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La No. 10: más que una aspiración, es una exigencia

En cinco fechas transcurridas con saldo de dos triunfos, dos empates y una derrota-dicen algunos-no es para rasgarse las vestiduras dado que aún el equipo está en proceso de adaptación en la nueva estructura conformada con 9 refuerzos. Puede ser cierto creemos nosotros. Pero no por ello debemos dejar de preocuparnos en el entorno del Junior en esta temporada 2020.

Porque si bien todavía está fresco el comienzo del torneo, tampoco podemos desconocer que el primer certamen de este año es muy corto y son apenas cuatro los equipos llamados a disputar la gran final en busca de un nuevo título de campeón. El técnico Julio Comesaña no luce con preocupación alguna; por el contrario se muestra muy optimista y confiado en que pronto el plantel comenzará entregar el rendimiento que todos queremos.

No piensa igual el público ni los analistas especializados del fútbol. A estas alturas, con cinco partidos jugados es hora de que el plantel haya dado muestras del fútbol que seguirá desarrollando en el campeonato. Y que su rendimiento se ajuste a lo que realmente se le exige teniendo en cuenta la cantidad y, mejor aún, la supuesta calidad de los nuevos refuerzos.

Podemos entender que Comesaña diga que frente al Santa Fe Junior jugó bien, que el resultado 3-1 no debió ser tan amplio y que el equipo se mostró en mejor conexión en sus líneas. Y podemos entender que el técnico sostenga que aunque no se le pudo ganar al Once Caldas, se corrió mejor en la cancha y que solo faltó el gol. Pero no podemos ocultar que en lo que va del certamen, Junior no ha mostrado un estilo propio de fútbol ni mucho menos la claridad para desarrollar el juego a lo largo de los 90 minutos. El equipo no ha sido nada fiel al estilo que practicó en los dos últimos torneos en los que la posesión del balón principalmente fue su principal arma frente a los rivales.

 En ese sentido podemos creer que por la cantidad de nuevos elementos no haya el acoplamiento cien por ciento entre sus unidades, pero la contundencia en el juego, por las condiciones que se estiman son superiores a los contendores, debió estar presente en los partidos y eso no lo ha palpado la afición. La inquietud del público es entendible y Comesaña-como cabeza visible del equipo- estimamos- sí debe responder al por qué del rendimiento y sí explicar los cambios en el juego aunque el sostenga que no va a estar todo el tiempo dando respuesta sobre el particular.

Los hinchas “no aceptan” que sea por falta de acoplamiento que los resultados y el estilo no respondan a las aspiraciones. Porque igual, los otros clubes como América, Nacional, Pasto, Cali, etc. también han variado sus nóminas con nuevos elementos.  Y ya han tomado ventajas importantes que puedan ser definitivas con relación a nuestro Junior que, según el criterio especializado, es el que mejor se reforzó para este campeonato.

La presencia del goleador Miguel Ángel Borja, no ha respondido a las expectativas. Pareciera estar bajo de nivel físico y falta de ritmo. Como tampoco se ha visto un mejor rendimiento de Teófilo Gutiérrez, ni de Hinestroza, “Cariaco” González, Daniel Moreno ni del defensor Jefferson Gómez  quien deberá atemperarse mejor para no cometer tantas y peligrosas faltas cerca del área. La presencia de Sherman Cárdenas en quien deberá estar concentrada la organización y creación del medio no ha sido posible por cuanto apenas está acoplándose y es corto el tiempo dado para su actuación.

Pese a todos los contratiempos expuestos, Junior calificado como el gran favorito para el título, no ha correspondido a la expectativa existente a nivel nacional. En la memoria de los aficionados aparece el recuerdo de un Luis Díaz desbordando por la punta derecha y superando rivales como también los pases medidos y precisos de Víctor Cantillo  que le daban posesión y creaban apertura en el campo para aproximarse mejor al gol. Pero tampoco el equipo luce la manifiesta superioridad que con base al toque rápido  y al desmarque rápido y seguido imponían condiciones sometiendo a sus contendores.

Al Junior, los contrarios lo tienen estudiado y medido. Saben que apretándole en las salidas desde la zona defensiva y cortándole los circuitos en el medio, prácticamente le dejan sin capacidad ofensiva y sometido a voluntad del oponente. El técnico Comesaña, por lo menos, no  parece haber diseñado ningún plan B para superar tal circunstancia, lo cual ha impedido mejores resultados que le pudieran ubicar mejor.

Si bien estamos en apenas un tercio de la competencia, es preciso comenzar a maximizar las alertas frente a rivales que han tomado la delantera y que pudieran comprometer el paso de los “Tiburones” en sus aspiraciones de acercarse definitivamente  a la estrella número diez.  Por haber sido el que más y mejor se reforzó, el equipo barranquillero, debería estar en la delantera y no apretado en lugares intermedios que no se ajustan a su condición.

Por ello, la preocupación del público es apenas la muestra real de lo que debe ser Junior en este torneo, en el que la búsqueda del décimo título deja de ser no solo una aspiración, sino una exigencia total.