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¿De qué me disfrazaré?

La actualidad local, regional, nacional y hasta internacional encienden la chispa de los hacedores del Carnaval de Barranquilla y de los, por qué no, improvisados asistentes a los multitudinarios desfiles, esos que se atreven a lucir un disfraz improvisado pero que instantáneamente nos evoca una estampa de nuestra realidad.

Temas de la realidad que parecen sacados de la fantasía. Hechos, personajes, sucesos que han sido el día a día de la actualidad y que por uno u otro motivo, están presentes en los referentes de la memoria de los ciudadanos.

En medio del inminente goce carnavalero, lanzo desde mi columna, algunas propuestas de disfraz para que usted, señor lector, si aún no ha decidido de qué disfrazarse pueda adherirse a una de estas doce propuestas:

1 Disfraz de “El engañado”. Este tiene una gran ventaja para usted amigo lector: prácticamente no tiene que invertir un peso. El único requisito es que usted haya votado por Duque confiado en sus maravillosas propuestas que hizo como candidato. Debe desfilar tal cual es, solo con artesanal cartelito en el que no se gastará más de dos mil pesos, que diga “Yo también voté por Duque”. Su cara de decepción, hará el resto.

2 Disfraz de “Electricaribe”. Aquí solo tiene que hacer un homenaje a la oscuridad. Vístase absolutamente de negro y lleve una velita en la mano. La vela representa todos los rezos a la Virgen para que la luz no se vaya justo en un partido del Junior o en plena tarde calurosa barranquillera y, también, la vela es el recurso del que tenemos que echar mano para espantar la oscuridad a la que esta empresa nos tiene acostumbrados.

3 Disfraz de rector Universitario. Aquí usted tiene la ventaja de escoger: puede ataviarse de manera elegante, que represente a uno de esos puppis que estudiaron así sea un cursito de verano en Harvard, y lleve dos enormes bolsas negras agarradas una en cada mano y que en ellas se note que desbordan billetes de alta numeración. Igual, también puede optar por hacerse a una camiseta a rayas, como la que usan los presos. La tercera opción también es llamativa: puede desfilar semidesnudo tomándose unas selfies con pose de amante veterano a la espera de su “víctima”.

4 Disfraz de troglodita analfabeto. Este en particular sé que será muy utilizado en los días de Carnaval. Uno de los requisitos es que debe estar pasadito de peso, tener abundante cabellera, poseer cara de estúpido (y además serlo), llamarse Nicolás y exhibir un cartel donde asegure que usted tiene “millones y millonas” y que donará “libros y libras”.

5 Disfraz de Alcalde muy popular. Seguramente este le va a encantar, pues no tiene que gastar casi ni un peso. Usted vaya a su clóset, revise cuidadosamente la ropa que tiene guardada en él y saque de allí lo siguiente: el jean más viejo y agujereado que tenga; una camiseta con cuello que le quede bastante justa; una gorra que haya pertenecido a su padre o a su abuelo, pero que se note que está muy usada y, lo principal, una bandera de Junior en una mano y un afiche de La Troja en el otro. Con eso, bastará.

6 Disfraz de traficante. Muy de moda por estos días. Usted lo único que debe hacer para causar el impacto esperado con este disfraz, es vestirse humildemente, y llevar empujado un carrito donde exhiba, por lo menos, unas cincuenta empanadas. Debe tener cuidado, porque la gracia, así sea en pleno desfile de sábado de carnaval, puede salirle muy cara ya que podrían acusarlo de “concierto para delinquir”.

7 Disfraz de Hidroituango. Un disfraz muy impactante, sin duda. Podría herir susceptibilidades, sobre todo a los menores de edad. Usted, y ojalá una acompañante femenina que puede ser su hermana, su novia, su esposa o su amante de ocasión, se disfracen de “Sireno” y “Sirena” pero ambos deben parecer tipo “zombis”, es decir, dejar en claro que son peces muertos que caminan.

8 Disfraz de “Presidente Eterno”. Aquí va a tener que recurrir a varias cosas. Primero, trate de representar profundamente a un paisa culebrero. Exhiba una sonrisa venenosa, de esas que no se las cree nadie. En una mano sostenga un cartel que diga “Le voy a dar en la jeta marica”, y en la otra, vaya haciendo girar sobre su mano, como un inofensivo juguete de infante, una lustrosa motosierra. Puede venir con un calzoncillo por fuera que muestre bien claro sus “tres guevitos”.

9 Disfraz de “Proceso de paz”. Desempolve aquel viejo disfraz que ya usted había guardado en el baúl de los recuerdos, ese con que solía desfilar años atrás. Ese mismo que encarna un esqueleto. Un requisito para generar veracidad es que usted esté verdaderamente flaco. No me imagino al periodista José Granados, enfundado en uno así. Debe parecer un esqueleto triste y resignado que lleve un cartel que diga “…Aquí, esperando aún la paz prometida”.

10 Disfraz de policía infractor. Este es muy sencillo. Debe tener un atuendo que asemeje el uniforme de los agentes de la ley, con su gorra incluida, su bolillo agarrado de la mano izquierda y, en la derecha, debe estar exhibiendo una aún humeante empanada a la que debería estar devorando a mordiscos.

11 Disfraz de “mamerto”. Compre una buena dosis de gomina. Mójese el cabello y déjese un copete ridículo que sirva de “muralla” a la incipiente calvicie que ya se le asoma. Desempolve las gafas que heredó de su abuelo y úselas en la punta de la nariz. Refiérase al Carnaval como “El carnavallll  Humano” (es indispensable que marque exageradamente las consonantes finales) y no se le olvide, ojo ¡no se le olvide! Rener un megáfono en el que hable de usted mismo en tercera persona.

12 Disfraz de Primera Dama. Antes de ponerse el atuendo usted tiene que ir a Youtube y buscar en esa herramienta web capítulos viejos de “Caballeros del Zodíaco” y  “Mazinger”. Ponga en pausa la imagen y tómele fotos a los más horrorosos trajes “futuristas” para que no se le escape cualquier detalle. Después, recurra a los buscadores para que recree el vestido con el que  María Juliana asistió con Duque a la reunión con el conocido Donald. No sea tímido en la réplica. Solo necesitará tres pliegos de fomi de un color indeterminado y la ayuda de su hija de once años para que haga el molde del atuendo. Si quiere ser más realista, es decir, si quiere que el vestido en realidad  sea relacionado con la primera dama, puede llamar directamente a los diseñadores Francisco Leal y Karen Daccarett. ¡Les juro que quedará de infarto! Más horrendo, imposible.

Así que amigo lector, si aún no había decidido con qué desfilará durante estos carnavales, es mi deseo que estas propuestas hayan sido de su agrado.