“Ni perdón ni olvido: 7 años después de muerte de 4 estudiantes de Uniatlántico”
Sus compañeros recuerdan esta tragedia el 24 de octubre de 2006, tras la explosión de un artefacto en la gradería de la cancha de softbol de ese centro de educación superior.
Sus compañeros recuerdan esta tragedia el 24 de octubre de 2006, tras la explosión de un artefacto en la gradería de la cancha de softbol de ese centro de educación superior.
“24 de octubre, ni perdón ni olvido”.
Es la leyenda que estudiantes de la Universidad del Atlántico llevan en sus camisetas recordando el 24 de octubre de 2006, hace exactamente siete años, cuando murieron cuatro jóvenes y otros cuatro resultaron gravemente heridos tras una explosión en la gradería de la cancha de fútbol de la alma máter.
Fue hacia las 2 y 10 de la tarde, cuando según informaron en ese momento las autoridades “detonaron unos 20 kilos de pólvora negra”.
Tras la explosión murieron Darwin Adrián Peñaranda Badillo, de 23 años de edad, estudiante de ciencias sociales; Yuri Martínez García, de 26 años, también de ciencias sociales; José Saballet, de biología y Dreiver Jader Melo Ferro, de 22 años, estudiante de tercer año de derecho. Este último fue el único que murió en el acto.
En el proceso judicial se juzgó a los cuatro jóvenes estudiantes de la Uniatlántico que resultaron heridos. De los centros asistenciales en donde estuvieron recluidos fueron trasladados a la cárcel, y un año y nueve meses más tarde, declarados inocentes.
El 28 de julio de 2008, veintiún meses después de ser capturados, recobraron la libertad por orden del juez único penal especializado del circuito. Resultaron beneficiados con la decisión los estudiantes Osman Bernier Rodríguez, de 25 años de edad, estudiante de derecho; Fariel Arias Tolosa, de licenciatura en ciencias sociales; Roberto Petro de 28 años, estudiante de filosofía y Darwin Castro, también de ciencias sociales, a quienes se les juzgó como “presuntos responsables”.
Según el juez “no se comprobó que los cuatro estudiantes hubieran estado en el lugar de los hechos manipulando explosivos” o elaborando ‘papas explosivas’.
La investigación determinó que realmente, “lo que produjo la explosión fue un químico llamado tetranitrato de pentaeritrita, conocido como C4”. Por ello se señala por parte de los estudiantes la responsabilidad de agentes del Estado.
Hoy dirigentes estudiantiles advierten que “nunca se investigó la denuncia que hicieron oportunamente sobre una presunta infiltración de esos agentes del Estado quienes habrían activado a control remoto el explosivo que causó la muerte a los estudiantes universitarios”.
Para este jueves, los estamentos universitarios programaron una eucaristía con la asistencia de los familiares de los cuatro estudiantes muertos.
Ana María Díaz Tejera, estudiante de ciencias jurídicas y delegada para la defensa de los derechos humanos en la Universidad, afirmó que se trata de una jornada para “recordar a los estudiantes asesinados, muertes absurdas y cruel en la cancha de softbol”.
Los estudiantes reclaman la responsabilidad del Estado. Señalan que fue una represalia pues los jóvenes muertos preparaban una protesta de rechazo a la rectora Ana Sofía Mesa, hace siete años, “exigiendo su renuncia!”. Hoy, la rectora se aferra al cargo y después de que Colpensiones profiriera una resolución ordenando que se le vincule a la nómina de pensionados, la señora Mesa apeló y deberá permanecer hasta que la entidad estatal resuelva esa apelación.
Fotos cortesía Diario La Libertad y José Llanos