Javier Tuirán contó como vivió el sismo en México.
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EFE y archivo particular.

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“No se pudo dormir por el temor de réplicas”: otro barranquillero en Ciudad de México

El joven aseguró que el terremoto duró aproximadamente un minuto y medio.

Tras el devastador terremoto del martes en México, se siguen conociendo testimonios de barranquilleros que vivieron en carne propia el temblor de 7.1 en la escala de Richter.

Javier Tuirán tiene cerca de dos años y medio de estar residiendo en la Ciudad de México, donde labora en la oficina de comunicaciones y relaciones públicas de una reconocida empresa de fabricación de luminarias. El barranquillero habló con Zona Cero y precisó que la noche anterior no pudo dormir por el temor que se presentara una réplica.

“Andaba con un ojo abierto y el otro cerrado para estar pendiente de los reportes de las autoridades, ya que normalmente después de un fuerte sismo hay una réplica que incluso puede llegar a ocurrir 24 horas después de ocurrir el terremoto”, comentó

Al momento del fenómeno natural él se encontraba en su oficina. No hubo advertencia, nadie pudo prever que lo peor estaba por empezar.

“Me encontraba justamente en la oficina, en un piso quinto. Durante el temblor todo fue muy complicado porque en el Estado de México, que es la zona metropolitana del D.F., no contamos con alarma sísmica. Todo el área de la ciudad sí cuenta con este sistema, el cual te avisa 60 segundos antes que comience realmente a temblar y en este caso como me encontraba en la oficina, a las afuera de la ciudad,  no contábamos con este sistema de advertencia. Ya nos dimos cuenta de la emergencia es cuando empezó a temblar”, recordó.

Destacó que los mexicanos están bien entrenados para este tipo de emergencias, teniendo en cuenta que México es uno de los países en el mundo donde mayor se presentan grandes movimientos sísmicos.

“La recomendación normalmente en México es que cuando estás en un piso muy alto es que no bajes porque puede ser más peligroso. La gente está muy bien entrenada y hay brigadistas dentro de cada una de las compañías o edificios. En este caso tuvimos que esperar durante todo el temblor en los pasillos de las oficinas y ya cuando concluyó el terremoto pudimos bajar por las escaleras. Pudimos ver muchas grietas en las paredes, varios daños estructurales, pero afortunadamente no se bloquearon las salidas y logramos bajar a las zonas seguras”, dijo.

Aunque había preparación, el pánico no dejó de verse en algunas personas. Aseguró que estando dentro el edificio el movimiento fue muy fuerte.

El terremoto dejó una estela de destrucción.

“Lo que pasaba por mi cabeza en ese momento era cuánto tiempo iba a aguantar el edificio. El movimiento fue muy fuerte. Comenzó siendo vertical y luego cambió a un movimiento horizontal. Quería que se acabara el temblor. Después de esto pensé en mi familia. Cuando logramos salir del edificio había muchas mujeres llorando y gritando”, recordó.

Muchas zonas de la Ciudad de México quedaron sin fluido eléctrico y aún continúa las labores de rescate, ya que muchos edificios colapsaron con personas adentro. Hasta el momento se calcula más de 250 víctimas mortales.

Aunque la tragedia es grande, la ciudad busca salir adelante y empezar a reconstruir lo devastado.