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Guasón

Guasón, el filme dirigido por Todd Phillipps, ha despertado comentarios de toda índole en los Estados Unidos y en otros países. Desde ya entró al rango de cinta taquillera, para lo cual le sirve haber ganado el León de Oro de mejor película en el Festival de Cine de Venecia.

El problema del Joker tiene que ver, sobre todo, con el guion, elaborado por Phillips y por Scott Silver. La construcción del personaje principal (protagonizado por Joaquin Phoenix) lleva a los guionistas a explicarlo, es decir, a resaltar las circunstancias que predeterminan el surgimiento de alguien como el Guasón.

Ellos no se quedan en la simple descripción de los rasgos patológicos de Arthur Fleck (El Joker), sino que conectan su personalidad desequilibrada con el mundo enfermo y desequilibrado que le rodea. Este hecho provoca la elaboración de una cinta saturada de violencia.

Pero no se trata solo de la violencia de un asesinato de impacto mediante los disparos de un revólver, sino de aquella que brota del comportamiento de los individuos, del médico que maltrata a su paciente, de la persona negra que no acepta ni entiende a un ser afectado, o la del rico que pordebajea al pobre.

El marco gris de una ciudad Gótica asediada por las basuras y los problemas sociales es el punto de partida inicial para presentar al Guasón. Luego se van colgando los demás asuntos singulares que predeterminan el estallido violento del personaje central, como la burla de un presentador de televisión, el despido del trabajo, etcétera.

Arthur Fleck es un ser estrujado por la enfermedad y por el contexto, por un contexto social enfermizo y enfermante, donde nadie parece tener el impulso de la solidaridad, y donde todos son lobos de todos, sin remedio aparente. La película retrata a una sociedad en descomposición que alimenta el surgimiento de un monstruo.

La violencia y el desorden del Guasón le ha dolido demasiado a algunos y ha sido celebrado por otros. Más allá de las exageraciones propias de una cinta de ficción, nada de lo que ocurre allí está por fuera de lo que puede ocurrir en una sociedad desmadrada por los conflictos y las desigualdades insostenibles.

Y, sobre todo, por fenómenos permitidos por un gobierno y unas élites que creen que solo valen los ricos, y que los asuntos sociales se resuelven solos, son de poca monta o no merecen la atención adecuada del Estado. Esos mismos que ahora lanzan gritos desgarrados por la violencia criminal del Guasón, son los que callan ante la venta desmedida de armas, y ante las secuelas terribles que provoca esa política en los Estados Unidos.

Esas conexiones saltan necesariamente del análisis de la cinta, porque son las situaciones que han polarizado a los espectadores y a los críticos, especialmente en los Estados Unidos. Los guionistas escribieron un libreto para construir un personaje macizo, y para retar a quienes defienden al establecimiento norteamericano, a quienes ocultan o tergiversan los problemas por motivos políticos o ideológicos.

Guasón es un victimario violento y enfermizo, pero gran parte de su inadaptación proviene de ese mundo insolidario, perverso, en que ser malo es lo conveniente, y en que la violencia del enfermo se transforma en venganza que le sirve de justificación al propio personaje y a los espectadores que critican al sistema.

Por lo demás, y como debía ser, la película no asume la perspectiva de Batman, el héroe rico que salva y salva a ciudad Gótica de los malvados (actuando de noche), sino la de un hombre destrozado, un antihéroe en el físico pavimento, en la pobreza más extrema.

Esa explicación del antihéroe no puede verse solo como una justificación, sino como un resultado: una sociedad insolidaria, con un profundo malestar en su cultura, que abandona o estigmatiza a sus enfermos mentales y a sus pobres; un Estado y unas élites a quienes solo les preocupa la ganancia a como dé lugar, sin preocuparse por construir otra cultura y otro tejido social, no pueden esperar sino el surgimiento de monstruos como el Guasón.

Más allá del libreto (quizás recargado de violencia innecesaria y pidiendo a gritos más sutileza cinematográfica para expresar lo mismo), cabe destacar otro hecho: la excelente actuación de Joaquin Phoenix, quien supo construir un Guasón convincente, e hizo un trabajo que le deparará muchos premios en el futuro, empezando por el del reconocimiento del público.

Guasón: una película bien hecha, con una perspectiva que hiere a algunos y complace a otros, es decir, que no deja indiferente a nadie. Ese es uno de sus principales méritos, y lo que ha motivado tanta expectativa, a tal punto de que ya rosa el escándalo. Qué bueno que un personaje del cómic nos ponga a pensar a todos, más allá del cine mismo.