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El séptimo cielo

Hombres y mujeres tienen una pregunta en común: ¿Dónde carajo está el Punto G? Es por eso que hoy hablaré #sinrecato de esta zona erógena bastante estudiada y controversial para la comunidad científica que aún debate si existe o no.

En la mujer se conoce como Punto G, o de  Gräfenberg. Los doctores Sylvain Mimoun y Rica Étienne, en su libro ‘Sexo y Sentimientos’ explican dónde se encuentra: “Las mujeres lo tienen y puede palparse cuando está excitada. Si ella misma, desea encontrarlo, debe ponerse en cuclillas, introducir uno o dos dedos en su vulva, y a unos 4 ó 5 cms hacia el vientre, en ese punto, se encuentra un núcleo fibroso muy inervado”.

El ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, en los años 40 del siglo pasado, fue el primero en hablar de una posible zona erógena en el interior de la vagina de la mujer y en su honor fue bautizado como Punto G. En la década de los 80, del mismo siglo, se hizo un estudio con mujeres en Estados Unidos y Canadá y el 40 por ciento informó haber tenido orgasmos vaginales.

Para algunas mujeres, la estimulación del Punto G resulta mágica y provoca una eyaculación de líquidos vaginales. Pero en otras no ocurre lo mismo, aunque logran sentir placer, no es su punto máximo de excitación.

En el 2008, científicos de la Universidad de L’Aquila, en Italia, analizaron mediante ultrasonidos el interior de la vagina de 20 mujeres: 9 dijeron tener orgasmos vaginales y 11 dijeron que no.

Además se descubrió que las 9 mujeres con experiencia del orgasmo vaginal tenían el tejido entre la vagina y la uretra más gruesa que las 11 mujeres que no habían tenido nunca un orgasmo vaginal.  Igualmente, las de orgasmos vaginales producían sustancias químicas especificas diferentes al resto de mujeres del estudio.

En el hombre se denomina como Punto P y es su glándula prostática. Ella es la responsable de producir la mayoría del semen y es una de las zonas erógenas más sensibles. Está ubicada a unos 7cms dentro del ano, cerca de los genitales.

En el caso de los hombres, el asunto es más profundo, puesto que muchos no se atreven a hablar del tema para no poner en riesgo su masculinidad; incluso, hay resistencia a la técnica de masajearla o solo tocarla y determinar si está sana porque considerarla que afecta la hombría.

La vida en pareja debe ser divertida y fluir en un escenario de confianza y respeto, no solo para sentir placer sino descubrir otras maneras de experimentarlo. En el caso de la mujer, el Punto G puede ser una alternativa efectiva para aquellas que no obtienen orgasmos con facilidad.

La sexóloga española, Luisa Torres, con maestría en ‘Orientación, Terapia Sexual y de Pareja’ en la Fundación Sexológica de Madrid, Sexpo, aconseja como explorar estos. los puntos G y P:

1. Usar lubricante. Para introducir un dedo, o los dedos, en una zona privada se debe ser cuidadoso y usar siempre lubricante.

2. Uñas cuidadas. Si prefieres usar tus dedos en vez de juguetes eróticos, o un vibrador, asegúrate de que tus uñas estén limpias, cortas y completamente lisas.

3. No te asustes. Si es el hombre que quiere experimentar con su Punto P, eso no significa que sea gay. Lo mismo para tu pareja, si cree que es raro, intenta hacerle ver que es totalmente natural y normal querer experimentar con algo explosivo.

5. Los juguetes son bienvenidos. Para dar rienda suelta a la imaginación.

Lo ideal es no obsesionarse con la idea de que solo hay un punto en el que vamos obtener placer sexual, cuando todo el cuerpo es una zona amplia de ello.

Atrévete a hacerle a tu pareja una propuesta #sinrecato para llegar juntos al séptimo cielo.

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