El menor fue identificado como Mohamed Riad. Grabó un video en el que aparece sujetando un cuchillo y amenazando: "os voy a degollar con este cuchillo y voy a cortar vuestros cuellos con hachas".
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Agencia Amaq

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Presunta venganza islamista en el ataque de menor afgano en tren alemán

El menor colgó en las redes sociales un mensaje "algo críptico", que indicaría una muy rápida radicalización.

El refugiado afgano de 17 años que atacó anoche a los viajeros de un tren regional alemán e hirió con un hacha y un cuchillo a cinco personas actuó con una motivación "política", según la fiscalía, y dejó testimonio escrito de su intención de "vengarse de los infieles".

"Y ahora reza por mí, para que pueda vengarme de estos infieles y vaya al cielo", escribió en una presunta carta de despedida a su padre encontrada en la habitación de la casa donde vivía, con una familia de acogida, en la pequeña localidad de Ochsenfurt.

En rueda de prensa, el fiscal de Bamberg, Erik Ohlenschlager, que ha asumido la investigación de los hechos, relacionó el ataque con la muerte de un amigo del menor en Afganistán el pasado sábado.

El joven, que fue abatido por la policía en su huida, subió al tren "con la decisión de matar a pasajeros totalmente desconocidos" para vengarse por lo que los infieles hicieron a sus "hermanos musulmanes", resumió Ohlenschlager, quien recalcó que el ataque fue dirigido con "clara intencionalidad de matar".

Las fuerzas de seguridad están analizando el contenido de un vídeo con amenazas, difundido por la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas del Estado Islámico, en el que aparentemente se ve a ese joven proclamando ser un "soldado del califato".

En la cinta de Amaq -que había asegurado que el EI reivindicaba el ataque como propio- el menor es identificado como Mohamed Riad y aparece sujetando un cuchillo y amenazando: "os voy a degollar con este cuchillo y voy a cortar vuestros cuellos con hachas".

Según el fiscal, no hay ningún indicio que apunte a que el chico era radical antes de llegar a Alemania, donde no tiene antecedentes, o que prueben conexiones con el EI, aunque simpatizara con el grupo.

Era un musulmán creyente, aunque no especialmente practicante, pero su comportamiento cambió el sábado, tras recibir la noticia de la muerte de un buen amigo, según relató a su familia de acogida.

Colgó entonces en las redes sociales un mensaje "algo críptico", que indicaría una muy rápida radicalización.

En su habitación se encontró un cuaderno con un dibujo pintado a mano del símbolo del EI así como la carta de despedida a su padre.

El joven llegó a Alemania en junio de 2015 sin sus padres como solicitante de asilo y vivía desde hace dos semanas con la familia de acogida, tras pasar una temporada en un centro para menores no acompañados en la región de Würzburg.

Anoche tomó el tren de Ochsenfurt a Würzburg y por sorpresa se lanzó sobre los pasajeros al grito de "Allahu akbar", ("Alá es grande"), frase que se escuchó "con toda claridad" en el móvil de una de las pasajeras que llamó a la policía y que, para el fiscal, es una "prueba objetiva" de la motivación política.

Cuatro turistas de Hong Kong resultaron heridos y uno de ellos se debate todavía entre la vida y la muerte.

Tras activar el freno de emergencia uno de los pasajeros del vagón, el agresor abandonó el tren y en su huida asestó dos hachazos en la cabeza a una mujer que paseaba con un perro en las cercanías del lugar y cuya vida también corre peligro.

Un comando de las fuerzas especiales de la policía que se encontraba en la zona se desplegó para intentar atraparle y cuando el joven se enfrentó a los agentes con el hacha dos policías dispararon al menos cuatro tiros y lo mataron.

En rueda de prensa el ministro de Interior de Baviera, Joachim Herrmann, aseguró que las personas más cercanas al joven ven "totalmente incomprensible" la agresión protagonizada por el menor, al que califican de creyente, pero "en ningún caso como "fanático".

Sin querer comparar el ataque con el atentado de Niza, dada la dimensión de este último, Herrmann señaló que ambos demuestran la imposibilidad de garantizar al cien por cien la seguridad y pidió a los ciudadanos que alerten a la policía ante cualquier sospecha.

"Básicamente tenemos que asumir que, en principio, cualquier día, en cualquier lugar y más o menos en todo el mundo se pueden cometer este tipo de hechos", manifestó.

Se estima que en Alemania entraron el año pasado 60.000 menores no acompañados entre el 1,1 millones de peticionarios de asilo que recibió el país en 2015.

Se trata de casos delicados, tanto por los traumas que arrastran de lo que dejaron atrás, en sus países, como de la larga travesía hasta alcanzar Europa y de las dificultades que pueden encontrar, hasta que se regulariza su situación como refugiados. 

EFE
 

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