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El 20 de julio no puede ser el Día de la Independencia

A partir del año 1910, se estableció en Colombia una efemérides bajo la suposición de que el 20 de julio de 1810 (es decir, un siglo antes) se había declarado la independencia de nuestro territorio, en la ciudad de Santa Fe de Bogotá. Sin embargo, los documentos históricos no sirven para avalar esa fecha y su significado contemporáneo, pues en aquel día no hubo ninguna declaratoria de independencia.

De hecho, el escrito preparado por la Junta de Gobierno que se creó ese día lleva por título Acta de la Revolución del 20 de julio de 1810 (Véase esa fuente en Biblioteca Virtual, Biblioteca Luis Ángel Arango). Y en ese testimonio histórico no se menciona la palabra independencia, como sí ocurrió en los casos de Cartagena y Mompox un poco después.

De acuerdo con el contenido de ese documento, fue el mismísimo José Acevedo y Gómez quien planteó que el Supremo Gobierno del Reino debía contar con la autoridad del Virrey Antonio Amar y Borbón. De tal manera que el representante del rey en el Nuevo Reino de Granada fue ungido como presidente de la Junta de Gobierno, por petición de alguien convertido por la historiografía tradicional en una especie de tribuno del pueblo, y quien, supuestamente, lanzara el grito de independencia.

En el Acta del 20 de julio de 1810 no consta ningún grito de independencia absoluta, pero si se expresa varias veces la fidelidad al rey Fernando VII o, en su defecto (y por ausencia momentánea del monarca), la sujeción del nuevo gobierno a la Junta de Regencia, que gobernaba a nombre del rey.

Es decir, la Junta de Santa Fe se definió por la línea de la mayor autonomía relativa, pero manteniendo inalterada la dependencia de la metrópoli. Lo ocurrido allí fue muy distinto a lo que sucedió en otros territorios que plantearon de inmediato la independencia absoluta, como lo hizo Mompox (6 de agosto de 1810) o Cartagena (Acta del 11 de noviembre de 1811).

Cabe aquí anotar que en el año 1808 España perdió su soberanía a manos de los franceses, lo cual creó una situación de mucha incertidumbre tanto en la península como en los territorios americanos. El rey fue puesto bajo custodia por Napoleón y su ausencia fue llenada por una Junta de Regencia, que lideró la resistencia a la invasión francesa e intentó gobernar desde la clandestinidad.

Los españoles desarrollaron una lucha de liberación nacional contra Francia, y en España aparecieron juntas que coordinaban la batalla contra el invasor. En América se produjo un vacío de poder ante la crisis de la monarquía, y en ese contexto surgieron juntas de gobierno que entremezclaron todos los intereses posibles, dadas las características de la coyuntura histórica y los apetitos de los criollos y de las potencias que se enfrentaban a España.

La historia de las juntas de gobierno en la Nueva Granada (y en otros territorios americanos) permite constatar que en ellas había simpatizantes de la corona española, gente que le coqueteaba a los ingleses, partidarios abiertos o soterrados de Napoleón, y autonomistas e independentistas.

Los independentistas dominaron en algunas juntas, y por eso estas declararon la independencia absoluta desde muy temprano, como sucedió con la Presidencia de Quito y con las ya mencionadas de Mompox y Cartagena.

Pero ese no fue el caso de la Junta de Santa Fe de Bogotá, que no adoptó la línea de la independencia absoluta sino la de la autonomía. La idea de la autonomía implicaba la ejecución de reformas y mayores beneficios para los americanos, pero sin romper con la corona o con la Junta de Regencia.

Esto fue lo que ocurrió el 20 de julio de 1810. La Junta de Santa Fe no declaró la independencia absoluta con respecto a España sino que mantuvo la fidelidad al rey y a la Junta de Regencia. Por esta razón, varios funcionarios coloniales hicieron parte de la Junta, empezando por el Virrey Antonio Amar y Borbón.

Para entender por qué las cosas ocurrieron así hay que ubicarse en la coyuntura histórica internacional de aquellos tiempos. La mayor simpatía de los criollos por el gobierno español estaba enraizada en los lazos que los unían a España, y al terror que les inspiraban los franceses, así como a la incertidumbre que acompañaba (en un principio) a la influencia inglesa. Pero tal simpatía fue decayendo con la radicalización del criollaje, como ocurrió posteriormente.

El tema en discusión aquí es si el 20 de julio de 1810 hubo independencia absoluta planteada por la Junta de Gobierno de Santa Fe de Bogotá. La documentación histórica disponible permite asegurar que en ese día, año y lugar triunfaron las ideas autonomistas, mediante las cuales se mantenían los lazos políticos con la monarquía, aunque bajo otras condiciones.

Como en esa fecha no hubo declaratoria de independencia es inadecuado utilizarla para construir una efeméride como la que nos concita cada año desde 1910. El 20 de julio de 1810 no puede ser el día de la independencia por las razones ya expuestas, y porque nuestra independencia fue un proceso complejo que ocurrió en diversos lugares y en el curso de varios años.

Cabe recordar que bajo la llamada primera república (que algunos historiadores califican inadecuadamente como Patria Boba) hubo varias declaratorias de independencia, siendo la primera la de Mompox, si dejamos de lado la de Quito (10 de agosto de 1809), cuyo territorio estuvo bajo la jurisdicción del Virreinato de la Nueva Granada.

Pero todas esas provincias o territorios independientes tuvieron una corta vida, pues a partir del año 1815 sobrevino la reconquista española, que barrió con todos esos micro-poderes. El triunfo definitivo de los patriotas criollos advino en la Nueva Granada con una serie de éxitos militares, entre los cuales hubo uno muy decisivo: el del 7 de agosto de 1819, que liberó la zona central del Virreinato.

Dadas esas circunstancias históricas, resulta muy difícil definir un día, un año y un lugar como el de la independencia, porque esta fue un complejo proceso que abarcó un período que va de 1809 hasta después de 1820. En ese lapso hubo un período anárquico que podría llamarse el de las primeras repúblicas, al cual le siguió la reconquista española, desde 1815. Después de 1819 sí se dan victorias definitivas que garantizan la independencia total con respecto a España.

¿Por qué se definió el 20 de julio de 1810 como el día de la independencia nacional? La hipótesis que salta a la vista es la de que faltó rigor histórico para definir la efemérides; eso podría estar vinculado al poco desarrollo de la disciplina histórica en aquellos tiempos.

Y la segunda hipótesis a tener en cuenta tiene algo que ver con el predominio político de las élites bogotanas. Se definió a Bogotá como el epicentro de la independencia nacional y se elaboró la celebración teniendo en cuenta su peso político y su historia como capital del Virreinato y de la república.

Si se parte de la tesis de los primeros gritos de independencia en nuestro país para definir la fecha, lo más lógico hubiera sido escoger a Mompox o a Cartagena. Al seleccionar a Bogotá, se dejan a un lado las evidencias históricas, y se construye un mito iluminado por la falsedad.

¿Será posible cambiar algún día esta efeméride que, con todos sus errores, ha penetrado hondamente en la memoria colectiva de los colombianos?