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Papa pide a sacerdotes ser misericordiosos y recuerda al "cura Brochero"

“Nuestro pueblo perdona a los curas muchos defectos, salvo el de estar apegados al dinero", dijo Bergoglio.

El papa Francisco pidió hoy a los sacerdotes que sean misericordiosos con los demás y que no se dejen seducir por el dinero, según dijo el pontífice durante una jornada de meditación en Roma, donde recordó al argentino José Gabriel Brochero, conocido popularmente como el "cura Brochero".

"Nuestro pueblo valora esto: al cura que cuida a los más pobres, a los enfermos, que perdona a los pecadores, que enseña y corrige con paciencia. Nuestro pueblo perdona a los curas muchos defectos, salvo el de estar apegados al dinero", dijo Bergoglio.

El papa Francisco celebró una jornada de meditación en las tres basílicas mayores de Roma.

Comenzó la primera meditación en la Basílica de San Juan de Letrán, continuó en la de Santa María Mayor y concluyó en la de San Pablo Extramuros, un recorrido que estuvo enmarcado en el Jubileo de los sacerdotes, dentro del Año Santo Extraordinario de la Misericordia, que se celebra hasta el próximo noviembre.

En la segunda y tercera meditación, Jorge Bergoglio hizo mención al "cura Brochero", el beato argentino que será canonizado el 16 de octubre en el Vaticano, un sacerdote del que el papa Francisco dijo que "se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios".

"El cura Brochero, que este año si Dios quiere será canonizado, decía: 'El sacerdote que no tiene mucha lástima de los pecadores es medio sacerdote. Estos trapos benditos que llevo encima no son los que me hacen sacerdote; si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego'", sostuvo.

El pontífice argentino realizó su primera parada en la Basílica de San Juan de Letrán, donde ante religiosos y sacerdotes señaló que "la misericordia es tanto el fruto de una 'alianza' como 'acto' gratuito de benignidad y bondad que brota de nuestra psicología más profunda y se traduce en una obra externa".

Francisco se refirió a la importancia de mostrar misericordia con el "que sufre, conmoverse ante el necesitado, indignarse, que se revuelvan las tripas ante una injusticia patente y ponerse inmediatamente a hacer algo concreto, con respeto y ternura, para remediar la situación".

"Hay que misericordiar para ser misericordiados", subrayó en diversas ocasiones, al tiempo que reiteró que "si nuestras estructuras no se viven ni se utilizan para recibir mejor la misericordia de Dios y para ser más misericordiosos para con los demás, se pueden convertir en algo muy extraño y contraproducente".

Insistió en que sin misericordia se corre el riesgo de creerse "justos como los fariseos" o de alejarse "como los que no se sienten dignos", dos situaciones en las que se acaba "endureciendo el corazón".

Durante sus meditaciones, pidió reflexionar sobre el hecho de que al mostrar misericordia "uno comprende, por ejemplo, que el otro está en una situación desesperada, límite" o "que el otro es un par, que él mismo podría estar en su lugar".

"La misericordia excede la justicia y lo hace saber y lo hace sentir", apuntó.

Y expuso que la misericordia "no pinta desde fuera una cara de buenos", sino que con las "miserias y pecados" de cada uno "teje de tal manera" que el alma humana "se renueva recuperando su verdadera imagen, la de Jesús".

 

EFE

 

 

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