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Tecnología anticorrupción

El desarrollo económico, político y social del Atlántico no puede seguirse frenando por causa de la corrupción. Es imperativo demostrarle a la ciudadanía que sí se puede trabajar con transparencia. Por eso, la tabla de esta mesa de seguridad de cuatro patas, que he expuesto durante este último mes, es la lucha contra la corrupción, apoyada con la tecnología.

Para ello, necesitamos un Plan de Anticorrupción y de Atención al Ciudadano que respalde nuestra gestión en la Gobernación. No podemos hablar de prevención del delito e inversión social en salud, vivienda, educación, empleo e infraestructura, si se roban el dinero de los proyectos o no se ejecutan las obras correctamente. Tenemos que vigilar los procesos para que sean transparentes y solo queden a cargo de ellos, aquellas personas que cuenten con las condiciones necesarias para llevarlos a cabo.

Esto lo lograremos con la implementación de softwares de información y  digitalización de los procesos administrativos que nos permitirán vigilar los procesos,  mitigar el fraude y prevenir un mal uso o desvío de los recursos.

Para un control efectivo, también reforzaremos la labor de la Fuerza Pública con tecnología. Además de la vigilancia a través de cámaras en lugares públicos y sobrevuelo de drones en las zonas que cuenten con ollas de microtráfico, tenemos que auditar constantemente a quienes están al mando, con el fin de corroborar que el trabajo se está haciendo como lo exige la ley.

En el caso de la judicialización, la tercera pata de nuestra mesa de seguridad, vamos a hacerle frente a la impunidad. No podemos continuar con el escándalo de los sobornos que solidifican esta problemática y dilatan los procesos de aquellos señalados que deben pagar por lo que hicieron. Tenemos que procesar y condenar a los corruptos.  Esto se complementa con la digitalización de los expedientes y automatización de procesos para reducir los tiempos de espera y mejorar la eficiencia del sistema judicial.

Respecto a la cuarta pata, la resocialización, no permitiremos que las cárceles sigan convirtiéndose en universidades del delito. Deben ser centros de rehabilitación que cuenten con la infraestructura, personal y herramientas suficientes para resocializar a los internos. En esta lucha anticorrupción nuestra aliada seguirá siendo la tecnología, la cual nos permitirá mantener un estricto control de ingreso con escáneres y filtros, así como también hacer una mejor supervisión de la gestión interna y tener un monitoreo constante para, no solo identificar y sancionar a quienes intenten sabotear los procesos, sino también para construir un sistema penitenciario justo y efectivo.

Desde el Atlántico vamos a trabajar para que no sigamos ‘rajándonos’ en la lucha anticorrupción. En 2022, Colombia se ubicó en el puesto 91 de 180 países evaluados y obtuvo 39 puntos, sobre 100, sin mostrar cambios estadísticamente significativos desde 2012 dicha calificación. Así lo expuso el más reciente informe del Índice de Percepción de la Corrupción de la organización Transparencia Internacional, la cual confiere puntajes entre 0 y 100 y su reporte indica que, si un país se encuentra por debajo de 50, enfrenta serios problemas alrededor de este tema. 

Es urgente fortalecer la independencia de las instituciones encargadas de investigar y sancionar, así como también garantizar el acceso a la información, fomentar la transparencia en la gestión pública y la participación ciudadana.

Por eso la tabla de esta mesa es tan fundamental para la ejecución de cada una de las patas mencionadas anteriormente, pues esta tarea, compleja y desafiante, requiere del compromiso de todos para construir un Atlántico más justo y equitativo, en el que sí hay futuro.

Desde tu rol, ¿cómo puedes apoyarnos en la lucha anticorrupción? Escríbeme y cuéntame tus ideas: @TitoCrissien (Twitter).