y diferentes regiones y latitudes hicieron parte de esta aventura. Gabriela Sanz y su esposo  Rodolfo Contreras son una pareja de venezolanos que desde hace 6 meses llegaron a Barranquilla en busca de una nueva oportunidad. Ella es fotógrafa de oficio incluso laboró como reportera gráfica en un par de diarios en su país de origen. “Me ha parecido fantástico todo. No conocíamos Puerto Colombia y pienso que esta actividad puede ayudar al turismo. Hay un valor cultural en su muelle. Ojalá una actividad como esta pueda llegar a otros países”, indicó Gabriela mientras retrataba la faena de varios pescadores en Punta Roca.

Uno de los personajes más populares del municipio, el poeta de la calle, Ángel Medaglia, un barranquillero criado en el barrio Boston que lleva más de tres lustros durmiendo en las aceras y en cualquier patio solariego o en donde lo coja la noche, en el momento exacto  del cierre de la jornada, le regaló a una audiencia improvisada los versos inspirados en el viejo muelle en ruinas. “Vestigio de otrora opulentos tiempos / donde salpicaron las espumas y retumban las olas de nuestro litoral mar cenizo/Donde su Atlántico ataque previsto más el lamido del salitre y el viento/ ante su histórica resistencia se rinde…”.

A pocos metros, en la orilla del viejo muelle, decenas de participantes se acomodaron a la espera del momento culmen del día, mientras unas nubes burlonas  escondían a la inmensa bola naranja que solo dejó entrever unos pequeños haces de luz que acariciaron el lecho del océano. El sol se ocultó detrás del lomo del mar frustrando las esperanzas de los fotógrafos que no pudieron sacarle una instantánea  plena y completa a su escape del día, a su caída libre tras la línea del horizonte.

*Crónica de Carlos Polo - Mira Al Centro.

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